Después que Paul se marchó a las 10 de la mañana, comí algo y fuí a dormir un poco, desperté a las 7 por el sonido de mi alarma, debía tomar mi medicamento.
—Uff creo que hoy no dormiré. -Dije en voz alta entrando a la cocina.
Preparé algo para cenar y fuí a darme una ducha, me puse mi pijama y fui a cenar, luego decidí revisar mi teléfono.
Tenía un mensaje de mi mamá donde daba respuesta al último mensaje que le envié.
Mamá (mensaje de texto)
Hola mi pequeña, no contesto tus llamadas, porque estoy un poco agripada y mi voz está un poco ronca, pero no te preocupes estoy bien. Te quiero mi niña un beso tu mamá.
Me pareció un poco raro, pero mejor no pienso mucho en el asunto, seguramente mi padre no le permite llamar, solté un suspiro y le escribí. «Espero que estés bien como dices, por favor si necesitas algo, solo díme. También te quiero.
Luego busqué el contacto de Paul y le envié un mensaje.
«Buenas noches amor, que descanses, un beso, Mia.»
No esperé a que respondiera fui hasta mi biblioteca, busque un libro para leer ya que no tenía sueño.
Los minutos pasaron y ya eran las 9y 30, decidí descansar mis ojos e ir a por algo de beber, pero antes de salir de mi habitación el sonido de mensajes de mi teléfono me detuvo.
Tinnn tinnn tinnn (mensaje)
Mensaje de Paul
«Ábreme estoy fuera »
Mi corazón dió brincos de alegría, no quería estar sola y el es la mejor compañía, salí corriendo para abrir la puerta, cuando estuve a punto de abrir desesperadamente tropecé con la alfombra y fuí a parar a sus brazos.
—Si voy a tener más recibimientos como estos, creo que vendré más seguido. -dijo Paul con una sonrisa de lado, mientras me sostenía entre sus brazos.
—Yo. -no pude terminar de hablar sentí mis mejillas arder por la vergüenza y no supe que decir.
Me ayudó a incorporarme y pude ver que recorría mí cuerpo con sus ojos y eso hizo que recordara que aún andaba en pijama.
—Vez, soy un desastre, que vergüenza. -dije deseando que la tierra me tragase.
Estampó sus labios sobre los míos y habló entre ellos.
—Si fueras un desastre, serías el más hermoso de todos, ¿Me extrañaste.?
—No imaginas cuánto. -dije volviendo a unir nuestros labios.
—Mia me encantaría seguir besándote, pero la idea de que pase alguien y te vea así en pijama, no me agrada mucho. -comenta separándose de mi y mientras mira a ambos lados del pasillo de mi edificio.
Me sonreí y lo invité a pasar.
—Te dije que nos veríamos pronto. -comenta con una sonrisa mientras toma asiento en el sofá.
—Para mi fue mucho tiempo. -dije haciendo pucheros.
—llevo todo el día deseando verte. -dice mientras que jala de mi hasta su regazo y continúa hablando.
—Amor una de las cosas por las que vine es porque mañana es el cumpleaños de mi Madre y sería perfecto que asistieras para presentarte formalmente como mi novia. -las palabras más calmadas y despreocupadas, salieron de su boca como si estuviera simplemente contándome cualquier anécdota.
—¡Mañana, ya tan pronto! -grité alarmada poniéndome de pie.
—Cariño si no quieres, lo dejamos para otra ocasión, pero no te alarmes. -dijo y sentí aflicción en su voz.
—No, amor no es eso. Es que me da vergüenza y si no les caigo bien. -dije en voz baja y jugando con las pelusas imaginarias de mi sofá.
—Es imposible que no les caigas bien, no solamente eres luz para mí, iluminas a todos y todos los lugares donde vas mi lucecita. -comenta mientras me pone ojitos tiernos.
—Oye no, no puedo con esos ojos que pones, tan tiernos. -dije mirando sus hermosos ojos color avellana.
—¿Y entonces, vienes?. -se veía tan hermoso haciendo pucheros.
—Como decirte que no, si me derrito ante tu mirada, entre más quisiera negarme, no puedo, tu, completamente tú, me haces ser incapaz de decir que no.
-me acerqué a él y lo abracé muy fuerte.
Pasamos un buen tiempo hablando de su familia, yo quise que me contara sobre su madre que es a la que nunca he visto.
Paul me contó sobre ella y no puedo negar que pensar en conocerla no me daba buen presentimiento, pero dejé de pensar en ello , que puede salir mal.
—Bueno creo que ya es hora de irme. -dijo Paul en un intento de ponerse de pie, si intento, porque no le permití hacerlo.
—¿En serio ya te vas? -pregunté tomando una de sus manos.
—Amor ya viste la hora, son casi las 11 de la noch.. —Por eso mismo, no te puedes ir conduciendo a estas horas de la noche. -dije interrumpiendolo y poniendo cara de enfado.
—Pero Mia.. —Quédate. -hablé interrumpiendolo nuevamente.
—¿Quieres que me quede.? -preguntó sonriente.
—Bueno si no quieres. -dije sonriendo también.
***********
Me encontraba en mi cuarto de baño, lavando mis dientes y preparándome para ir a dormir, pasé frente al espejo y no pude evitar sonreír. Vaya vaya, tenemos a Paul en nuestra cama. está ves sonreí más, mi conciencia siempre haciendo de las suyas. Vaya tonta y te ruborizas con tus propios pensamientos.
—Mia ya estoy aquí. -escuchar a Paul hablar desde fuera me hizo salir de mis pensamientos.
Me aclaré la garganta y contesté.
—Si, ahora salgo. -espero mi voz se haya escuchado bastante normal.
Cuando salí, Paul se encontraba en mi cama sentado en borde de ella.
Su cabello estaba un poco despeinado a causa de que pasó sus manos varias veces por el, vestía con una camisa mangas largas blanca ajustada, estaba un poco desabotonada por lo que se podía apreciar muy bien su pecho, traía unos jeans negros con unos cortes en la rodilla. Y zapatillas vans negras, ahora que lo detallé muy bien, está hermoso.
—Vas a venir aquí, o piensas seguir haciéndome un rayos x con tus ojos. -comenta mientras sonríe.
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Editado: 05.12.2023