No te esperaba

Capitulo 212

—¿Qué? —dijo a la defensiva Gabrielle sabiendo lo que se venia.

—lo esperaba de Stefan, no de ti —Gabrielle lo miro confundido.

—¿en serio? ¿Niklaus? —Claus fruncio el ceño. —te vi sentir enfado por el hombre, se quedo con tu chica.

—no lo entiendes —se alejo caminando como un león enjaulado, frotándose las palmas en la cara.

—¿Qué no entiendo? —Gabrielle se cruzo de brazos sentándose en la silla.

—yo le falle, no fui lo suficientemente considerado con ella —Gabrielle levanto una ceja con incredulidad.

—eso no es nuevo, eres el puto Claus Makris, el Hades al que todo Italia le tenia miedo —Gabrielle lo miraba con incredulidad. —no me digas… dejaste todo eso por ella y —Claus no lo soporto y tomo a Gabrielle del cuello pegándolo contra el árbol.

La noche fuera de la casa era tranquila, serena a pesar del escandalo que Davida y Tabitha estaban haciendo adentro de la casa.

—Gabrielle… creo que entiendes lo que es… —con dientes apretados miraba los ojos azules asustarse —sentirte desorientado todo el dia, dormir en una cama tan grande que sientas el vacio y el frio a tu alrededor carcomiedote desde adentro —la mandibula tensa y la mano de su amigo rodeando su muñeca le hizo saber que no estaba jugando.

Claus lo solto escuchándolo jadear y toser.

Durante los últimos cinco años se habia convertido en un hombre solitario, sus enemigos querían acabar con él, pero hizo lo que mejor supo hacer, una tregua con sangre de por medio, las personas no les quedo mas remedio que verlo convertirse en un demonio que acechaba en la oscuridad del cual nadie sabia nada. Un mero nombre del cual todos los que tenían miedo ahora les aterraba la idea de siquiera pensar en él.

Sus empresas quedaron bajo el cargo de un circulo tan intimo de Claus que parecía que él mismo se estuviera encargando de todo, Gabrielle no tenia como saber como Claus estaba porque ya no tenia una casa a la cual ir a visitarlo.

En cambio, el hombre con el paso de los años simplemente desaparecio volviéndose casi un verdadero Dios del inframundo del cual su rostro habia desaparecido por completo de la mente de todos.

Stefan se lo habia advertido, si no dejaba un claro punto entre su vida del pasado y Layla, esta jamas lo aceptaría de regreso.

Y asi lo complio, Stefan se encargo del resto y cuando todos supieron que Hades habia sido devorado por el demonio Vasile, los rumores resonaron solo por los suelos de toda Grecia, Italia y Europa, haciendo que solo quedara susurros en el viento de lo que fue aquel hombre.

—entonces… si ella es importante ¿Por qué ese nombre para TU hijo? —Gabrielle lo miro indignado aun tragando saliva con dificultad, Claus se habia pasado agarrándolo tan fuerte, temio por un momento por su ira.

—porque ese imbécil hizo algo que yo no logre hacer… y todo en menos de un año —La culpa carcomia a Claus, Niccolo a pesar de estar en el otro mundo se habia metido bajo la piel de Layla incluso mas rápido de lo que a él le tomo tiempo.

Gabrielle seguía confundido ¿acaso tenia que probarle algo a un muerto?

El adoraba a Layla para Claus, pero ahora…

—¿Qué fue eso? —pregunto ya derrotado, acomodándose la camisa.

—Lila me dejo por no confiar en mi, para ella la confianza y fidelidad es todo y yo… —la rotundidad de sus palabras lo hicieron frenar sus pensamientos.

Layla tenia un gusto extraño en hombres, Niccolo y Claus eran polos opuestos.

—tu le fallaste —intento hacer memoria, el huracán Clarisa paso entre ellos y destruyo todo a su paso.

—ella no perdona fácil amigo… —intento reírse de si mismo, Layla se lo habia advertido un par de veces con severidad, pero él no hizo caso.

—¿Cómo le hiciste? —Gabrielle no podía creérselo ¿era una trampa?

—ni yo mismo se… solo… confio de nuevo en mi y… no voy a desaprovecharlo. —Claus se metio las manos a los bolsillos pegándose al árbol frente a Gabrielle, echando una rápida mirada a la casa.

—Claus…

—su nombre es por ello, si Layla confio en mi de nuevo, al menos tengo que hacer que valga la pena —con una sonrisa en los labios hizo que Gabrielle suspirara con fuerza

—y pensar que la queria de cuñada…

—¿de que hablas? —Claus lo miro confundido viendo a Gabrielle mirar a la casa.

—sabia que era astuta cuando la conoci… —sonrio para si, recordando la actitud sumisa de la mujer aquella noche antes de que el infierno se desatara, podía ser dura por fuera pero por dentro esa noche se desmorono y cayo, tirando consigo a Claus.




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