- Mi abuelo tenía razón, no había lugar para semejante loca en esta universidad, a esta oveja parecía gustarle emocionarme, con cada palabra que pronunciaba, su sonrisa crecía más y más, y cuando terminó su perorata, estaba resplandeciente de alegría, como un árbol de Navidad, - los locos como tú pertenecen tras las rejas.
- Tú, - le clavé un dedo en el pecho a Marki, aunque quería hacer mucho más en términos de acción física contra ese idiota, - y tu abuelo pronto estarán fuera de mi vida para siempre. ¡Escoria como tu familia no tiene cabida en este mundo! ¡Bastardos!
- Ya ves, incluso tendrás algo con lo que soñar durante las largas tardes en la cárcel, y serán muy largas, se estirarán como un chicle, - Marki se lo estaba pasando como nunca, saboreando este momento, disfrutando del hecho de que yo me encontrara en una situación tan difícil y sin ocultar siquiera el hecho de que por culpa de su abuelo yo podría acabar en una celda gris de dos por dos metros.
- Los sueños tienden a hacerse realidad, así que algún día sucederá, te responderé, y te responderé de tal manera que pensarás que no es suficiente, - el deseo de aferrarme a la cara de esta tonta era tan fuerte que me di cuenta de que sucedería pronto, así que decidí caminar en dirección opuesta a ella, para no cargar con el pecado en mi alma.
- Oye, cabeza de trapo, - las desagradables garras me agarraron del brazo y me giraron bruscamente hacia la dueña de estos matzos, - ¿qué te impide vengarte de mí ahora? Eres tan duro de palabra, ¿verdad? Pero en realidad, ¿te escondes detrás de los demás? - Asintió para mí, probablemente refiriéndose a Rebecca.
- Di, vámonos, déjala en paz, - mi amiga me agarró del otro brazo y empezó a alejarme de Marki, y la tonta sólo comentó las acciones de la chica con otra risa burbujeante.
- Ya ves, siempre te escondes detrás de los demás, pero tú misma no sabes hacer una mierda, - la provocadora echó más leña al fuego de mi ferviente hoguera.
- Espera, - sacudí las manos con tanta fuerza que ambas chicas se apartaron de mí al instante, ya que me incomodaba que me tocaran el cuerpo, - y te vas de aquí mientras puedas hacerlo tú misma, porque si no...
- ¿Qué vas a hacer? ¿Correrás a ver a tu amante para que se apiade de su inútil novia y la proteja? No creo que lo consigas a la segunda, me sorprende lo que ha visto en ti, porque das miedo, no sólo para irse a la cama contigo, sino incluso para estar a tu lado, por no hablar de...
Ante esto, mi paciencia estalló como una pompa de jabón, empujé a Marki con ambas manos hacia su pecho, y conseguí hacerlo tan fuerte que la chica cayó a su quinto punto, y eso fue todo lo que necesité, me sacudí hacia ella para amasar mi ira al máximo. Por la "amante", por la "tonta", y por supuesto por su vil dueto con su abuelo. Voy a hacerla responder por todo.
- Di, oí en algún lugar de mi mente febril, pero no presté atención a la llamada de Rebecca porque tenía los ojos inyectados en sangre y deseaba venganza con todas mis fuerzas, - Di, me siento mal...
Descarté mentalmente la frase, porque sabía perfectamente que mi amiga intentaba distraerme de mi plan, pero no era el caso, porque mi rival ya estaba sobre sus dos patas torcidas, así que no podía detenerme y dejar pasar antes la oportunidad de vengarme de ella por toda la mierda que esa zorra había traído a mi vida.
- Di...
Otra ronda de disparos sonó detrás de mí, y ya estaba a medio metro de Marki, con los dedos cerrados en un puño que iba a golpear la boca del cabrón al segundo siguiente, pero entonces oí un ruido sordo. Como si algo hubiera caído al suelo...
Esta vez ya no pude ignorar lo que ocurría a mis espaldas y, en cuanto me volví, vi a Rebecca tendida en el suelo, inconsciente y sin signos de vida.
Me quedé congelada en un estupor momentáneo, porque no sabía qué hacer a continuación. A diferencia de mi oponente, que se dio cuenta de que olía a algo frito, y sólo se oía el taconeo de sus pies detrás de ella...
Me sacó de mi estupor salvaje el alboroto que había a mi alrededor y el zumbido que se hacía cada vez más fuerte a cada segundo que pasaba. Al salir de la imagen de una estatua de piedra, miré a mi alrededor y me encontré en la universidad, donde se suponía que debía estar, pero la gente se reunía a mi alrededor, curiosa por ver el espectáculo que se abría ante sus ojos. ¿Qué clase de gente extraña somos? ¿Por qué cuchichear entre ellos y discutir sobre algo es mucho más importante para ellos que ayudar a una persona que yace en el suelo sin signos de vida?
- Rebi, Rebi, - era como si necesitara decir algo en ese momento, porque demostraría que no estaba en un mal sueño, donde me estaba ocurriendo una especie de déjà vu, sólo como espectador, sino que ésta era la realidad más real, y se estaba poniendo aún peor No sólo la atención se centraría de nuevo en mí, sino que no sé qué le ha pasado a mi amigo, y no puedo soportar otro puñal del destino si algo malo le ocurre a mi ser querido.
- Que alguien llame a una ambulancia, ahora mismo, - en cuanto estuve cerca de Rebecca, y caí en la cuenta de que no podía ayudarla a salir del pozo de la inconsciencia yo sola, empecé a gritar a los curiosos, que seguían observando a nuestra pareja y no intervenían, como si mi amiga y yo fuéramos personajes de una película de terror. Y nosotros éramos los horrores.
- No, no lo hagas, - pensé que mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero tras parpadear un par de veces y darme cuenta de que en realidad era mi amiga la que había dicho esa frase, fue Rebecca la que me abrió los ojos, y su cara no mostraba ni rastro del mal rollo que tenía hacía un segundo.
- ¿Qué? ¿No? - Pero si empezaba a fiarme de mis ojos, no me fiaba en absoluto de mis oídos, así que volví a preguntar a la chica, que empezó a levantarse, y el ruido a mi alrededor pareció aumentar aún más. Me di cuenta por las frases individuales de la multitud que estaban decepcionados de que terminara tan rápido. Por supuesto, estos idiotas habían empezado a pedir palomitas por un espectáculo tan genial, y luego les pilló un final tan malo.