No te necesitamos

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- Por favor muévase al asiento delantero. - En cuanto la puerta se cerró tras mi madre, me sentí insegura en el coche con ese hombre. Con mi familia cerca, sabía que no empezaría a hablar de nuestra vida personal, que seguía ahí y que no se podía ocultar. ¿Y ahora Oleksandr quiere que esté lo más cerca posible de él? Pero estoy temblando de fiebre en el asiento de atrás, ¿qué le pasará a mi mente y a mi cuerpo cuando esté a un brazo de distancia de él?

- No, gracias, aquí estoy bien, - necesitaba algún tipo de barrera, si no moral, al menos física, y los asientos podían ayudarme bastante, porque no me daba cuenta de por dónde iba el hombre y qué emociones podría tener a causa de esta conversación.

- ¿Decidiste jugar con el destino de nuestro hijo? ¿Con la felicidad de nuestro bebé? - Oleksandr se volvió hacia mí, tan brusca e inesperadamente que me eché hacia atrás hasta que mi cabeza se apoyó en el cabecero, y vi en sus ojos que no bromeaba, que se trataba de un tema muy serio sobre el que estaba muy preocupado.

- No, ¡ni se me pasan por la cabeza esos pensamientos! Este niño es importante para mí, por eso lo mantendré lo más lejos posible de ti. Así que no llames a este niño nuestro, ¡es mío y sólo mío! - Tan bruscamente como retrocedí, avancé no sólo con mi cuerpo, sino también con las intenciones que empezaban a anidar en mi interior. ¿Es éste el famoso instinto maternal? ¿Realmente estoy dispuesta a estrangular a cualquiera por el bien de mi hijo, aunque sea su padre biológico?

- Dejemos la explicación de la relación entre nosotros para más adelante, por ahora la niña y su futuro son lo más importante. No quiero que la madre de la niña esté en la cárcel mientras ella crece y madura. ¿Tiene otras intenciones al respecto? ¿O quieres decirles a tus compañeros de celda que tienes un hijo, pero que por culpa de tus estúpidas acciones no podrás verlo en quién sabe cuánto tiempo? - Olía a fritanga, no, olía a fritanga, porque los dos estábamos emocionados en ese momento y ninguno de los dos quería dar marcha atrás en nuestras intenciones y motivos de esta conversación.

- No, yo no quería, claro que no, - pero una cosa nos unía definitivamente en ese momento - proteger al niño que crecía en mi vientre, que no tenía la culpa de que sus padres estuvieran un poco raros de la cabeza. Por eso me obligué a morderme la lengua y no decir toda la mierda que quería escupirle a Sasha. Tal vez tenga un plan, y si ese es el caso, definitivamente no vale la pena encender las emociones en este momento, que sólo puede hacer daño.

- Entonces lo diré de nuevo, - por favor, Diana, ven al asiento delantero, tengo algo que decirte. - Pude notar en mi marido que él también mantenía sus emociones bajo control, y en este sentido, era como si nos hubiéramos vuelto de alguna manera más maduros. O bien el hecho de tener un hijo juntos nos ha enderezado el cerebro, o bien ha ocurrido algo más, pero sin duda algo ha cambiado: intentamos hablar de forma constructiva y como personas realmente adultas y educadas, no como adolescentes recién salidos del colegio.

Por eso decidí no romper esta ola de entendimiento mutuo, salí del coche y me senté delante. En cuanto apoyé mi quinto punto en el asiento, sentí el calor que emanaba de Oleksandr, ante lo cual reaccioné de forma extraña. Quería apoyarme en él, decirle lo mal que lo pasaba cuando estaba en el extranjero, quejarme del demonio de decano y su secuaz de viejo...

- ¿Y qué querías decirme? - Pero era mejor dejar estas ternuras y sentimientos para otra persona, o al menos posponerlos para otro momento, porque ahora el tema era cómo salir de este pozo negro, en el que estúpidamente había caído y arrastrado al niño conmigo.

- Te lo voy a decir de una vez - seguro que no te va a gustar lo que te voy a decir, así que, por favor, no te rebeles ni montes una rabieta, que eso no va a hacer que nadie se sienta mejor, - me dijo Sasha en tono de advertencia, como si de verdad esperara oír algo dulce y agradable. ¿Qué puede tener de bueno el hecho de que me enfrente a una condena enorme y me haya puesto en contacto nada menos que con agentes de la ley que no me dejarán en paz?

- No soy una niñita con tontos sueños rosas en la cabeza, como tú crees que soy, no lo soy, soy constructiva, pero es una bendición mostrarle carácter a este tipo, por eso no puedo evitar lanzar una aguja en su dirección.

- Si tú lo dices, - una sonrisa jugueteó en el rostro de Oleksandr durante apenas un segundo, lo que podría significar que en realidad no pensaba lo mismo de lo que yo decía, pero desapareció tan rápido como apareció, así que ni siquiera tuve tiempo de comentarla, pues continuó, - tienes que decirle a todo el mundo que este niño es mío. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo, no a nadie en particular. Es un detalle muy importante...

- ¿Por qué? ¿Por qué hacer esto? ¿Por qué crearnos problemas a mí, a ti y al niño? ¿Por qué todo esto? - Toda mi conciencia giraba en torno al “por qué”, porque no entendía por qué demonios era necesario, por qué no dejarlo todo como está ahora y no armar un alboroto que sólo podía empeorar las cosas. Al fin y al cabo, todo parecía haberse calmado, los sentimientos se habían desvanecido un poco entre nosotros, así que ¿para qué remover las cosas de nuevo si no iba a aportar nada positivo?

- ¿Qué problema hay en decirle a alguien que es mi hijo? Yo no me avergüenzo de admitir que este bebé es mío, así que, ¿por qué eres tan raro con esto? ¿Soy sólo yo, o realmente hay un atisbo de decepción en su tono y cierta tristeza en su rostro? ¿O es que lo deseo tanto, y de hecho estos son mis deseos que nunca se harán realidad?

- Esta es mi respuesta a lo que nos hizo a mí y al niño cuando nos abandonó a nuestra suerte, - quizá me esté pasando un poco al decir esto, pero que empiece a sentir lástima de sí mismo por lo que me hizo. - ¿Y ahora quiere una actitud adecuada por mi parte?




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