No te esperaba

Capitulo 216

—esto es complicado, los bebés se adelantaron, necesitamos meterla en el quirófano ahora. —Layla apretó la mano de Stefan y este la beso en forma de consuelo.

Habia comenzado a sudar bastante rápido por los nervios.

—debemos prepararla —Stefan asintió sin querer soltar su mano.

—¿puede alguien acompañarla? —la doctora lo dudo, pero prefirió mantener su cabeza unida a su cuello y asintió.

Afuera en el pasillo Claus vio como se la llevaban e iba a ir detrás, pero Stefan lo detuvo.

—v a ponerte la bata, la doctora dijo que solo uno puede entrar —Claus lo miro confundido, pero asintió.

Cuando estuvo dentro de la sala miro que todos ya estaban preparando a Layla mientras varios monitores aun vigilaban los latidos de los bebés y de la madre.

Claus toco los cabellos cerca de las orejas de Layla, metiéndolos bajo el gorro.

—amore, aquí estoy —Layla solo pudo levantar la mirada para ver a Claus acercando su rostro a su frente y darle un beso.

Los médicos susurraron palabras que Layla intento oir, pero de alguna manera comenzaba a sentirse débil.

Queria mantenerse despierta pero el sueño comenzó a vencerla.

—Lila… ¿amor? Doctora —La mujer miro con urgencia como Layla cerraba los ojos y las maquinas al mismo tiempo comenzaban a sonar.

—señor, creo que debe salir ahora —Claus fue empujado lejos mientras la doctora lanzaba ordenes y se movia rápido, otro enfermero comenzó a hablarle con paciencia de que esperaba afuera y entre empujones lograron sacarlo, mientras veia como a Layla le quitaban la mascarilla para colocarle un tuvo.

—¿Claus, Claus? ¿Qué paso? —Stefan miro con preocupación como Claus se bajaba el cubre bocas.

—no… no lo se —respondio con miedo recargándose de la pared.

Stefan se asomo mirando con horror como atendían a Layla.

Ambos hombres se quedaron en la sala espera mas de media hora cuando escucharon dos llantos que les hicieron asomarse por el cristal pequeño de la puerta mirando el mismo panorama. Escuchando las voces de los niños, pero desde allí no se podía ver nada.

Las siguientes horas se las pasaron sentados en unas sillas dispuestos entrar en cualquier momento para saber sobre el estado de Layla.

Mateo y Frey estaban intentando mantenerse informados pues las niñas estaban inquietas en la casa y Davida se habia puesto a llorar demasiado.

Cuando por fin la puerta de la sala de operaciones se abrió, ambos hombres se levantaron como si tuvieran un resorte en el trasero.

—¿Cómo esta ella? ¿los bebés? —la doctora se quito el cubre bocas manteniéndose neutral.

—La señora D’Luca ya se encuentra estable —ambos hombres soltaron un largo suspiro como si todo ese tiempo hubieran estado conteniendo el aliento. —sigue delicada pero estará bajo supervicion. —Explico con calma la doctora.

—¿Qué fue lo que sucedió? —pregunto con duda Stefan mirando a la doctora.

—entro en labor de parto mucho antes de lo previsto pero los pequeños rasgaron su interior —Claus contuvo en aliento sintiendo que de alguna manera esa historia la habia escuchado. —pero los niños están bien, los sacamos a tiempo antes de que fuera mas critico para la madre, necesita transfusiones de sangre —ambos asintieron.

—¿podemos verla y a los niños? —La mujer asintió con una sonrisa.

Fueron guiados hasta la habitación donde estaban los bebés en cabinas separadas.

—¿Por qué…

—tenemos que dejarlos asi por al menos veinticuatro horas, solo es precaucion. —Claus miro a los niños, tenían el cuerpo rosado justo como Davida al nacer, aunque ambos niños eran claramente mas pequeños y solo tenían puestos unos pañales mas grandes que ellos.

Lo que realmente le sorprendio a ambos hombres fue ver que ambos niños tenían los cabellos negros como el azabache y cejas dispares, ambos niños tenían una ceja blanca y parte de sus minúsculas pestañas tambien estaban blancas.

El peor temor de Claus se estaba volviendo realidad.

—nacieron con un buen peso —alago la doctora haciendo que Claus parpadera intentando salir de su conmocion.

—amigo… felicidades —la palmada en su hombro hizo que mirara a Stefan, este tenia una sonrisa de comprensión, sabia lo que pasaba por la cabeza del su viejo amigo.




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