- Hola, hija, ¿te molesto? - me pregunta mi madre en cuanto la dejo entrar en mi habitación. Yo solía decirle que podía entrar sin problemas y sin pedir permiso, como si fuera mi reino personal, pero mi familia se oponía, diciendo que no era bueno violar el espacio de los demás. Cada persona en este planeta debe tener límites y fronteras más allá de los cuales se sienta cómoda y a gusto.
- Hola, no, pasa, - estaba tumbada en mi cama una vez más, pensando en cómo seguir con mi vida. Hace más de tres semanas me enteré de la noticia que puso mi vida patas arriba, la noticia de que en menos de nueve meses nacería una personita de la que sería responsable el resto de mi vida. No es algo cotidiano, ¿verdad? Por eso pensaba en cómo seguir adelante, de dónde sacar el dinero para el bebé y, en general, debería haber empezado por lo más nimio - ¿cómo abordar esta conversación con mis padres de forma tolerante? Y lo más importante, ¿cómo explicar quién es el padre de este niño y adónde va?
- ¿Me harás compañía? - Es evidente que la madre está de buen humor, aunque no sonríe en absoluto, las comisuras de sus labios están ligeramente hacia arriba y sus ojos siguen ardiendo. Algo ha ocurrido, y a mi madre le gusta mucho.
- ¿Qué puedo hacer por ti?
- Tengo buenas noticias, - mi madre es ahora como una niña pequeña que ha recibido un regalo genial por vacaciones, pero duda en enseñárselo a todos los que la rodean, - he conseguido un trabajo. Las líneas de felicitación están oficialmente abiertas.
- ¿De verdad? - Me arrojo a sus brazos y me alegro mucho de que haya conseguido su objetivo. Durante el tiempo que estuvo buscando un nuevo empleo, que duró las dos últimas semanas, desde que mi abuela recibió el alta del hospital y pudo quedarse sola en la granja, no había nada adecuado para mi familia. Andaba disgustada, deprimida y obviamente de mal humor. - Felicidades, mami, siempre he creído en ti, eres la mejor.
- Gracias, cariño, gracias. Tu apoyo con mi padre me hizo seguir adelante y, gracias a ello, he vuelto a la carga... Mi madre es una buena chica, una auténtica luchadora, después de tantos problemas con mi abuela, después de que su pupila favorita se marchara del país... Ella tomó todo en sus manos y demostró que es una profesional en su campo e incluso a su respetable edad, encontró un trabajo que le gusta. Esto vale mucho. - Entonces, ¿vamos a celebrar este acontecimiento?
- ¿Ha llegado ya papá del trabajo?
- Todavía no, pero no te preocupes, - primero nos sentaremos contigo y lo celebraremos con la compañía de las mujeres, y luego vendrá papá, y nos sentaremos con él y lo celebraremos. Nunca se pasa demasiado tiempo con la familia.
Así que, ¿cómo iba a rechazarla? No podía, aunque hablar de mi futuro nieto o nieta seguía siendo una pesada carga para mí, y cada día lo era más. Y ocultar un secreto así a mis padres me hacía sentir incómoda. Antes podía compartir casi todo con ellos y contarles todo tipo de secretos, pero ahora crecía una roca entre nosotros que nos separaba. De momento no se notaba, pero con el tiempo...
- ¿Qué vais a tomar? - preguntó mi madre, en cuanto hubimos preparado una pequeña mesa de bufé con bocadillos y todo tipo de golosinas.
- Vamos a tomar tu zumo de manzana, es increíble, - señalé con la cabeza la jarra de tres litros de zumo que mi madre había hecho con sus propias manos el otoño pasado. No sólo está siempre trabajando, sino que también se las arregla para estar pendiente de la casa. Es una mujer hecha de oro, y me parece que mi padre la quiere cada año más.
- ¿Sólo zumo? ¿No quieres algo más interesante que un simple zumo? - Sabía lo que mi madre me estaba insinuando, pero últimamente el agua y el zumo han sido mis bebidas favoritas durante los próximos nueve meses, así que sigamos así.
- No, gracias, he decidido ponerme en serio con el deporte, así que seguiré con el régimen, - estoy tan disgustada en este momento que quiero caerme por los suelos, porque no estoy acostumbrada a mentir a mis padres, todo esto es nuevo para mí, y no quiero que se convierta en una tradición en el futuro. Son mi gente más cercana, y no es bueno engañar a tu gente más cercana.
- Mmm, bueno, el deporte es bueno, el deporte es genial, - no sé si mi madre se creía estas chorradas, pero no siguió con el tema, y yo se lo agradecí mucho en ausencia. No quería caer aún más en el pozo negro de las mentiras.
Más tarde, la conversación derivó hacia dónde había conseguido trabajo mi madre y lo feliz que estaba de poder volver por fin a su trabajo favorito. Estaba tan emocionada por su éxito que parecía que en cualquier momento despegaría y volaría desde este apartamento para sobrevolar la ciudad y compartir su increíble buen humor con todo el mundo.
- Bueno, mami, entonces te felicito una vez más por haber encontrado un buen lugar para trabajar, y envidio a tu hijo en ausencia. Envidia blanca de que esté en buenas y seguras manos, - anuncié a mi madre como un brindis más, y ya sentí que debía correr al baño, porque ese bote de zumo se había acabado, y yo no soy de goma, no me cabe todo dentro.
- Gracias, querida, gracias, estoy muy contenta. Hablando de mis mascotas, ¿has llamado a Oleksandr? - La mención de este hombre me puso tensa de inmediato, y el zumo que me entró en la boca casi vuelve a salpicarme. No esperaba semejante giro de la conversación desde el primer momento.
- No, no le he llamado, ¿y por qué iba a hacerlo? - Espero haberlo dicho de la forma más incolora y tranquila posible, como si sólo fuera mi jefe involuntario durante un par de días, por lo que no le veía sentido a seguir en contacto con él. Mi madre no sabe que tengo un hijo de este hombre dentro de mí.
- Vamos, ¿no lo sabes? - Los ojos de mi madre se redondearon hasta el punto de parecer que yo había hecho algo malo, y ahora le daba vergüenza admitir que yo era su hija.
¿Qué podía haber pasado para que mi madre iniciara esta conversación y luego reaccionara tan emocionalmente ante la noticia de que no me comunico con Oleksandr?