No te necesitamos

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- Muchas gracias por tu ayuda, Oleksandr, - en cuanto salimos de la comisaría, empecé a alejarme de aquel hombre lo antes posible, porque su compañía me llevaba a emociones incomprensibles que no podía controlar de forma normal. Le estaba agradecida por haberme salvado, pero al mismo tiempo quería abrazarle sincera y agradecidamente, y también darle un puñetazo tan fuerte como pudiera en su insolente cara. No debo estar mucho tiempo en la calle, así que es mejor no perder el tiempo.

- Pero os llevaré a casa, así no tendréis que preocuparos, - el hombre era muy consciente de mi deseo de escapar de él, así que nos invitó a los tres a su coche, que estaba parado cerca y que a mí me pareció una trampa.

- Vamos, no queremos estresarte, ya nos has ayudado mucho. Llamaremos a un taxi, ¿vale? - Me dirigí a mi madre y a Rebecca para que apoyaran mi idea y me permitieran evitar la compañía de Oleksandr.

- Sasha, ¿no tienes prisa? ¿No tienes asuntos propios? - Mi madre desvió la mirada hacia su antiguo jefe y le hizo una pregunta, y yo me di una palmada mental en la frente porque me di cuenta de que mi plan se estaba desmoronando. Sabía exactamente qué tipo de respuesta esperar de aquel hombre, así que no me sorprendí cuando empezó a hablar.

- No, no hay nada urgente, así que vamos, te llevo, - dijo como si se dirigiera a mi familia, pero yo sabía exactamente a quién se dirigía. El hombre me había ganado en este juego en ausencia y se estaba frotando las malditas manos con satisfacción.

Miré esperanzado a mi amiga, que se movía de un pie a otro esperando el final de toda esta discusión. Debía de estar bastante afectada por el ambiente de la estación y la situación en la que se encontraba, porque hacía tiempo que no veía a Rebecca tan tímida y callada. Espero que la pongan en libertad en uno o dos días y que el tiempo que pase entre rejas no afecte mucho a su moral.

- ¿Por qué esperar a un taxi cuando Oleksandr puede llevarnos? - se encogió de hombros su amiga y entró en el coche, donde su madre y su marido ya estaban haciendo las maletas. - Esa Rebecca, esa traidora, ¡le recordaré este incidente! Por supuesto, le agradezco que no me dejara sola con esos policías, ¡pero podría haberme apoyado aquí, no haber jugado para el equipo de esta peste!

No tuve más remedio que seguir a los demás y permanecer en vilo durante la media hora siguiente, mientras llevábamos a Rebecca a su casa y luego íbamos al apartamento donde vivíamos mi madre y yo. La situación empeoró aún más por culpa de mi marido, que no dejaba de echar miradas por el retrovisor y observarme de vez en cuando. Me negué en redondo a sentarme delante, al lado de Oleksandr, pero él no desaprovechó la oportunidad para, al menos de este modo, evitar que me relajara y no darme la oportunidad de pensar que todo podía acabar así sin más.

- Sasha, Diana y yo te estamos tan agradecidos que ni siquiera puedo expresarlo con palabras, - en cuanto llegamos a la entrada, la madre empezó a dar las gracias a su marido por el rescate de su hija, es decir, de mí. - Ni siquiera sé cómo puedo agradecértelo... Nos has ayudado tanto...

- El principal agradecimiento para mí sería que pudieras controlar a Diana y asegurarte de que se toman todas esas precauciones, porque esto está lejos de acabar, la investigación acaba de empezar, así que es demasiado pronto para relajarse... ¡Qué imbécil! - Lo dijo como si yo fuera una niña pequeña y necesitara que la vigilaran para que no hiciera ninguna estupidez.

- Por supuesto, claro que la controlaré, incluso puedes estar seguro de ello, - mi madre abrazó a este caballero, y yo puse los ojos en blanco ante esta imagen porque quería golpearle en la cabeza con algo pesado, - hazme saber lo que necesites saber a continuación. Y una vez más, estoy inmensamente agradecido por su ayuda.

- De nada, - éste era un buen momento para salir del coche de Oleksandr, así que me dirigí hacia la puerta e incluso apreté el pomo mientras él añadía, - ¿Y te importa que me quede con Diana un poco más? Necesito hacerle algunas preguntas que podrían ayudarme a evitar el castigo en este caso en el futuro.

- Sí, sí, por supuesto, no hay problema, - el hombre sabía en qué punto delicado apretar, de modo que mi madre le dio rápidamente la razón y saltó del coche, dejándome a solas con él...




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