No te necesitamos

26

- Bueno, en general... No estoy segura de que podamos tener una relación... Lo siento, pero definitivamente no estoy preparada para eso ahora mismo, tal vez con el tiempo... -Tenía enormes dudas de que algo surgiera de ello más adelante, pero qué demonios. Andriy es una persona muy agradable, se preocupa por mí, tal vez un día mi corazón se derrita por él y tengamos química que nos lleve a algo grande... Así que no te rindas conmigo.

- Vale, lo entiendo, no te preocupes, - o el chico estaba ocultando muy bien sus verdaderos sentimientos, o estaba preparado para este rechazo de mis labios, pero su estado de ánimo no se deterioró, sino que se mantuvo en un nivel bastante alto, - pero podemos seguir siendo amigos al menos por ahora, ¿no? ¿Nada nos lo prohíbe?

- Claro que sí, podemos, - mi corazón se alivió cuando le conté a Andriy lo que había estado pendiendo sobre mí como una espada de Damocles tras su confesión en el hospital. Al menos ha surgido algo de claridad en el horizonte de mi vida, y eso es bueno, y es un punto a favor en mi hucha casi vacía de logros.

- Diana, ¿conoces por casualidad a ese hombre de ahí? - El joven miraba hacia algún lugar por encima de mi hombro, y en cuanto seguí su dirección, la sangre empezó a hervirme en las venas, como si hirviera en un fuego fuerte. - Lo he visto por cuarta vez durante nuestro paseo, y es sospechoso.

Bueno, ¿te conté lo del claro en el horizonte? Olvídalo, todo se cubrió de nubes negras en cuanto vi a Oleksandr cerca...

Incluso a una distancia considerable, pude sentir cómo Oleksandr me quemaba con la mirada y cuánto me odiaba en ese momento. Y probablemente no sólo a mí, porque también lanzó un par de miradas devastadoras a Andriy, que estaba cerca y no se había dado cuenta de lo que pasaba. Si él supiera que, en cierta medida, debido a este giro en el horizonte, no puedo aceptar su amor y dejar ir el pasado, que me agarró la mano con dedos pegajosos y se negó a soltarme, incluso pienso lo contrario: estos dedos cada día acaparaban más territorio en mi cuerpo, y un día me rendiría y no podría hacer nada al respecto. Tendré que pasarme completamente al lado del mal...

- Diana, ¿estás bien? ¿Estás bien? - Andriy me zumbaba en la oreja como una mosca molesta, y debió de decidir devolverme a la realidad, porque me cogió de la mano, y fue una mala idea por su parte.

No me sentía bien, para ser sincera, me sentía fatal, y en el momento en que tomó mi miembro entre los suyos, fue peor que nunca... Y no porque el tacto del tipo me resultara desagradable, no, no sentí ni incomodidad ni placer en ese momento, pero vi perfectamente cómo le afectaba a Oleksandr ese gesto. Era como si estuviera esperando la orden de "alto", y se dirigió hacia nosotros con paso rápido, sin dejar de mirar la unión de nuestras manos. La acción de Andriy hacia mí funcionó como una provocación, en la que el hombre cayó muy fácilmente, y yo ya estaba preocupado por las consecuencias

Era el momento de actuar, no de agarrar insectos con la boca, así que aparté bruscamente la mano del tipo y me puse delante de él, porque sabía que Oleksandr no me haría daño, me refiero a dolor físico, porque el daño moral ya estaba hecho Pero no podía estar seguro de Andriy. Por su cara me di cuenta de que estaba furioso por el hecho de que el chico me estuviera tocando, y al parecer decidió demostrarlo

- ¡Detente, no lo toques! Ni se te ocurra, - le grité al hombre, que ya estaba a un par de metros y no aflojaba el paso, con los dedos tan apretados que incluso a distancia podía ver lo pálidos que se habían puesto. Sólo de pensar en lo que esos puños podían hacer en un par de segundos me ponía enfermo. A diferencia de Andriy, que o no sentía ningún peligro o estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por mí.

- ¡No te acerques a ella! - El tipo me protegió con su cuerpo y lo único que pude hacer fue taparme los ojos para no ver lo que pasaría en un par de segundos. Andriy se comportó con dignidad, como un verdadero caballero y hombre, pero yo estaba preocupado por su integridad, porque Oleksandr no le dejaría ni una mancha húmeda en un estado tan frenético Y todo fue por mi culpa... Parecía haber hecho algo para evitar todo esto, pero estaba claro que no era suficiente...

Esperaba oír un grito, un ruido, un cuerpo cayendo a mis pies, cualquier cosa, pero definitivamente no lo que realmente ocurrió. El silencio. El silencio que sólo el viento se atrevía a interrumpir con su aliento y golpeaba mi cara sonrojada. Y entonces las manos de alguien tocaron mi hombro, las cálidas manos de alguien que querían sacarme de la oscuridad en la que me encontraba, y sentí que no eran SUS manos, no, las de alguien más

En cuanto abrí lentamente los párpados, me convencí de que no era Oleksandr. Que no era él quien estaba a mi lado. Era Andriy, que estaba sano y salvo...

- Diana, ¿qué ha pasado? El chico estaba confuso, su sorpresa era fácilmente legible en su rostro, pero eso no me interesaba en ese momento, estaba absorta en otra cosa...

Apartando la mirada del rostro de Andrii, comencé a dar vueltas con la cabeza en busca de la persona que había interrumpido nuestro paseo y que me había echado agua helada con su presencia. Y encontré el objeto de mi búsqueda justo a tiempo, porque en ese momento, Oleksandr subió al coche y, con el chirrido de los neumáticos, arrancó en dirección desconocida.

- ¿Es alguien que conoces o qué? - El tipo no se calmaba, no me dejó descansar durante al menos un par de segundos, que fueron críticamente necesarios para recomponerme y digerir lo que acababa de ocurrir.

- Sí, - fue todo lo que pude decirle a Andriy, porque él no necesitaba saber más, y yo estaba sumido en un estupor salvaje por la aparición de Oleksandr en este parque. ¿Qué hacía él aquí? ¿De verdad me estaba siguiendo? ¿Por qué?

- ¿Y qué quería de ti?

Era una pregunta muy buena, y ni yo mismo sabía la respuesta...




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