No te esperaba

Capitulo 218

—¿esta despertando? —murmuro alguien haciendo que poco a poco Layla abriera sus ojos viendo la habitación demasiado iluminada para su gusto, pero las voces alegres de sus hijas le hizo sonreir ¿Cuánto tiempo durmió? Aun se sentia agotada pero su mente comenzaba a estar alerta.

No debio haberse dormido ¿verdad?

Intento moverse, pero su cuerpo se sentia mas pesado de lo normal.

—hey, calma, no te muevas mucho —la voz calmada de Claus resonó justo en su lado. Abrió los ojos mirando entonces los ojos preocupados de su futuro esposo.

Miro su abdomen mucho mas pequeño pero hinchado, las caras preocupadas de sus hijas la veian como ella seguía con la mirada la habitación, unas cunas estaban del otro lado de la habitación, intento hablar, pero su voz no salía, le dolia la garganta.

Claus con el control de la cama hizo que Layla pudira sentarse y acomodo las almohadas.

—están dormidos, nacieron bien —murmuro aun sabiendo que era una mentira.

—¿Qué paso? —Claus miro a las niñas y luego a Layla le dio un beso en la frente acomodándole los cabellos.

Él no se lo iba a decir, eso seria preocupar a las niñas.

—estas bien, solo que los medicamentos te tienen asi —ella solto un largo suspiro cerrando de nuevo los ojos.

Las niñas se acomodaron a un lado de Layla abrazándola.

—¿estas bien? —Layla asintió viendo como una enfermera entraba con un carrito.

—vamos niñas, tienen que darle espacio para que atiendan a mamá —las niñas con pesar se alejaron de Layla mirando como entraba otra enfermera y comenzaban a atender a Layla, Stefan tomo a Tabitha en brazos mientras Claus tenia a Davida.

Salieron esperando afuera de la habitación.

—¿seguro que mami esta bien? —pregunto Davida sin apartar la mirada de la puerta.

—si princesa, mami esta bien —Davida asintió sin estar muy convencida, pero abrazo por el cuello a Claus, este solo acaricio la espalda de la pequeña en forma de consuelo hasta que las enfermeras salieron.

Volvieron a dejar sobre la cama a las niñas quienes ayudaron a Layla a comer y peinarle el cabello, pero los ojos de Layla no dejaban de mirar a los niños, no queria despertarlos, pero tenia que verlos, Claus y Stefan estaban callados haciendo que solo las voces de las niñas se escucharan en la habitación.

—y… ¿a quien se parecen? —bromeo Layla viendo como las niñas se reian.

—mami, pero si están arrugados —Layla intento no reírse.

—deja que pasen unos días, dejaran de verse como pasitas —le apretó la nariz a Davida mirando como Tabitha miraba directo a las cunas.

—mami, creo que despertaron —sus tonos de voces a pesar de ser bajos aun asi llenaban la habitación.

Stefan se acerco a la cuna viendo a uno de los bebés chuparse su puño, fue entonces que lo vio.

Se inclino con mirada sorprendida hacia el pequeño mirando la etiqueta en su manita.

—¿Niklaus Stefano? ¿en serio? —pregunto mirando asombrado a Layla que sonreía levemente y Claus que tenia la cámara apuntándolo.

—si… tenían que llevar los nombres de los tios —respondio Layla riendo al ver como Stefan levantaba al pequeño con cuidado y lo acunaba en su brazo haciendo que el niño se quejara.

Layla al no tener sus lentes solo veia una pequeña cosita en el brazo de Stefan con un traje azul cielo y cabello oscuro igual que Davida, la mujer extendió sus brazos llevando a donde ella entonces lo noto.

Claus se quedo de piedra esperando la reacción de Layla que solo se hecho a llorar tomando al pequeño en sus brazos.

—hola… —el pequeño arrugo mas su carita haciendo que Layla lo pegara a su pecho evitando que fuera a llorar, en cambio, el pequeño instintivamente abrió sus ojos lentamente pegando su manita al pecho visible de Layla.

—míralo, esta chiquito —susurro Davida tocando con demasiado cuidado la cabeza del pequeño.

—mira su ceja —señalo Tabitha y Layla solo acaricio el rostro del pequeño dejando un besito en la cabeza al bebé.

Stefan regreso al cunero tomando al otro bebé y colocándolo con cuidad al otro lado del pecho de Layla, ambos pequeños entraron perfectamente, escuchando el latido del corazón que conocían, estaban con su madre.

—son preciosos —dijo aun llorando y dejando besitos en los cabellos de ambos bebés.

Claus intento contener las lagrimas pero no podía evitarlo.




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