No te necesitamos

12

La siguiente vez que abrí los ojos, parecía que estaba más preparado para el estado en que me encontraba. Rápidamente llegué a la conclusión de que debía de haberme desmayado de nuevo, y empecé a buscar a Rebecca, que no había hecho nada bueno la última vez que la vi en esta realidad. Así que, para asegurarme de que mi amiga no había hecho ninguna estupidez y no había contactado con Oleksandr de ninguna manera, empecé a sacudir la cabeza de un lado a otro y me di cuenta de que todo había cambiado durante mis vacaciones. Todo había cambiado radicalmente. En lugar de una ambulancia, había paredes blancas y el techo del mismo color, y no era mi amiga la que me miraba, sino un hombre. O más bien un novio, porque bastaba una mirada para darse cuenta de que no era un hombre respetable. Y el segundo detalle en el que me fijé fue en su bata, que era del mismo color lechoso que las paredes que le rodeaban, y si no hubiera visto la cara de este tipo, habría pensado que estaba alucinando, porque todo a mi alrededor se fundía en una mancha blanca.

- ¿Quién eres? - le hice la pregunta que realmente me interesaba en ese momento, porque al parecer él no quiso entablar una conversación primero, sino que me miró como miran los visitantes a los animales en un zoo. Como para mirar y, si hay suerte, para asistir a un espectáculo circense sobre algunos trucos.

- Doctor, no se preocupe tanto, porque otro desmayo en su estado no conducirá a nada bueno, - me puso las manos en los hombros y tiró de mí hacia la cama del hospital, porque yo ya tenía ganas de saltar y correr hasta donde alcanzaba la vista. No fue una decisión consciente, sino más bien un reflejo debido a mi estado mental durante el último periodo de tiempo.

- Doctor, ¿dónde está mi amiga Rebecca? - Decidí no enfrentarme al tipo, porque no quería que hoy me trasladaran de este hospital a una especie de manicomio y, dado mi estado, tal cosa podía ser muy posible. ¿Quién me necesita en este hospital con mis psicópatas y mis, "lo quiero así y no de otra manera?".

- ¿La que casi hace explotar medio hospital y amenaza a todos los empleados de este edificio médico con amenazas de diversa índole y gravedad? - Oooh, al parecer, este médico había caído bajo la mano caliente de Rebecca, porque ante estas palabras hizo una mueca como si recordara haber conocido a mi loca amiga.

- No pude ocultar la sonrisa en mis labios, porque Rebecca era realmente capaz de volarle la tapa de los sesos a todos los empleados de este hospital con una cucharilla, tenía un carácter muy combativo, así que no había duda de sus habilidades.

- Fue a la farmacia a por medicamentos para ti, y debo decirte que las enfermeras respiraron aliviadas cuando vieron a tu amiga salir del hospital. Qué quieres que te diga, hasta yo te envidio, porque teniendo una amiga tan valiente y feroz como la tuya, no tienes que temer a los matones de los callejones, ella les echará un ojo en el pie por ti, - dijo el médico a modo de broma, pero no tenía ni una sombra de sonrisa en la cara, lo que podía significar que realmente creía en este desarrollo de los acontecimientos, y no pude evitar pensar para mis adentros que ahora estaba en deuda con Rebecca para el resto de mi vida, hoy me había ayudado mucho.

- ¿Qué me había pasado? Dudaba que tuvieran tiempo de hacerme alguna prueba o radiografía mientras estaba inconsciente, pero ¿quizá tuvieran alguna idea preliminar al respecto?

- Todo es muy sencillo: nervios, nervios y más nervios. ¿Has oído hablar alguna vez de una bola de nervios?

- Bueno, sí, ¿por qué? - ¿Tal vez es algún tipo de término médico, y no en lo que estoy pensando?

- Pues bien, paciente Diana, tú eres un claro ejemplo de lo que es una bola de nervios. Incluso cuando estabas en una realidad paralela, no podías quedarte ahí tumbada, intentabas correr a algún sitio, te retorcías, gritabas algo para ti misma. Por eso tuvimos que inyectarte un sedante y trasladarte a una sala aparte para que no interfirieras en el tratamiento de los demás. No puedes hacer eso, Diana, te llevarás rápidamente a las canas y a un ataque de nervios. - A pesar de que el tipo era de mi edad o incluso más joven, empezó a regañarme como a una niña pequeña, y en otra situación no me habría callado, sino que le habría contado lo que pasaba, pero el médico tenía razón, últimamente no soy yo misma, toda emocional y nerviosa.

- Lo siento, siento mucho estar causando tantos problemas a todos los que me rodean, - sonaba a locura viniendo de una chica de mi edad, pero realmente no me sentía bien que alguien se sintiera incómodo por mis acciones, me refiero a los pacientes, para los médicos es su trabajo habitual.

- No pasa nada, no te preocupes, cuídate. Hemos llamado a tus padres, y deberían llegar pronto, - esta noticia me hizo sentir bien, pero había algo que me molestaba, algo que añadía amargura a la visita de mi madre y mi padre al hospital.

- Doctor, ¿puedo pedirle un favor? - Como no había nadie más en la habitación que nosotros dos, intenté hablar con el chico sobre lo que más me preocupaba en ese momento.

- ¿Qué era? - Era un tipo bonachón, se notaba que aún no había tenido bastante con este trabajo, y por eso trataba a los pacientes con mucha amabilidad e intentaba satisfacer sus deseos en la medida de lo posible.

- No podrías haberles contado a mis padres mi estado... - moví la mirada hacia mi estómago para mostrar lo que quería decir.

- No estaba segura de si él sabía o no que estaba embarazada, pero mi petición no dependía de eso, sino de que no quería arrancarles el suelo de debajo de los pies a mis padres. No es necesario informarles así de la próxima incorporación, porque pueden acabar en la cama de al lado, y está claro que no quiero eso.

- Sí, aún no lo saben, y no me gustaría que se enteraran de la condición especial de su hija de una forma tan chocante y por boca de desconocidos, - también era muy importante, porque mi madre y mi padre podrían guardarme rencor por no compartir con ellos semejante secreto, - pero todo su entorno ya conoce la noticia de que van a ser abuelos. Se han volcado en mi educación y mi crecimiento, y yo les trataré como al último cerdo.




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