—¡¡mamá!! ¡mamá! —los gritos desesperados de Tabitha entrando por la puerta del jardín con el rostro lleno de lágrimas, puso en extremo alterada a Layla, haciendo que su corazón se acelerara muy rápido.
—¿Qué paso? —Layla se asustó al ver el mar de lágrimas que era su hija, intento mirarla de pies a cabeza dándose cuenta de la ropa que usaba, venia corriendo en pijama y tenía los pies llenos de lodo por la lluvia de la noche anterior.
—dile a papá que no lo haga —Layla miro por donde venía Tabitha pero nadie se veía por el jardín, la niña seguía mirando suplicante a su madre intentando tomarla de las manos.
—¿Qué no haga qué? —La abrazo con fuerza sin saber que pasaba, Claus que escucho los gritos corrió a la cocina desde la sala, a pesar de ser una estancia abierta con vista a la cocina se sorprendió de ver lo alterada que venia Tabitha.
—¿Qué paso? —pregunto preocupado viendo a su esposa ponerse demasiado ansiosa y alterada.
—no se… ve a hablar con Stefan —pero antes de que dijeran algo el timbre de la entrada sonó, Claus corrió a la puerta viendo que era Stefan, quien tenía una expresión de preocupación en el rostro.
—¿Qué paso? —se puso a la defensiva, pero ver el rostro de su amigo quien mantenía una postura firme le contaba algo diferente.
—es Kay… regreso muy herido del bosque —dijo casi no queriendo terminar la oración.
—¿Qué paso? —al ver la misma expresión triste que Stefan tenia y en el rostro de su esposo supo que sus conjeturas estaban erróneas.
—papi no quiere salvar a Kay, ¡quiere dormirlo! —confeso dolida Tabitha señalándolo acusatoriamente.
Davida que estaba en su habitación bajo las escaleras corriendo al ver la escena.
—Tabi… no es que no quiera… Kay es demasiado viejo —intento explicarle con calma, el viejo Stefan se hubiera burlado de este hombre, hablaba demasiado suave con la niña.
—¿Qué? —dijo Davida desde el último escalón viendo sorprendida a su tío.
No había otra opción, desde que Hades se fugaba al bosque Kay había ido tras él una y otra vez, al no verlo regresar por su cuenta el lobo fue a buscarlo, encontrándose con la escena triste de su perro regresando con el cadáver de Hades en su hocico y muy mal herido. Había pasado toda la noche en el veterinario, pero solo a la mañana siguiente Stefan intento hablar con Tabitha sobre ello, pero la niña no escuchaba razones.
Llevaron a la familia a despedirse del lobo antes de dormirlo, el animal parecía haberlos estado esperando todo ese tiempo y mostro entusiasmo al ver a las niñas, aunque estas estuvieran llorando al verlo y abrazarlo.
Todos tuvieron sus minutos con él hasta que el turno de Layla llego.
—Hola amigo… —Layla se acercó acariciando al lobo que solo soltó un suspiro mirando con sus grandes ojos amarillos a Layla. —no sé cómo agradecerte… por todo lo que hiciste por mí —se sentó a su lado acariciando el pelaje del animal el cual ya estaba opaco y un tanto áspero. —me cuidaste… incluso sin conocerme —Layla sorbió sus mocos mirando al lobo sin poder evitar llorar en silencio. —fuiste un buen amigo, un buen lobo —su voz se quebró mientras lo abrazaba por el cuello. —ay Kay… si pudieras hablarme… ¿Qué no me dirías muchacho? —los recuerdos con el lobo llegaron uno por uno.
Kay se había encargado de cuidarla sin una orden, se había apegado a Layla y a las niñas más que a los gemelos o trillizos y aun no sabía porque el animal estuvo todo este tiempo haciendo todo aquello.
Hades en su momento tambien lo había echo, dejo que Layla lo cuidara y malcriara haciendo que toda su atención fuera directo a ella.
—Lila… es hora —Stefan entro con las niñas detrás de él y por último el veterinario de la familia y Rea. La kangal más vieja se acercó a olfatear al lobo que solo se quejó bajito, como si aceptara su destino.
Con la intravenosa en su pata las niñas le tomaron la otra pata sin dejar de llorar, Layla mantenía una sonrisa triste mientras el doctor comenzaba a inyectarle aquella sustancia al animal que poco a poco fue cerrando los ojos.
Las heridas del cuerpo de Kay habían sido demasiado grandes, incluso si se recuperaba su calidad de vida sería mala y cualquier movimiento el lobo sufriría aún más.
—no… nooo mami… —grito Tabitha abrazando a Layla de un costado dejando el otro costado a Davida quien se unió poco después.
Stefan se mantuvo allí en silencio mirando a Rea como le lamia la mano en consuelo, recibiendo una caricia en su cabeza.
…
El funeral del lobo estuvo aún más emotivo de lo que cualquiera hubiera pensado, Stefan, como amante de los animales había creado un cementerio para las mascotas de toda la ciudad; la ceremonia muy parecida a un funeral humano fue llevada a cabo mientras las niñas dejaban una flor sobre el ataúd del lobo. La lapida con solo en nombre del lobo al igual que una foto de Kay a su lado solo rezaban las siguientes palabras:
“Aquí descansa Kay, tu manada te extrañara”
Algunos empleados como el entrenador del lobo se despidieron.
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Editado: 20.08.2024