- Soy médico, - declaró Mark con orgullo, y probablemente en otra situación, Oleksandr habría encendido su cerebro e intentado analizar algo, pero no esta vez, porque las siguientes palabras del hombre nos dejaron atónitos tanto a mí como al chico
- Es increíble, doctor, así que puede contar sus propias costillas en cuanto se las arregle...
No sé por qué Mark siguió actuando como un noble caballero, pero el tipo puso los puños por delante y enseguida se hizo evidente que tensaba todo el cuerpo. O realmente quería defenderme tan desesperadamente, o simplemente estaba jugando para la cámara para conseguir más visitas en su cuenta, pero incluso una mirada al doctor fue suficiente para que comprendiera que debía detener este enfrentamiento. Ante todo, por el bien de Mark, que podría resultar herido, y entonces no sólo el chico tendría problemas, sino también Oleksandr. Y si el primero está tumbado a mi lado en el pabellón, el segundo estará entre rejas. Y no podía dejar que eso ocurriera, principalmente por Marat, que no debería sufrir por culpa del idiota de su padre.
- Para, - hice acopio de fuerzas y cuerdas vocales y grité lo más fuerte que pude, y esta orden iba dirigida al hombre que había apagado por completo su cabeza y encendido emociones que podían conducir a la tragedia. - Detente. No deberías hacer esto.
- ¿Por qué? Tu novio está pidiendo una dulce azotaina, y no puedo negarle esta petición, - ¿era sólo yo, o los celos del hombre estaban jugando dentro de él en ese momento, y por eso estaba diciendo tales palabras?
- ¡Si quieres hablar conmigo y averiguarlo todo, entonces no lo harás! Si quieres demostrarme quién es el tipo duro aquí, entonces adelante, pero nunca volveré a dirigirte la palabra, nunca oirás una sola palabra mía, - sonaba como un ultimátum, era muy consciente de ello, y admití que Oleksandr podría reírse en mi cara y dirigirse a Mark para seguir con su plan, pero realmente nunca volvería a tener una conversación con él si siquiera había tocado al tipo con el dedo. Nadie ni nada debe sufrir por nuestras rencillas, es un asunto que debemos resolver entre nosotros.
- ¿En serio? - dijo el hombre con escepticismo, con una sonrisa sarcástica en la cara que significaba que no le importaban mis condiciones, y yo estaba a punto de rendirme porque mi intento había fracasado tan vergonzosamente, pero entonces se volvió hacia Mark, - ¡Fuera de aquí! ¡Lárgate de aquí!
- ¿Cómo te atreves a hablarme así? Y en general... - y este idiota también es bueno, tiene la oportunidad de salir ileso y sano de este pabellón, y se topa con una grosería. Incluso por su complexión, está claro que para Oleksandr, este Mark será como un dulce caramelo que se tragará rápidamente y se olvidará de su existencia, ¿realmente sólo yo puedo pensar con lógica, y el tipo no es capaz de hacerlo?
- Mark, por favor, déjanos solos, tenemos que hablar, - casi le supliqué al tipo, rezando a todos los dioses para que se largara y no continuara con este espectáculo de superhéroes. Sólo en las películas todo termina en un final feliz, y la vida definitivamente no es una película, mucha mierda sale a la superficie....
- Bueno, está bien, pero si necesitas algo, estoy justo en la puerta. Sólo tienes que llamarme, y estaré allí enseguida, - el médico se puso a soltar improperios, y empezó a retirarse de la sala con paso aparentemente seguro, pero sus movimientos bruscos seguían delatando su interior. El tipo tenía miedo de Oleksandr, y en el fondo probablemente se alegraba de poder salir de aquí, sólo que no quería demostrármelo ni a mí ni a su oponente.
- Por supuesto, en cuanto el ama te llame, vendrás aquí mismo, rascarás a tu fiel perro detrás de la oreja y puede que incluso le des un hueso, - el hombre no pudo resistirse a comentar la salida de Mark, y por segunda vez en tan poco tiempo sentí en sus palabras que no se alegraba de tener a alguien cerca de mí. ¿Por qué? ¿Cuál era el motivo? ¿Qué diferencia hay para él quién y qué me rodea?
- ¿Puede dejar sola a una persona? - En lugar de al médico, respondí a Oleksandr, porque, para mi gran felicidad, Mark se limitó a mirarme por última vez después de las palabras del hombre y cerró la puerta. Cerró la puerta tras de sí.
- ¿Qué pasa, no te gusta que insulte a tu mascota? - Parecía haber encontrado un punto sensible y seguía insistiendo en él, y puesto que había una razón para tales palabras, era bastante efectivo por su parte recurrir a tales tácticas.
- En primer lugar, él no es mi favorito, y en segundo lugar, él no tiene la culpa de que seamos como perros y gatos tirándonos el uno al otro...
- Bueno, si empezaste con estos dos puntos, entonces lógicamente llevan al tercero, - terminó Oleksandr por mí, aunque yo tenía en mente palabras completamente diferentes que quería escupirle en la cara.
- ¿Cuál es el tercer punto? - pregunté, estupefacto, porque no entendía adónde quería llegar con esta conversación.
- En tercer lugar, este bastardo está metiendo sus asquerosas bolas de masa en una mujer que lleva a mi hijo bajo el corazón, ¡y no lo permitiré!