Luego de un baño de dos horas y media, tres botes de champú y uno de acondicionador, logré quitarme el rastro de pintura azul. Tuve un poco de miedo al principio ya que pensé que era algún tite que me dejaría calva, por suerte solo era pintura diluida con agua, pero aun así, me costo remover todo el rastro de pintura.
Fue una suerte que mis padres no estuvieran en casa, ya que me hubieran interrogado, y no quiero darles explicaciones. Últimamente están cada vez menos en casa, y no se si eso sea bueno.
Una vez aseada, busco un conjunto que combine con la ocasión. Es una suerte que siempre este preparada para la ocasión.
—¿Por qué estas vestida así? —cuestiona Bianca examinado mi conjunto negro.
—Tengo que camuflarme para pasar desapercibida —le digo atándome el cabello en una coleta alta.
—Pero así llamarás la atención —niega con la cabeza —. Creo que tienes que pensar mejor las cosas, Zoé.
Analizo un segundo sus palabras, pero luego recuerdo el incidente de la pintura azul y la suerte que tengo, porqué mi cabello no se arruinó. Además logro engañarme, solo por un segundo le creí y por eso no me percate de sus segundas intenciones, es hábil con las mentiras.
—No tengo nada que pensar —sentencio —. El cabello es sagrado.
—Pues no pensaste en eso cuando lo dejaste pelón —sugiere con sarcasmo.
—Eso fue diferente...
—Puede ser, pero aun así no te importo dejarlo sin cabello —vuelve a negar con la cabeza —. Y antes de que preguntes. Sí, estarán en su casa jugando videojuegos.
—Maldición, no em queda de otra que seguir con el plan.
—¿No puedes posponerlo? —cuestiona con preocupación.
—No, ya que mañana descansa mamá y no me dejara salir para pasar tiempo de calidad con ella.
Alisto las últimas cosas en mi pequeña maleta rosada, que se puede atar a una de mis piernas. Fue el único accesorio que no tengo en color negro, ya que quería agregarle un poco mas de estilo a un color tan triste.
......
La brisa helada cala por cada parte de mi cuerpo, debí de haberme puesto una chaqueta mas gruesa. Aunque el frío no me detiene, cada paso que doy es minucioso y lento, tanto que logro colmar la paciencia de Bianca.
—Zoé, camina más rápido —susurra.
—Negativo. Alguien nos puede ver —murmuro en respuesta.
—Son las diez de la noche, la mayoría de las personas normales están descansando, somos las únicas locas que están en la calle —asegura —. Además, Thomas sabe que voy en camino.
—Aun así no quiero que se percaten de mi presencia.
—No lo harán, por eso me obligaste a venir. Aunque no creo que tu plan funcione, ya que solo podré distraer a Thomas...
—Si lo se —la interrumpo —. Solo necesito que lo distraigas 20 minutos, prometo salir rápido de allí.
Bianca asiente con la cabeza y se dirige a la puerta, decido esconderme detrás de los grandes arbustos que rodean la casa, y en uno de los huecos puedo observarla tocar el timbre repentinas veces, está inquieta, no puede disimularlo ya que mueve su pierna con ansiedad.
Thomas es quién le abre la puerta, y al verla su rostro se ilumina. Dialogan un par de segundos para luego permitirle el paso a la residencia. Y en cuanto vi la puerta cerrarse me encamino a la parte trasera de la casa.
Para mi mala suerte, la obscuridad reina en el patio trasero y dudo por instante si encender la linterna del celular. Por un lado me ayudaría vislumbrar mi camino sin tropezar con nada, pero al hacerlo corro el riesgo de llamar la atención. Y eso no me conviene.
Aunque también cabe la posibilidad que tropiece con algo en la oscuridad y de igual forma ser descubierta por el ruido y por el grito que haré por un fuerte golpe.
Opto por la decisión más coherente, no enciendo la linterna, aunque eso signifique morder mis labios con fuerza evitando ser escuchada. A tientas llego a la puerta y como esperaba, esta abierta, entro a lo que parce ser la cocina, que está en completa penumbra, a excepción de lo que es la sala, ya que esta iluminada únicamente por el televisor.
Me recuesto en una pared y con cautela asomo mi cabeza. Bianca está sentada al lado de Thomas. Derek está a un costado de ellos, con la vista fija en su celular.
Bianca alza la vista de forma disimulada, me observa y asiente con la cabeza. respiro profundo y gateo hacia las escaleras, una vez allí me enderezo y subo despacio, tratando la manera de guardar silencio.
Al llegar al ultimo escalón casi tropiezo. Escucho a Bianca toser de forma escandalosa, lo hizo para amortiguar mi desliz, solo espero que le resten importancia.
Examino el pasillo dudando cuál de las cinco puertas es la habitación de Derek. Elijo una al azar, y es una habitación donde hay equipo completo para hacer ejercicio, solo de verlo me da escalofríos, cierro la puerta despacio.
Continúo buscando la habitación de Derek y se encuentra en la antepenúltima puerta. Al ingresar lo primero que reconozco es su aroma. Tal vez el acercarme a él por unos momentos hizo que su aroma se impregnará no solo en mi ropa, sino que también en mi memoria.
¿Qué pendejadas estoy pensando?
《No es ninguna pendejada cuando te acuerda de su aroma》
Sacudo mi cabeza tratando la manera de sacar esas ideas, no tengo que pensar en su aroma, por más embriagador y exquisito que sea.
Enciendo la luz de la habitación, y sin ningún titubeo camino al baño, tomo las botellas de champú y el jabón líquido, y vierto en ellas el polvo especial que traje conmigo.
Con rapidez coloco las botellas en la misma posición.
—Si querías entrar a mi habitación, solo lo hubieras pedido.
La repentina voz de Derek me hizo dar un pequeño grito. Volteo a verlo, y con descaro examino su vestimenta, tiene unos pantalones deportivos color gris y una camiseta blanca que deja resaltar la musculatura de sus brazos cruzados. La sombra de cabello rojo le da un aire de chico malo, y eso lo hace mas atractivo.