—porfis, porfis!! —insistieron ambas niñas luego de cuatro días de estar en Italia, querían ir a la convención donde habían visto a demasiadas personas caminando con sus cosplayeres.
Solo habían llevado a las niñas a los de Grecia y ahora ellas insistían en ver los de allí, los malos recuerdos de aquel lugar regresaron rápido a ella, pero ¿Cuál era la probabilidad que Enzo siguiera con vida? Y aun peor ¿seguiría siendo cosplayer?
Soltó un fuerte suspiro sabiendo que las posibilidades eran mínimas, aunque su esposo había visto el pánico inicial en sus ojos y casi ver como su esposa pensaba en las posibilidades la vio aceptar y no le quedo de otra que seguir con ella y darle vuelta a la mini van.
Con agilidad Claus preparo la carriola que parecía un minibús para seis niños; los cuatro niños y la niña entraron con tranquilidad, las niñas solo supervisaban que los niños se mantuvieran sentados hasta que su padre terminara de subir a los pequeños y Layla compraba las entradas.
Una vez regreso les coloco la pulsera a cada niña y luego a los bebés que estaban emocionados apuntando y señalando a las personas.
Todos miraron atentos a la pareja que llevaban demasiados niños.
Layla camino como si alguna de esas personas fuera a recordarla o reconocerla, a pesar de que aun lucia tal vez un poco más madura que antes, las arrugas en su cara no eran visibles, solo Claus y su par de canas hacían que las cosas se vieran un poco diferentes.
Las niñas se tomaron fotos con muchas personas haciendo que Layla se relajara hasta que decidieron detenerse en el cafetín al aire libre que había, tomaron una mesa y Claus junto a las niñas decidieron ir por la comida sabiendo lo mal que Layla era de pulso para cargar con las cosas.
—pa… ¿es normal que nos miren tanto? —pregunto Tabitha viendo que algunas personas los miraban y luego murmuraban, similar a la escuela cuando ellas decían que eran casi como hermanas porque se criaron juntas a pesar de sus apellidos y la clara diferencia en sus cabellos y pecas.
—sip, soy un guapo hombre rodeado de niños —Davida le tomo del brazo con fuerza tirando de este.
—papá! —el hombre se rio y con cuidado les paso a las niñas las cosas que podían sostener.
Ambas con cuidado comenzaron a caminar hacia la mesa donde estaba Layla dejando sus bandejas viendo a su padre llegar con el resto de las cosas.
—mami ¿no te sientes observada? —le pregunto Tabitha regresando su mirada a las personas a su alrededor que ahora no la miraban, todos metidos en sus asuntos.
—estoy con muchos niños y un anciano… claro que si —Dijo sintiéndose ofendida.
—¿Cómo? —Layla le lanzo un beso, intentando lucir inocente, pero Tabitha si sintió que alguien en particular entre el mas de pares de ojos la miraba.
Stefan le había advertido que no se separara demasiado de su madre, ni de Claus pues cualquier cosa podría pasar.
Los recuerdos reprimidos de su progenitor le vinieron de repente, así como la última vez que vio el rostro de su madre, en Grecia no había muchas chicas de cabellos rojos de su edad por lo que se sentía extraña entre las personas si no tenía a Davida a su lado y ahora.
Las personas con mascara la ponían de los nervios.
Cuando terminaron de comer Maggie necesitaba un cambio de pañal por lo que tomando lo necesario, Layla se fue con ambas niñas hacia los baños, su pánico inicial había terminado pues en ese sector casi no se encontraban personas, pero para su sorpresa dentro del baño había algunas chicas con poca ropa de sus trajes que miraron un momento a las recién llegadas para luego hacerle espacio en la zona de cambiar pañales.
—voy a hacer pis mami —aviso Davida y se metió al cubículo detrás de ella viendo a Tabitha escoltarla en la puerta.
Layla cambio con agilidad el pañal de Maggie quien se distraía mirando a las chicas a su lado.
—¿es tu hija? —pregunto la mujer a su lado retocándose el maquillaje.
—sí, las tres —explico Layla señalando a la puerta donde estaban las otras dos a lo que la chica sorprendida asintió.
—son tan lindas —expreso con sinceridad viendo que Maggie se reía con la chica.
Cuando Davida termino entro la pequeña Tabitha.
—todos salieron igual a su padre —intento hacer un chiste, pero la chica miro a la pelinegra ahora en la puerta.
—pero ella se parece a ti —Davida sonrió de la misma manera que lo hacia su madre, pero a los ojos de Layla esa sonrisa era la de Niccolo.
—sí, tiene mi mal carácter —dijo en un susurro esperando que Tabitha saliera del baño, la mujer le hizo espacio y ambas niñas se lavaron las manos.
Cuando salieron del baño Layla pudo respirar. Había un olor demasiado gran dé a sudor y fijador de cabello.
—¿Qué pasa mami? —pregunto Davida.
—demasiados olores para mi nariz —las niñas se rieron, a ellas tambien les había dado el olor, pero no tan fuerte como a su madre.
—¿Lila? —esa voz detrás de ellas las hizo detenerse, Tabitha fue la primera en voltearse solo para ver el rostro familiar del mismo hombre entre la gente cuando estaban buscando comida.
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Editado: 20.08.2024