No te necesitamos

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- ¿Habría habido alguna forma de que conocieras a tu novio sin mí? - le pregunté a Rebecca la noche siguiente en un restaurante de nuestra ciudad. Su amiga me había pedido que saliera con ella antes de que empezaran las clases. ¿Valentin? ¿Valery? Maldita sea, se me olvidaba, últimamente tengo la cabeza llena de todo, así que no me extraña que no hubiera sitio para el nombre del novio de Rebecca. Algo con la letra B, pero qué exactamente... Podría ser Vasily, y tampoco hay que descartar esta opción.

- Hola, cariño, - la chica era más optimista que yo, así que primero me rodeó con sus brazos y luego sonrió, probablemente para conseguir un mejor efecto, que debía tener un efecto tranquilizador en mí, - te dije que te necesitaba de verdad.

- Bueno, sí, ya he oído eso antes, así como el hecho de que no puedes arreglártelas sin mí, - me suplicó tan llorosa que no tuve derecho a negarme, Rebecca era una especialista en persuasión, - pero tal vez podrías contarme con más detalle qué demonios estaba haciendo en este lugar en tu cena con...

- Menos mal que ya estaba sentada en una silla cuando mi amiga anunció el nombre de su cita, porque fue otra sorpresa que hizo que no pudiera ocultar la sonrisa en mi rostro. Y eso a pesar de que mi estado de ánimo había estado yendo y viniendo durante la última semana más o menos, y esta incomprensible reunión encima.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - No pude evitar que se me ocurriera algo, tan estúpido, la verdad, pero que se convirtió en todo el universo para mí durante ese par de segundos, - ¿cómo le llamas cariñosamente? ¿Vavik? ¿Quizá Vava?

- Vete a la mierda, - Rebecca me hizo un gesto con la mano, como si se sintiera ofendida por mis palabras, pero era imposible ocultar a mi mirada la forma en que los ojos de la chica brillaban en ese momento, - ¿tú también estás de mal humor y por eso quieres meterte con el alma de los demás?

- Bueno, perdona, si algo no me gusta, me puedo ir, no soy orgulloso, es ella quien lo necesita, no yo, así que déjala que salga de esto con su antigua ciudad. - Especialmente si usted no quiere compartir la razón por la que estoy aquí ahora.

- Vale, al diablo contigo, Shuttlecock, - dijo la chica y empezó a sonreír con los treinta y dos, o los dientes que tuviera en la boca en ese momento, y yo me quedé helado de estupor, porque sabía que Rebecca era ciertamente una fantasiosa, pero ¿Babilonia y el volante? ¿en serio? Incluso para mi amiga, esto era demasiado, se superó a sí misma y pasó a batir nuevos récords en su inflamado cerebelo.

- Qué bien, - no supe cómo reaccionar ante esto, salvo reírme salvajemente, así que decidí obtener lo que necesitaba de ella, - ¿y en cuanto a la necesidad de que yo estuviera en esta reunión con tu amigo tenista?

- Bueno... siento que nuestra relación está como arrinconada, como si algo se hubiera roto entre nosotras, y ya no quiere funcionar como antes, - mientras se inclinaba cerca de mi cara y me lo susurraba, probablemente era un secreto que sólo unos pocos conocían. Y yo tenía mucha suerte de conocer ese secreto.

- Te entiendo, pero ¿cómo estoy involucrado en todo esto? ¿Me estás ofreciendo trabajar como tu psicóloga a tiempo parcial? - Realmente no me había dado cuenta de la importancia de mi figura en esta pareja, y hubiera estado bien haber entendido yo misma mis sentimientos. Si es que tenía alguno...

- No, pero siempre se ve mejor desde fuera, así que su punto de vista puede ayudarme mucho. Ya sabes, ver cómo me mira, si hay chispa entre nosotros... Todo tipo de cosas que puedes no notar cuando estás constantemente en una relación así.

- Y en el futuro, si todo va bien entre vosotros, ¿me ofreces vivir contigo como una tercera persona en la misma casa? Si hay alguna disputa o escándalo entre tu prometido y tú, ¿me pedirás consejo para resolverlo amistosamente? - No entendía el plan de mi amiga, sonaba muy estúpido. O quizá me estaba perdiendo algo...

- ¿Te resulta difícil? Siéntate con nosotros y hablemos. Será nuestro encuentro habitual contigo, sólo que con una tarea adicional para ti, querida, - vertió sus palabras con tanta belleza que los fideos que me había colgado ya me colgaban hasta la segunda barbilla, - por cierto, aquí están.

Pensaba intentar salir de esta una vez más con los tres aquella noche, cuando mi amiga se apartó de mí y miró a lo lejos. Cuando yo hice lo mismo, me di cuenta de por qué Rebecca había dicho “ellos”, porque había dos tipos caminando hacia nuestra mesa. Uno de ellos debía de ser Babylon, pero el otro...

- Tomé la iniciativa y decidí que ya era hora de que dejaras de ser monja y te buscaras un novio para ti y para tu salud. Y Volanchyk me ayudó con esto trayendo a su mejor amigo a esta cena. Mi amigo era soltero.

Mi amigo estaba radiante de felicidad por su increíble truco, y en ese momento yo estaba tan enfadado que sentí que en un segundo más los tres Shuttlecocks estarían volando por este restaurante a una velocidad envidiable, y yo mismo les ayudaría con esto.

- Mi querido Shuttlecock, - se apresuró a decir mi amiga a su amante, y descubrí que no era la única a la que casi se le saltaban las lágrimas de la risa con este apodo de Babylon, su amigo no se contuvo en sus sentimientos, así que se rió a carcajadas en ese momento.

- Hostia puta, Vavan, tu apodo mola, me lo tendré que apuntar, - no pude evitar dejar salir mis emociones, porque era imposible contener la risa que me subía por el esófago y ahora estallaba en carcajadas salvajes.

- Oye, aún no os conocéis, pero ya estáis en la misma onda, ¿no? Por qué insultas a mi novio? - Rebecca se levantó a por su pelota de tenis, y Marian (así se llamaba el chico) y yo no pudimos evitar seguir riéndonos de esta pareja tan extraña.

No sé si fue este momento con el apodo de Babilonia lo que influyó, o si realmente estábamos en la misma onda, pero después de eso, la comunicación con él mejoró inmediatamente, como si lo conociera desde hacía al menos un par de años, y no sólo un par de minutos. Hablábamos de todo y de nada al mismo tiempo, sobre todo porque esta comunicación era tan necesaria como el aire, ya que esta pareja de enamorados ronroneaba sobre su amor sin límites, lo que hizo que mi interior se volviera borroso al cabo de media hora. No entendía nada, si mi amigo decía que tenían algunos problemas con este Babilonia, ¿dónde estaban? No es que buscara específicamente algo en este dúo, pero desde fuera, todo es genial con ellos, toda pareja de enamorados debería tener una relación como la de estos dos. Todo era tan dulce que me hizo sentir un poco enferma. ¿O es que me entristecía ver cómo la gente puede amarse sin pensárselo dos veces?




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