Nota: alguien mas siente ansiedad? solo yo? ya solo faltan 10 cap y termina... querran segunda parte? este fin de semana como hoy solo seran 2 capitulos (241 -242 sabado) (243-244 domingo) porque los estare escribiendo ahora ya que tengo este fin de semana libre pero escribir en el celular es tedioso!
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—¿Qué hay allí? —pregunto Layla al ver que colocaron la caja plana sobre el sofá, con dudas miro que ellos solo mantenían una gran sonrisa.
—anda, porque no lo abres —Layla se acercó aun sin saber cómo abrirlo, pero rompiendo el papel sin percatarse que sus amigas estaban grabando el momento.
A pesar de rasgarlo y quitarlo casi por completo no podía ver de qué se trataba.
—¿es un cuadro? —pregunto con entusiasmo, pero sus amigas a pesar de la afirmación no quisieron decir de que iba el cuatro.
Justo debajo de la chimenea en la sala estaba el espacio perfecto para el cuadro.
—esta de espaldas —todos se quejaron, pero Stefan lo cargo intentando darle la vuelta.
—vamos, ven, mejor cierra los ojos —Claus le tapo los ojos con una bufanda que traía el en color rojo.
—tanto misterio me hará dar un ataque de ansiedad —Layla intentaba controlar sus pies, algo que las niñas solían hacer, saltar de un pie a otro, agitando las manos.
—¿siempre lo ha hecho? —se escuchó la voz de Davida.
—siempre… ¿Por qué?
—ya sabemos de dónde lo saque —ella misma no sabía de donde había sacado esa manera de saltar y expresarse, pensó que su madre la imitaba, pero ahora lo sabía.
—te estoy escuchando jovencita —Layla la señalo aun sin saber dónde estaba, pero le había atinado.
—ya amor, no te exaltes —susurro Claus en su oreja, haciéndola estremecerse.
Sus amigas se burlaron por ello mientras Layla intenta huir con la venda de los ojos, pero Claus la rodea de los hombros.
—quieta gatita… no quiero que te lastimes —el griego susurrado en su oído fue tan sexy que la hizo mojarse cerrando las piernas.
—ok, quietos… —dijo en advertencia Stefan mientras los niños se reían sin entender porque su madre siempre se ponía en esos estados cuando su padre hablaba tan cerca con su madre.
—bien, en tres… dos… —y antes de llegar al uno Layla descubrió sus ojos viendo el cuadro en el sillón, su reacción fue que su sonrisa se borró enseguida viendo el retrato al óleo de su familia.
Toda la habitación se quedó en silencio durante un minuto hasta que los ojos de Layla se llenaron de lágrimas.
A pesar de ser amante de la fotográfica Layla aun tenia amor por el óleo por lo que la foto a ese estilo estaba mucho mejor, no dejaba de ser realista, pero aun así estaba en pintura.
—Feliz cumpleaños mami!! —gritaron ambas niñas abrazando por la cintura a Layla quien intento cubrirse la cara con la bufanda de su esposo, seguido de los gemelos y los trillizos.
Las cámaras de sus amigas no dejaban de grabarla viéndola llorar mientras abrazaba con fuerza a las niñas ahora casi de la misma altura que su madre.
Los genes de la familia de Niccolo y de Luna se estaban viendo en las niñas.
Layla les había prohibido cortarse demasiado el cabello por lo que ambas niñas tenían el cabello del mismo largo, pero Tabitha mantenía unos risos muy definidos que hacían enorgullecer a Layla.
Mientras Davida mantenía el cabello con leves hondas y completamente negro, un negro demasiado similar al de su padre al igual que el color de sus ojos y nariz, ahora más que nunca la sonrisa en sus labios la transportaba al pasado, uno donde Niccolo era mucho más joven, pero las mejillas, las mejillas gordas las había sacado de Layla.
Cuando la lograron soltar, esta se arrodillo abrazando y besando a sus hijos.
—los amo mucho, mis niños… —no pudo evitar comerse a besos a los más pequeños y cuando fue tras las niñas estas salieron corriendo hasta que Layla las atrapo apretándoles las mejillas y llenándolas de besos.
—mami!! Nooo —Layla aunque la conexión con sus hijas a pesar de comenzar a iniciar esa edad donde nada les gustaba que aun la llamaran “mami” hacia que su corazón se calentara demasiado.
—Son mis hijas… si me las quiero comer a besos lo hare —les beso todo el rostro y le dio un fuerte abrazo a cada una.
—está bien por mí, mami. —Tabitha le regreso el abrazo dejando un beso en la mejilla de Layla parándose de puntillas.
Davida se hizo espacio haciendo que en cada lado del torso estuvieran cada una recibiendo besos en la frente.
—pero faltan muchos regalos —Dijo Davida con entusiasmo.
—¿si? —pregunto incrédula Layla, a pesar de cada año recibir regalos, siempre le sorprendía la cantidad de cosas que podía recibir de sus hijos.
El timbre comenzó a sonar.
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Editado: 20.08.2024