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Después de la visita de Oleksandr, controlé al máximo mis emociones para salir cuanto antes del hospital y no pasar aquí ni un día más ni un minuto más. El resto de la tarde de ayer fue un verdadero desastre para mí, porque empecé a analizar todo lo que había pasado en nuestra relación con este hombre, a indagar en mí misma y a encontrar algo que pudiera haberle alejado tanto de mí, y a llegar a algunas conclusiones en relación con todas estas consideraciones. ¿Y sabes a qué llegué al final? Al principio, por extraño que parezca. Me quedé pensando que era el último cabrón del mundo y que yo no merecía que me trataran así. Con la ayuda de estas tranquilizaciones pude calmar un poco mi inflamado cerebro y conciliar el sueño.

Y hoy me he levantado mucho más alegre, porque he conseguido demostrarle a Mark que ya estaba todo muy bien con mi salud y que debía irme a casa, porque estaba ocupando el lugar de alguien con sólo tumbarme de lado. Al principio, el tipo me puso mala cara, diciendo que no era el momento y todo eso, pero acordé con él que grabaríamos otro vídeo “bomba”, y ambos acordamos seguir cada uno por su lado. Yo volvía a mi casa, y él conseguía contenido con una persona de verdad. Dudo que haya mucha gente dispuesta a participar en estas miniseries de aficionados, así que Mark se agarra a cualquier paja de su futura vida de lujo y estrellato.

Mi madre se ofreció voluntaria para venir a recogerme al centro médico y, aunque la convencí de que no lo hiciera, porque aún tiene trabajo y responsabilidades, me aseguró que se había puesto de acuerdo con su jefe y que no habría problemas. Por supuesto, era agradable que mi familia se preocupara tanto por mí, pero seguía pareciendo que tenía seis años y mi madre había venido a recogerme al colegio para que no le pasara nada a su estúpida hija de camino a casa.

- ¿Quién era el que vino a verte ayer? - preguntó mi madre cuando estábamos empaquetando todas las cosas que, por alguna razón, había traído anteayer. Le había pedido a mi madre que trajera sólo un chándal y un cargador de móvil, pero hizo un gran trabajo y casi trajo la mitad de mi armario. Pero, ¿cómo lo hizo? Bajo su atenta mirada, mi padre trajo estas cosas e intentó no dar señales de que algo iba mal, pero en cuanto vi esta cantidad de cosas, enseguida empecé a preocuparme por su hernia y la probabilidad de que la operaran en este hospital. La hiperprotección de mi madre empezaba a asustarme un poco.

- Um... ¿cuándo? - Estaba decidida a salir de aquí lo antes posible, así que la pregunta de mi madre me pilló por sorpresa, aunque no fuera demasiado difícil o peliaguda.

- Bueno, por la tarde. Una de las enfermeras me dijo que ayer por la tarde vino a verte un hombre. ¿Era Andriy?

- Ahh, no, Andriy no. Era Oleksandr. - No le oculté la verdad y no le vi sentido. No quería que mi madre empezara a inventarse historias sobre Andriy, porque la última vez que se encontró con él pude ver enseguida en su cara que sospechaba que algo iba mal. Algo puramente mío, y por alguna razón mi propia lógica me decía que mi madre se había imaginado algo que en realidad no existía.

- ¿Sasha está aquí? - Fue una sorpresa para ella, y ni siquiera pudo ocultar sus emociones al respecto. - Mira, está aquí, y al menos me llamó o me envió un mensaje corto. ¿Cómo era? ¿Qué te ha dicho?

- Todo parece estar bien, creo que sólo estaba ocupado después de volver al país, así que no te preocupes, volverá a escribir, - forcé una sonrisa, justo cuando estaba exprimiendo esta frase como los últimos restos de pasta de dientes de un tubo, porque no me sentía nada bien, sino todo lo contrario

Si Oleksandr no descubrió lo que me pasaba y dónde estaba sin la ayuda de mi madre, entonces sólo podía haberlo hecho una persona, y yo empecé a sentirme traicionada en ese momento y me amargó el corazón La lealtad de los parientes se pone a prueba en los momentos difíciles, y fue ofensivo hasta el punto de amargarme el corazón que mi persona me hubiera traicionado...