- ¿Debería tomarme un par de días libres en el trabajo? ¿Qué te parece? - me preguntó mi madre cuando volvimos del hospital y lo primero que hicimos tras deshacernos de mis bolsas de trapos fue ir a la cocina. Aunque la comida en el hospital no estaba mal, y no puedo decir una mala palabra del personal médico, nadie ni nada se comparará jamás con lo que cocinaba mi madre. La comida casera es comida casera, preparada con amor y cuidado, no solo para meterte algo en el estómago.
- ¿Por qué? - Tenía ganas de probar la comida de mi madre, así que me quedé inmóvil con el tenedor en la mano y cara de idiota. Por supuesto, no me importa que mi familia descanse, pero ella...
- Me quedaré en casa con vosotros estos días, pasaremos tiempo juntos, veremos algunos programas de televisión, - ajá, eso es, esta hiperprotección que vuelve a asustarme. Antes, mi madre no se preocupaba tanto por mí, por supuesto, como cualquier madre adecuada y cariñosa, se preocupaba por su sangre, pero esta vez se está deslizando hacia una especie de locura.
- Mamá, puedes hacer lo que quieras, pero si te vas a quedar sólo por mí, entonces no lo hagas, ahora estoy muy bien. Incluso los médicos lo han confirmado, no hay amenazas para mí y mi... mi salud, así que no hay razón para preocuparse, - espero que mi familia no me vea sonrojarme en este momento, porque estuve a punto de decir algo innecesario. Estuve a punto de fracasar cuando casi digo algo sobre el niño... Sólo en el último momento me detuve.
- Oh, esos médicos pueden decir cualquier cosa, con tal de tener el menor trabajo posible, - uf, parecía haber pasado, mi madre seguía en su onda y no se dio cuenta de mi pinchazo.
- Pero hacía tiempo que no me sentía tan bien, aunque ahora estoy para pasar todas las pruebas de educación física, - y al mismo tiempo apreté las manos en los bíceps para confirmar mis palabras y demostrar a mi madre que realmente estaba bien y podía estar tranquila conmigo.
- Bueno, no vayamos con las normas todavía, de momento te han dado una semana libre en la universidad y luego te han dicho que veas cómo te encuentras. Así que no te adelantes, - y mi familia me puso delante una ración tan enorme de albóndigas que si hubiera estado al menos una semana con esta “dieta”, seguro que no habría entrado en ninguna universidad, me habría costado incluso salir del piso con mis nuevos y voluminosos parámetros.
- ¿Quién me ha dado tiempo libre? - Ya estaba salivando al ver las golosinas, pero esta información me interesaba seriamente. ¿Qué me había perdido y dónde?
- Tu decano llamó ayer, si no me equivoco, Pavel Alekseevich o algo así...
- Pavel Olegovich, - y ahora mi apetito ha desaparecido casi por completo, valía la pena oír hablar sólo de este bastardo.
- Sí, sí, Pavel Olegovich, así es. Me pidió que te dijera que tienes una semana para recuperarte, que no debes apresurarte a volver a la escuela si te sientes mal. Me aseguró que lo arreglaría todo con los profesores y que no tendrías ningún problema por faltar a clase. Un hombre muy agradable, decente, de buen carácter, - mi madre empezó a enumerar los méritos del decano, y si no conociera a esta "persona" de vista, realmente habría creído que era una especie de milagro, no un hombre.
- Sí, he tenido mucha suerte de tener un decano tan increíble, - esperaba sinceramente que mi familia no sintiera sarcasmo en mis palabras, pero esta vez recibí ayuda en forma de llamada al timbre de la puerta principal, así que mi madre no tuvo tiempo de pensar en mis palabras y corrió a abrir la puerta al visitante.
¿Qué pretende ese cabrón llamado Pavel Olegovich? ¿Qué tiene pensado para mí este cabrón? Por algo me halaga y trata de hacerse pasar por un buen tipo que intenta hacer lo correcto por mí. Hay algo aquí... Algún tipo de enganche...
- Hija, - volvió mi madre en apenas un par de segundos, y yo ni siquiera había conseguido llevarme a la ebullición lo del decano sinvergüenza.
- Ja, - parecí salir del charco de pensamientos y miré a mi madre.
- Alguien ha venido a verte, - apenas pronunció estas palabras, y su rostro estaba tan pálido que temí que mi madre fuera a desmayarse.
- ¿Quién está aquí? - No podía entender qué o quién podía asustar tanto a mi madre, pero me levanté de un salto por si realmente no podía hacer frente al exceso de emociones negativas.
- La policía...
Ahora me hubiera gustado que alguien asegurara mi cuerpo si caía inconsciente al suelo y se quedara allí hasta que la policía abandonara el apartamento. Pero estaba siendo optimista, y la vida está lejos de ser miel sobre hojuelas, así que en apenas un par de instantes, un agente de la ley apareció ante mis ojos. No me costó mucho trabajo averiguar por qué este hombre de unos cuarenta años había venido a visitarnos. Y por qué esas autoridades se interesaban por mi persona...
- Enhorabuena, - me dijo el hombre con la cabeza, y mientras tanto yo eché mi quinto punto hacia atrás en la silla, esperando que mi madre se las arreglara sin mi ayuda física. Inmediatamente empecé a sentirme muy mal, una oleada de fatiga y debilidad me invadió tan rápida e inesperadamente que amenazó con derribarme y arrastrarme a tierras desconocidas.
- Buenas tardes, - no tenía experiencia en la comunicación cara a cara con agentes de policía, así que no sabía cómo comportarme. ¿Debía pedir un certificado de la relación real de este hombre con la policía? Tal vez debería haberlo hecho, pero creo que la madre ya había hecho esa comprobación si le había permitido entrar en el apartamento. ¿Debería preguntar por qué el hombre vino aquí? Por un lado, tenía una idea bastante buena de por qué estaba aquí, pero por otro lado... ¿Quizás algún otro demonio está interesado en este hombre, así que no hay necesidad de correr al infierno ante su padre?
- Investigador Borysenko Viktor Nikitovich, - se presentó el hombre y me mostró un certificado con el mismo nombre, confirmando sus palabras, - voy a pedirle que responda a unas preguntas sobre el incidente en el despacho del decano de su universidad. Y le ruego que espere en la puerta mientras le hago unas preguntas a su hija sobre el incidente. Muchas gracias.