—Tabitha, ¿puedes venir un momento? —la pequeña se emocionó al escuchar la voz de Stefan, se acercó con entusiasmo tomando la mano y yendo justo a donde estaban una pareja de ancianos observándola con detenimiento.
—madre, padre, ella es Tabitha —el hombre ajusto sus lentes en el puente de su nariz, más la mujer extendió su mano y con solo una mirada hacia Stefan, Tabitha se acercó a la señora.
—hola pequeña —sonrió con cariño la mujer, ganándose la sonrisa de Tabitha.
—hola —respondió intentando no sonar tan infantil, ambos ancianos la seguían mirando, pero solo la mujer sonreía.
—Stefan me dijo que… eras su hija ¿es cierto? —la pequeña dudo un momento, pero asintió, se sentía nerviosa alisando la falda de su vestido verde. —bueno, nosotros somos tus abuelos ¿eso te parece bien? —Tabitha miro hacia atrás donde estaba Davida, ella estaba alrededor de su nueva abuela y Layla a su lado ayudándola con los gemelos mientras hablaban.
—si… —afirmo con seguridad, aunque por dentro se preguntaba si su madre tenía otra familia o tendría otros abuelos por parte de su progenitor.
—entonces… ten… —el hombre mayor a su lado le entrego una pequeña caja y Tabitha con un asentimiento la tomo y la abrió con cuidado dejando ver dentro un colgante una piedra roja dentro. —podíamos habérselo entregado a su madre y de ella dependía entregártelo a ti, pero… la vida a veces no es justa, pero, aquí esta, esta es tu herencia —Tabitha miro con atención el collar sin saber que decir.
—gra-gracias yiayia —ambos adultos no esperaban que la niña lo dije tan rápido, pero ambos solo contuvieron las lágrimas.
—ven aquí cariño —la mujer cargo a la pequeña sentándola en sus piernas, todo bajo la mirada atenta de Stefan.
Le había costado un poco que sus padres entendieran la situación, pero acabaron resignándose a que su propio hijo aun no les diera un nieto de su sangre.
Las cosas cambiaron apenas la pareja vio a la niña, la habían confundido con Davida pues la niña era muy similar a Stefan, pero al ver a la pequeña peliroja con el rostro lleno de pecas su corazón se apaciguó.
—eso es… un gran regalo —dijo Stefan viendo como su madre ayudaba a la pequeña a colocarse el collar, hubo un tiempo en que él se lo estaba por ofrecer a la mujer que amaba, pero el destino no lo permitió.
—cuidalo bien ¿de acuerdo? —Tabitha tomo la joya con las manos viendo lo mucho que esta brillaba.
—sí, lo cuidare bien —la mujer beso la mejilla de la pequeña.
—a ver, cuéntanos ¿vas a la escuela? —pregunto el hombre con autoridad, pero la pequeña solo asintió con orgullo.
Dedicándose a escuchar a la pequeña y las travesuras que hacia junto a su hermana y sus hermanos pequeños.
La pareja de ancianos no interrumpió, Stefan ya les había comentado la difícil situación de las niñas y que pronto ambas familias se distanciarían un poco solo para ver si ambas niñas podían soportar el hecho de vivir separadas.
Stefan sabía que sería más responsabilidad para él, Layla había dejado en claro que como tutora con autoridad sobre la niña aun podía revocarle el cuidado de la niña si la niña no estaba siendo criada en un ambiente hogareño, por lo que prácticamente la tarea de Layla esos últimos años fue educar a Stefan para que se hiciera responsable de Tabitha como un padre soltero lidiando con una niña que pronto se volvería adolescente y tocaría muchos más libros de terapia y autoayuda para padres para soportar lo que vendría.
La noche siguió avanzando con ambas familias ahora más unidas, y los invitados yéndose poco a poco a ir a descansar, pues los siguientes días serian de fiestas en clubes para una “despedida de soltera”, que Layla suplanto por un día de spa y sauna además de parque de diversiones, solo porque hacía muchos años que no subía a ninguno y esperaba al menos romper su miedo con alguno de ellos.
—tambien subí a uno de estos con tu padre —dijo Layla con su pasajera al lado.
—¿si? —Davida la miro con sus ojos muy abiertos llenos de curiosidad.
—sip, nuestra primera cita fue en un parque de diversiones —la pequeña se imaginó a su padre y madre en los carros chocones igual que ellas.
—¿fue increíble? — Aunque no pudo evitar recordar como muchos los comparaban como padre e hija y otros directamente como sugar y baby.
—oh si, tu padre era un hombre muy divertido —se rio chocando el auto de Sarah mientras detrás de Layla chocaron su auto, al girarse para ver quién era, eran Stefan y Tabitha. Las largas piernas de Stefan apenas y hacían que entrara bien en el auto.
—mami… —Layla se detuvo de reírse mientras huía de varios autos.
—¿si?
—¿ya no lloraras por papá? —Layla no pudo evitar detener el auto y recibir un golpe de Ellie que al ver la expresión seria comenzó a huir.
—ay cariño… hay cosas que no se pueden evitar —le tomo las mejillas a Davida antes de que comenzara a verse triste —pero… él tambien hubiera querido que siguiera adelante y que alguien cuidara bien de su pequeña princesa —Davida miro hacia donde estaba Claus riéndose mientras estaba con los gemelos.
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Editado: 20.08.2024