No te esperaba

Capitulo 233

—oh dios… —todos se quedaron en silencio ante la vista de las niñas que venían tirando flores por el camino, mientras un gato desaparecido entraba en escena detrás de ellas.

Desde que se habían mudado a la casa con Stefan y Claus, Hades había desaparecido entre el bosque y aparecía días después completamente tranquilo, se hizo un habito que el gato desaparecía, Layla no estaba preocupada del todo pues el animal tenía un chip de rastreo bajo la primera capa de su lomo pues fue sorprendido perdiendo el collar un par de veces en sus aventuras.

Y allí venia, con un pequeño chaleco elegante, mostrando una mirada indiferente hasta llegar al altar donde Tabitha lo cargo para que no escapara, tomando asiento en las dos primeras sillas al lado izquierdo junto a sus hermanos, el animal se dejó dócilmente mientras que Layla apareció en escena caminando hacia los invitados junto a Claus a su lado, la mujer tenía un vestido blanco con tanto brillo que por la cámara del camarógrafo parecía un cuento de hadas, la cola del vestido tenía un bordado de flores con diamantes. Layla no se había sentido cómoda gastando tanto dinero, pero el corte del vestido ceñido a su cuerpo le encantaban por lo que no tuvo más que ponerse a llorar sin querer preguntar cuanto costaba el vestido.

Al estar al lado de Claus, este tenía una sonrisa con ojos rojos a punto de querer llorar, a ambos le colocaron una cuerda echa de flores blancas en las cabezas mientras en sus manos sostenía una vela decorada con dorado.

Detrás de ellos en el camino habían venido Sarah y el resto del grupo, al lado de Sarah venia Stefan, con Gabrielle venida Darling y con Mateo venia Mimi, la única solitaria fue Ellie.

El hombre de la ceremonia comenzó a hablar y todos guardaron silencio, los presentes miraban atentos la ceremonia hasta que Claus coloco el anillo en la mano derecha de Layla.

—y con este acto, bendecimos la relación de esta pareja que de ahora y para siempre estarán unidos —el oficiado de la boda procedió a rociar con agua las manos de ambos mientras Sarah y Stefan sostuvieron las velas para luego regresárselas, sosteniendo un micrófono cada uno.

—yo, Claus Makris, prometo que siempre y para siempre estaré a tu lado, pase lo que pase, tu Layla me has cambiado la vida desde la primera vez que te vi en ese aeropuerto y… aunque los errores no me definen, te estoy agradecido por dejarme estar es tu vida, junto a las niñas —todos estaban muriendo de ternura por las palabras del hombre en griego, a excepción de la parte de Layla que no entendían que decía el hombre pero el gesto de besar las manos de Layla y la mirada llena de afecto que tenía por la mujer se veía reflejada en sus ojos dispares en color, tan cafés como azul platinado.

—y yo… Layla D’Luca, prometo estar a tu lado a pesar de los altibajos que se presenten y… no sé qué más decir… —todos comenzaron a reírse a pesar de no entenderle el griego, pero la pequeña Davida se encargaba de susurrar un resumen. —pero lo que si es cierto es… que te amo y eso no va a cambiar —Layla intento contener las lágrimas y Sarah se encargó de usar con cuidado una toallita seca en las esquinas de los ojos de Layla.

—entonces, por el poder que me ha conferido el registro civil y la iglesia, los declaro marido y mujer —todos se levantaron haciendo un brindis mientras con la otra mano sostenían un puñado de arroz que no tardaron en tirarle a la pareja.

Layla bajo la mirada intentando cubrirse mientras Claus la abrazo por los hombros dándole un beso en los labios.

La fiesta se llevó a cabo en la cabaña y Layla no supo de donde salieron tantas personas, la música variada y el baile central, la pareja recién casada.

Ambos comenzaron por un pequeño vals hasta que Claus comenzó a bailar de una forma que Layla jamás había visto, la mujer se quedó de pie estupefacta buscando con la mirada al camarógrafo mientras el resto de sus amigas perdia la cabeza al ver como el hombre se movía en la pista.

Stefan del otro lado solo le gritaba dándole apoyo moral al igual que Gabrielle, nadie sabía de donde el hombre había sacado los pasos, pero Layla solo disfruto mientras metía sus manos por debajo de la camisa que el mismo se había sacado.

Unas abuelas preocupadas le taparon los ojos a las pequeñas para que evitaran ver tal bochornoso momento de sus padres.

El recuerdo la hizo sonreír mientras se despertaba.

—eso es una buena señal ¿no? —Layla miro a su esposo quien le sostenía la mano preocupado.

—si… recuerdo… nuestra boda —Claus levanto la ceja con exceptisismo.

—¿Qué recordaste?

—el bailesito que me hiciste frente a todos nuestros invitados ¿lo recuerdas? —el hombre se rio sonrojándose.

—intentare sorprenderte más seguido. —pero Layla coloco su mano libre sobre su estómago.

—suficiente con esta —Claus intento no sentirse herido, pero Layla negó. —no lo digo por mal, cariño, pero ha sido una gran sorpresa solo… no quiero perderlos a ustedes.

—Lila yo…

—tendremos a estos niños, pero tal vez sean los últimos ¿sí? —Claus asintió fervientemente.




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