Nota: +21 o eso creo... juzguen ustedes... y lamento traerlo casi pal final pero es que... en su momento no sabia como hacerlo :'v
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—Cla-Claus yo no… hace mucho que…
—shh... deja que yo me encargue —la mujer se quedó quita cuando el saco sus dedos grandes de ella.
Layla tenía el rostro rojo de vergüenza y placer, acababa de tener un orgasmo con el hombre al que le temía, si solo Vera se enterara de ello la acribillaría a preguntas.
Con la mirada atenta, ya su trasero había sentido lo enorme del paquete de Claus, pero ahora verlo allí, frente a ella. El hombre comenzó a desvestirse sin dejar de mirarla, Layla mantenía las rodillas juntas a cómo podía, todo su cuerpo temblaba.
—oh por… —que quedo a la mitad de esa oración cuando escucho la risa engreída de Claus.
—¿no habías visto uno así? —Layla negó incrédula.
—eso… eso no entrara en mi —comenzó a asustarse, pero Claus coloco sus manos a cada lado del rostro de Layla sin dejar que pudiera huir.
—calma cariño… podemos hacer otras cosas divertidas ¿sí? —Layla como un pequeño gato asustado solo asintió dejando que los labios de Claus volvieran a tomar los suyos levantando la blusa hasta terminar de sacarla.
—¿estas lista? —Layla lo miro con horror cuando lo vio tomar sus manos ayudarla a sentarse en la cama, pegando sus manos en el pecho, haciendo que Layla abrieras sus manos tocando estos, firmes pero suaves pectorales, viendo la sonrisa del hombre extenderse en sus labios. —¿ves no muerdo? —Laylñase rio intento perder su miedo, sintiendo como sus manos manejadas por Claus bajaban hasta esa gran erección a la cual no pudo quitarle los ojos de encima.
—eso es… muy —no podía encontrar las palabras o no las quería decir, el miembro de Claus estaba apuntándola, palpitando y con algunas venas marcadas.
—¿grande? No lo es tanto —susurro encantado de ver la reacción de Layla, parecía una pequeña niña viendo un nuevo juguete por primera vez.
—pues los que he visto no son de ese tamaño —el pecho de Claus se inflo, incluso él lo sabía, para alguien de su altura y complexión era una bendición tanto como una maldición.
Layla había estado resignada al tamaño no tan grande de Enzo, cuando lo vio en fotos intento no reírse de él y más por el hecho de que tenía un peluche japonés de un mini pene “kawai”, intento con todas sus fuerzas no sacar a relucir un comentario en el Live sobre ello y ahora estaba Claus frente a ella y el tamaño de pene era el doble o triple del tamaño de Enzo.
Por lo que tenía miedo, un claro miedo, según la ciencia el tamaño adecuado sería unos diez a dieciséis centímetros de largo, pero al parecer a Claus no le enviaron ese memo pues a simple vista podía tener más de veinte.
—dime un numero —Claus quería tentarla, sabía que tal vez lo estaba comparando con su ex novio, algo en él quería hundir al pobre hombre.
—ca-catorce… quince… —Claus intento no burlarse, al menos la mujer no había dicho un número menor, pero aun así sentía que era mediocre. —tu… tu… cuantos… —antes de que pudiera termina la pregunta Claus dejo ambas manos pequeñas sobre su erección y por instinto ambas manos de Layla lo sostuvieron sintiendo el palpitar de este.
—¿Cuánto mide mi pene? —Layla asintió con vergüenza, Claus coloco sus manos sobre las de ella ayudándola a subir y bajar, solo un par de veces hasta que la misma mujer siguió haciéndolo por su cuenta, al mismo ritmo.
—si… si es que se puede saber…
—mmm… te lo diré si no le dices a nadie ¿vale? —Layla levanto la ceja con incredulidad. —hay algunas personas que no deberían saber sobre ello
—¿una celebridad eres? —Claus se rio tan ronco que la piel de Layla se erizo mientras sentía las manos grandes de Claus acomodar sus cabellos, pasando sus dedos después por sus labios volviendo a besarla mientras Layla recuperaba algo de fuerzas y se quedaba de rodillas entre las piernas de Claus, teniendo que soltar un momento la erección tocando el abdomen firme del hombre frente a ella sin poder despegar su boca de la contraria.
Cuando volvió a tomar el miembro de Claus con ambas manos, movió de arriba abajo con más rapidez haciendo gruñir al hombre.
—la-layla… —gimió sobre los labios, tomándola por el cuello un instante, slo para ver la expresión que lo dejaría venirse el resto de sus días. —tu… no importa donde vayas… con cuantos estés… vas a quedarte conmigo —apretó su agarre sin entender las palabras del hombre y menos cuando este fue directo a su cuello soltándola de agarre, besando y mordiendo su piel, la sentó aprisionando sus cuerpos dejando su erección entre ellos.
Moviendo de arriba hacia abajo el cuerpo de Layla, dejando ambos cuerpos manchados con la cantidad de semen que soltó casi al instante.
Layla se quedó sorprendida teniendo aun la mano de Claus sobre su trasero y la otra sobre su cintura.
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Editado: 20.08.2024