- Espero que nos veamos pronto, - Marat pareció decir mis pensamientos en voz alta, y sentí amargura en el corazón, porque no era real Ojalá pudiera decírselo de una manera más tolerante y no ofender sus brillantes sentimientos.
- Muy pronto, el tiempo pasará volando y nos veremos y construiremos algo genial y enorme contigo, - sí, mentí, pero se trata de un niño pequeño, así que la frase de que más vale verdad amarga que mentira amarga no será pertinente aquí. En esta situación, todo funciona al revés. Los niños son las flores de nuestra vida, así que no debemos dejar que dejen de hacernos felices con su optimismo y alegría en su forma de percibir el mundo.
- Sí, será genial, - los ojos de Marat ya brillaban con un fulgor irreal, y entonces desvió su mirada de mí hacia algún lado, asintió con la cabeza y luego dijo algo que yo no esperaba oír. - Papá quiere hablar contigo. Así que adiós, hasta luego.
Ya había tenido suficiente... Me pillaron en este juego después de todo...
Me pillaron por sorpresa, me cogieron con un anzuelo por las agallas y me arrastraron escaleras arriba para que me enfrentara a un pescador experimentado, o mejor dicho, a Oleksandr, que me hizo la jugarreta. No en vano Maratik se volvió hacia un lado, saludó con la cabeza a su padre y le dijo que su querido papá quería oírme y verme. Mientras buscaba respuestas a esta importante pregunta, apareció ante mis ojos el rostro de una persona que en otro tiempo fue tan querida y deseada, y ahora...
- Hola, Diana, - dijo mi marido como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera habido ninguna ruptura entre nosotros, como si no hubiera habido ninguna conversación que se hubiera convertido en un escollo para el desarrollo de nuestro futuro camino juntos. Lo dijo como si todo estuviera bien, como si no hubiera pasado nada, como si no se hubiera ido del país sin despedirse de mí. El hombre siguió con su vida normal, yo soy la tonta por desgastar mis nervios y arruinar mi salud, y este hombre tan guapo está muy bien.
- Buenas noches, Oleksandr, - hice este saludo muy formal para que no pensara que me olvidaría de todo lo que había hecho y seguiría comunicándome con él como una chica dulce a la que él había convertido en una zorra mala. Al fin y al cabo, fue él quien minó mi fe en las personas, especialmente en los hombres y en la sinceridad de sus intenciones.
- Estás muy guapa, - puso mi marido cuando hubo una pausa entre nosotros de un par de segundos, y uno podría suponer que se trataba de una mala conexión, pero en realidad ambos sabíamos que era la falta de temas para la comunicación como tal, y ambos sabíamos por qué ocurría. Por eso no entendía por qué Sasha montaba este circo, por qué le quitaba el teléfono al chico. ¿Por esta frase, que al menos suena burlona?
- Muchas gracias, ¿qué tal? - no quería seguir participando en este juego de malos actores, así que tenía un plan en la cabeza al que tenía que atenerme. En primer lugar, era librarme de la compañía de mi madre por un tiempo, así que salí de la cocina como si quisiera hablar con Oleksandr de algo secreto.
- Todo es estupendo, Marat y me gusta todo lo que hay aquí, - dijo, y estas palabras fueron para mí la gota que colmó el vaso de esta paciencia que ya estaba rebosando. Estaba lleno incluso cuando aparté a este hombre de mi vida, lo taché de mi destino, pero ahora era demasiado. Era una auténtica blasfemia.
- Oh... oh... qué es esto... - pulsé estúpidamente el botón que cambiaba la cámara para que no se viera mi cara y, para que el efecto fuera completo, empecé a sacudir el móvil como si estuviera a bordo de un barco en plena tormenta. En ese momento, encontré un modo que desenfocaba toda la foto para que mi marido se quedara mirando el punto borroso y no mi cara. Era demasiado honor para él mirarme después de su cerdada hacia mi persona.
- Diana, ¿qué pasa? ¿Por qué no puedo verte? - A juzgar por la forma en que la voz de Sasha empezó a sonar preocupada, fui capaz de interpretar esta escena bastante bien, así que espero mi recompensa a la mejor actriz de este manicomio.
- Debe ser algo relacionado con la conexión... Tal vez no sea el destino el que nos haga hablar, señor Oleksandr, no es el destino... - y sin esperar a que el hombre respondiera a mis palabras, colgué y le llevé el teléfono a mi madre con el alma tranquila, sintiéndome satisfecha conmigo misma como si hubiera hecho algún increíble descubrimiento mundial que salvara a la humanidad, pero en realidad acababa de enseñarle la lengua a este imbécil con mis propias palabras. Creo que si menea un poco el cerebro, oirá el significado oculto en mi última frase.
- Algo pasó con la conexión, la conversación se interrumpió, - con estas palabras le pasé el teléfono a mi madre, y me di la vuelta para salir de la cocina, ya que no quería esperar a que el señor Oleksandr intentara llamarnos de nuevo.
- Entonces, ¿puedes esperar a que vuelvan a marcar? - oí una pregunta lógica de mi madre detrás de mí, y yo estaba mentalmente preparada para ella, así que sabía cómo responderla.
- Ya tengo que ir a una conferencia en línea sobre el seminario, - fue otra mentira que salió de mi boca, pero sin la cual era imposible imaginar cosas relacionadas con Oleksandr. De esta mentirijilla sobre el seminario a la vida que crecía dentro de mí, así que saluda a Oleksandr, y mis disculpas por haber tenido que elegir estudiar antes que charlar con él. Lo haré mejor la próxima vez. Gracias.
Si mi madre transmite mis palabras a ese burro, y lo hará, no me cabe la menor duda, entonces la casa de alguien arderá, y arderá durante mucho tiempo, estoy cien por cien seguro de ello. Bueno, no soy el único que debería estar mordiéndome los codos y aullando de desesperación ante sus palabras, que sienta él también lo asqueroso que es que alguien te escupa en el alma....