—eres el único con demasiado tiempo libre —le recordó Layla al hombre que espera pacientemente a que a ella le terminaran de secarle el cabello, las niñas estaban a los lados mientras tambien les hacían un corte de cabello, dejándolo por debajo de los hombros, a ambas le cortaron el fleco manteniendo una gran sonrisa al ver sus nuevos peinados.
—mami, no compraremos los vestidos. —pregunto Davida sin moverse como le indicaba la estilista.
—no amor, la ceremonia no se celebrará hasta después que tus hermanitos hayan nacido —las pequeñas soltaron un gemido de disgusto.
—pero podemos ir por vestidos, conozco a Claus no se esperará hasta después que nazcan los bebés —se quejo Gabrielle mirando ojeando una revista.
Ninguna mujer llamo su atención en aquel lugar, pero todas las miradas habían caído en él, las niñas y Layla.
Sorprendiéndose que la llamaran mamá.
Solo Davida quien tenia mas rasgos de ella, podía decirse que era su hija, pero la pequeña de cabellos rojos y pecas salpicadas en la cara no combinaba ni siquiera con el hombre apuesto que las acompañaban, las mujeres se quedaron tranquilas cuando escucharon a las pequeñas llamarlo tio.
—si, mami, di que si —Layla suspiro viendo como la mujer habia terminado de cortar solo a la mirad de su espalda el cabello en ligeras capas solo para darle volumen al cabello castaño oscuro.
—esta bien, veremos algunos vestidos —las niñas celebraron lo mas tranquilas que podían hasta que salieron del lugar.
Layla vestia un overol de tela suave y una camisa mangas cortas, no parcia una mujer con clase para el resto de las personas que la miraban y solo murmuraban en silencio cuando ella pasaba con su gran barriga, Gabrielle se mostro protector preguntándole cada cinco minutos si estaba bien, lo cual la harto hasta el punto que tuvieron que parar por helado.
Las niñas solo tomaron el celular de Layla para tomarse fotos.
—nos tomaremos muchas fotos con los vestidos nuevos —afirmo Davida tomándose selfies con Tabitha a su lado.
—yo tambien les tomare muchas fotos, siento que no les hara justicia tener pocos —Layla se rio entre dientes tocando su barriga.
—oh! Están pateando —se rio acariciando en círculos la zona donde pateaba uno de los bebés.
—¿puedo? —pregunto con la mano extendida a lo que Layla la tomo colocándola sobre su barriga, la expresión de sorpresa y horror de Gabrielle la hizo reir.
—¿estas bien con ello? —Layla asintió feliz.
—antes parecían unas licuadoras, ahora… están pateando para salir —ambos se rieron.
No sentia confianza con que muchas manos tocaran su barriga y solo esta trinidad los dejaría hacerlo, sentia que era demasiado personal.
Cuando tuvo a Davida no dejaba ni que Stefan la tocara y cuando nacio sus ojos llenos de temor por lo que le fuera a pasar a Davida permaneció allí quitándole el sueño, no ra hasta que se quedaba dormida que despertaba de golpe descubriendo a Claus arrullar y darle del viveron a Davida, incluso con ayuda de una enfermera que no dejaba de mirar los musculos de Claus, pero él jamas se inmuto ante los comentarios de las enfermeras, haciendo parecer a Layla como suya a pesar de que ella no decía ni una palabra.
Davida era su mundo y mataria por ella.
El secuestro solo asentuo su protección con ella aun sabiendo que no habia nadie que le pudiera hacer daño, pero saber que la pequeña estuvo a punto de pasar por algo que marcaria su vida de por vida como lo hizo con ella fue el ultimo golpe.
A pesar de las terapias sabia que Davida habia echo lo mismo que ella cuando tenia su edad, bloqueo esos recuerdos horribles y no pensaba en ellos, seguía adelante como ella lo hizo.
Saberse de esas cosas solo oscurecían su pecho, hasta que las patadas de los gemelos la traían a la realidad, tenia mas personas que proteger, pero tambien no estaría sola en ello y sabia que Claus nunca menospreciaría a Davida y mucho menos ahora a Tabitha.
—¿ya eligieron nombres? Porque siento que mi nombre no estará en ellos —Layla se rio y negó.
—bueno… es que Matthew Gabrielle suene bien? —el hombre se lo pensó acariciando la barriga.
—si, suena muy bien —Layla negó varias veces, habían hablado de esto con Claus, Stefan y Gabrielle eran los otros dos pilares que la mantenían en pie y confianza, aunque solo fuera desde lejos. —son dos ¿verdad? ¿y el otro niño? —Layla lo pensó un momento antes de decirlo sin tener que soltar una lagrima.
—Nikalus —dijo y pensó en Stefan como el segundo nombre, tampoco estaba mal, pero no lo diría tan fuerte aún.
La expresión seria de Gabrielle le dijo que algo iba mal.
—¿pasa algo? —el hombre negó. —Claus fue quien lo sugirió —los ojos azules de Gabrielle casi se salían de sus cuencas.
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Editado: 20.08.2024