No te esperaba

Capitulo 219

—¿Cómo… te sientes al respecto? —Claus estaba a su lado en la cama, hacia unas dos semanas que por fin la dejaron regresar a casa, pero no podía levantarse tampoco, solo la dejaron ir porque Stefan tenia un mini hospital en casa, las enfermeras prácticamente vivian allí y atendían a Layla y a los recién nacidos, igual que una ambulancia solo para ella por si sucedia cualquier cosa.

—¿sobre? —Layla lo miro con incredulidad, habia evitado mencionar el tema, pero era claro que algo pasaba con el hombre.

—los niños… —Claus solto un suspiro mirando hacia las cunas al lado de la cama.

—son preciosos —respondio con una pequeña sonrisa, pero Layla le dio un pequeño golpe en la frente.

—tienen vitiligio y se que no querias eso —Claus miro sorprendido hacia Layla quien a pesar del golpe tenia una sonrisa poco disimulada en los labios mientras intentaba morderse el labio inferior.

—amore…

—no, tengo que saberlo ¿Qué paso para que odies tanto eso? —Layla mientras hablaba recuperaba su semblante serio.

Ya habia recuperado el color de su rostro desde que llego a la casa y si no fuera porque él estaba las veinticuatro horas encima de ella ya esta se hubiera levantado de la cama.

—Lila… los niños…

—¿Qué? ¿Piensas que dejare que intimiden a mis niños por ese tipo de cosas? —la seriedad de sus preguntas hizo pensar en su pasado, sabia como habían sido las cosas y luego con Davida y Tabitha, solo porque las niñas no tenían un padre.

—se que las personas son idiotas, no podemos vaciar el planeta por cada ignorante que vemos —le tomo de la mejilla apretando esta ligeramente.

Claus no pudo evitar sonreir.

—amore…

—y no te preocupes, no hare que ellos se sientan como fenómenos por ello, no importara lo que digan los demás —agarro sus dos mejillas dejando sus labios extrañamente aplastados, besando estos. —además, tendrán un gran ejemplo de padre genial —Claus sonrio regresandole los besos a Layla hasta que los quejidos de uno de los bebés hicieron que se separaran solo para ver hacia las cunas, pero los niños no se veian haciendo gran movimiento, con la gran ventana abierta para que la habitación se mantuviera ventilada.

—¿hueles eso? —Claus negó, pero a los segundos el olor le pego, reconocia ese olor fuerte.

—ya regreso —dejo un último beso en los labios de Layla para luego ir con los pequeños descubriendo a Matthew con los puños apretados y el rostro rojo seguido del sonido de un pedo haciendo que Layla se riera bajito para no llamar la atención del bebé que apenas escuchaba la voz de Layla comenzaba a llorar con molestia queriendo que lo cargaran.

Claus tomo al bebé escuchando aun las quejas de este.

—calma amigo, vamos a cambiarte —el pequeño al escuchar la voz se quedo calmado, pero no por mucho, Claus lo llevo hasta la mesa para cambiarle el pañal, Layla lo miro atento ajustándose los lentes en el puente de la nariz viendo a su propio marido contener la respiración.

—mmm… huele bien —Claus la miro de mala gana haciendo reir aun mas a Layla hasta que esta se puso la mano en el vientre, ahora el dolor se asentuaba.

Dejo de reir recostando su espalda en la cama, Claus regreso rápido con el bebé ya cambiado para luego dejarlo en la cama junto con Layla quien lo tomo en sus brazos.

El pequeño tenia su ceja izquierda, la mitad de esta, en color blanco, apenas visible, al igual que sus pestañas, mientras que su ojo apenas tenia los ojos marrones claros y pequeñas manchas en ellos de color azul y líneas grises.

—mi rompe corazones, espero seas como mamá —Claus miro incrédulo como Layla pasaba sus dedos con cuidado por el rostro del pequeño Matthew. —muy directo con las niñas y los niños. —Claus sonrio viendo a Layla llenar de besos al pequeño.

Fue a ver al pequeño Niklaus este solo miraba a su alrededor chupándose el puño, lo tomo en brazos solo para ver a los ojos al pequeño Nikalus quien tenia la ceja derecha tambien a la mitad en blanco y sus pestañas tambien a la mitad.

Echo una rápida mirada hacia la cama donde esta Layla solo para ver a Matthew reírse con apenas pequeñas caricias.

Sabia en el fondo de su corazón que lo dicho por Layla era cierto, ella daría todo por los niños y él daría lo mejor de si para que los pequeños no se sintieran menos con sus marcas hereditarias.




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