—solo es una descompensación —Layla quien habia despertado solo miraba a su hija a su lado en la cama con los ojos rojos de tanto llorar y Tabitha en los brazos de Stefan.
—solo necesita ir cambiando la alimentación y las medicinas —le recordó la doctora.
—muchas gracias —la mujer salio dejando a los hombres y las niñas solas en la habitación.
—mami… —Layla sonrio limpiándole las lagrimas a la pequeña.
—shh… tranquila cariño, estoy bien —la niña dejo su cabeza en el pecho de su madre abrazándola con fuerza, Layla solo le acaricio los cabellos con cuidado, al meno habia recuperado el calor en su cuerpo y su estomago no dolia.
—¿es por el bebé? —Layla no dijo nada.
—lila tiene que alimentarse mejor, eso es todo, nada de comer porquerías en la madrugada —Layla asintió intentando no reírse, solia escaparse a comer de noche cuando sentia que sus jugos gástricos se comerían su estomago.
Al llegar a la casa incluso Davida la ayudo a comer, esperando pasientemente que su madre terminara de comerse todo lo del plato, por mas que Layla le dijo que fuera a jugar la pequeña se quedo allí, incluso Kay se quedo allí con la cabeza sobre las sabanas.
Con el paso de los meses los síntomas se fueron y ganar peso fue lo que hacia a Layla llorar y Claus detrás de ella consolándola y diciendo palabras de amor que endulzaban a Layla durante un momento.
—28 semanas y parece que votare a un gigante de aquí —bromeo Layla mirándose al espejo, días como eso admiraba y tenia miedo en mismas cantidades, a pesar de su estatura Claus seguía siendo demasiado alto y el bebé aun no se dejaba ver completamente.
Layla sentia una licuadora en su máximo cada vez que comia, a pesar de que las nauseas se habían ido, de vez en cuando vomitaba del solo asco por las movidas del bebé.
—mami! —Davida la abrazo sin pensárselo mucho dejando su oreja pegada a la barriga. —Hola hermanito! —se rio escuchando los sonidos que la barriga de su madre hacia algunos ruidos y movimientos.
—hola amor ¿terminaron tus clases? —la pequeña asintió dejando un beso en la barriga desnuda de su madre.
—¿si puedo ir a contigo? —Layla asintió y la pequeña dio saltitos emocionada.
—ahora, ayúdame a vestirme —la pequeña asintió viendo a su madre sentarse en la cama y colocarse el vestido ancho mientras Davida la ayudaba a colocarse las sandalias.
—oye… te adelantaste! —Tabitha llego con Kay siguiéndola, ambos entraron y Tabitha se miraba molesta, Layla intento no reírse, pues la pequeña tenia infladas de la molestia.
—tranquila Tabi, aun falta que me peinen el cabello —la niña subio rápido en la cama tomando el cepillo soltando la horquilla que Layla tenia en su cabello castaño.
Comenzó a pasar el cepillo lentamente por el cabello largo y castaño de Layla.
—Tia, lo tienes muy, muuuy largo —Tabitha se agachaba con el cepillo hasta la cama.
—si… tal vez vayamos de una sola vez a la peluquería —le toco el cabello a Davida quien tambien lo tenia demasiado largo, lo haría ella misma, pero temia hacerlo, el cabello se le veía muy bonito al igual que Tabitha con su cabello rojizo natural.
—sii!! —las niñas se emocionaron y luego de terminar de ayudar a Layla salieron esperando en el auto.
El camino a la consulta fue rápido, la mujer los estaba esperando y las niñas solo se quedaron de pie cerca de la pantalla en blanco y negro mirando, esperando ver el rostro de su hermano.
—vaya… —murmuro sorprendida la doctora.
—¿Por qué su cara se ve asi? —pregunto Davida señalando la pantalla.
Claus y Layla miraron atentos sin saber como tomarse eso, solo apretó la mano de Layla dejando un beso sobre ella.
—eso pequeña, es porque son dos… tendrán gemelos —Layla queria llorar, le dio un manotazo a Claus quien no sabia como tomarse ese regaño silencioso.
—¿Cómo… como es que… —Layla no sabia como preguntarlo.
—bueno, este pequeñin esta casi como cubriendo al otro, además que es mas pequeño —la mujer siguió moviendo el aparato en la barriga de Layla para luego tomar las fotos. —aquí… podemos ver… que uno… es un niño —
—un niño! Mami! Tendre un hermanito! —grito con emoción Davida, pero Tabitha no aparto la vista de la maquina sin entender bien como esos dibujos podían ser un bebé.
—¿y el otro? —pregunto la pequeña de cabellos rojos.
—bueno… veamos si se deja ver —Layla muerta de miedo no solto la mano de Claus. —vaya… serán dos niños —los gritos de felicidad de las niñas solo llenaron su inquieto corazón de felicidad.
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Editado: 20.08.2024