no te olvidaré
Me llamo Anahí, vivo en Londres, tengo apenas 21 años, mi corazón le pertenece a un solo hombre, a aquel que siempre ha sido mi mejor amigo por casi toda mi vida, suena lindo, pero no todo es lo que parece. Se llama Alexander, el único problema es que él es novio de mi amiga que también conozco hace años, ya no aguanto esta presión en el pecho, debería ser feliz y seguir mi vida, más que nada porque aun soy joven; pero duele, duele tanto como si le echaran alcohol a una herida abierta. No puedo seguir siendo la actriz de este drama llamado vida, fingir se hace cada segundo más doloroso, por eso tome la decisión más difícil, deseo verlo feliz a pesar de que no sea yo la que lo haga sonreír, prefiero alejarme antes de que conozca la verdad de mis sentimientos… he decidido irme.
Será de cobardes huir y no enfrentar la realidad, dejarme vencer antes de luchar, pero ¿Qué puedo hacer? Prefiero mantener la amistad, antes que arruinarlo por amor.
Me encuentro en la estación de trenes que me llevara a Manchester, las campanadas de las 11 suenan, mientras el silbato comienza a sonar anunciando que el tren está próximo a partir, subo buscando mi asiento, al encontrarlo me dejo caer mientras las lágrimas retenidas caen libremente por mi rostro recordando las escuetas palabras escritas en una carta que dejé en su escritorio; el tren se pone en marcha, la estación va desapareciendo mientras la vista de campos y arboles cubiertos de nieve empiezan a surgir. Después de unos minutos paso mi mano sobre el rostro para evitar seguir derramando lágrimas, de pronto un hombre bien vestido me pregunta:
- ¿Por qué una mujer tan hermosa está llorando como si la vida se fuera a acabar de un momento a otro?
- ¿Por qué usted se interesaría e saber lo que le pasa a una jovencita que no conoce?
- Porque ninguna persona merece llorar amargamente por amor.
- ¿y cómo sabe usted que es por amor? – le pregunté intrigada.
- Porque yo he llorado igual o más que usted.
- No creo que alguien haya llorado más que yo.
- Por supuesto que sí, yo lo hice durante años.
- ¿Se podría saber por qué?
- Tuve un gran amor, ella jamás lo supo ya que era mi gran aliada y amiga, cuando descubrí lo que sentía no quise confesarlo ya que sabía su respuesta, la conocía más que nadie en el mundo … para ella yo era como un hermano.
- ¿todavía la ama? – pregunte sorprendida por la bondad que demostraba.
- Más que a mi propia vida.
El tren seguía avanzando y el paisaje no cambiaba mucho a través de la ventana, nos quedamos en silencio un rato, a través del vidrio podía ver el reflejo de aquel hombre maduro, al poco tiempo él me habló nuevamente.
- A pesar de contarte lo que en mi corazón albergaba, aun no me cuentas porque llorabas.
- Mi historia es muy parecida a la de usted, por miedo a expresarle lo que más guardaba lo perdí, hace más de tres años me di cuenta que ya no lo veía de la misma manera, pero el tiempo paso e ingenuamente creí que quizás era cosa de esperar para que lo nuestro pasara, pero él encontró a otra que le hacía brillar los ojos y mantener una sonrisa siempre. Llego un momento en que no pude seguir fingiendo, hacer como si nada ocurriera y decidí partir.
- ¿Sin decirle lo que guardaba su corazón?
- No, solo le deje una nota con cinco palabras.
- ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de tenerlo una última vez frente tuyo?
- Lo besaría diciéndole que lo amo más que a mi propia vida, que lamento tanto no haber luchado por él – dije con un nudo en la garganta.
De pronto el tren disminuyo su avance, llegamos a la primera estación, abrí mi cortina y sentí un calor en mi piel, cuando mirando entre la gente del andén lo veo a él.
Mi corazón se aceleró notablemente, no podía ser que él estuviese hay, quede paralizada, pasaron unos segundos y ya no estaba. De pronto lo vi asomarse en mi compartimiento del vagón, mi acompañante se dio cuenta de la situación, retirándose para dejarme sola con Alexander frente a mí.
- ¿Qué haces aquí? – lo interrogué.
- Encontré tu carta, no te podías ir sin saber lo que yo sentía – me dijo Alexander.
- ¿Qué querías que oyera? Que solo soy tu mejor amiga, que no me quieres como yo a ti, que nada de lo que yo pensara te interesaría, que prefieres alejarte de mí para no darte lastima, además …
- Te amo
- ¿Qué cosa? – me quedé sorprendida por interrumpirme.
- Que te amo, use a Liz para olvidarte, tu eres la dueña de mi corazón.
- No me mientas por favor, no digas eso por lastima.
- No es así, te amo más que al universo y las galaxias sin descubrir.
- ¿Por qué ahora?
- Anahí, eras como mi hermana, verte de manera diferente no era correcto.
- ¡Pero no era tu hermana! – lo interrumpí.
- Pero nos conocemos desde los cuatro años, era lo mismo, además tenía en contra que Nicolás también te quería desde que los presente, él es mi primo y no lo podía traicionar de esa manera.
- Pero se suponía que me amabas, no te debería haber importado.
- Tú me dijiste que por amistad ocultaste tus sentimientos, así que no me reclames a mí por no luchar.
- Yo…no se simplemente me di cuenta que yo no entraba en los estereotipos de las mujeres que te han gustado.
- Entonces, ¿Por qué huyes? ¿Por qué me dejaste esta nota? – dijo mientras me lanzaba el papel en el regazo donde se podía leer claramente: Me alejo solo por amarte.
- Fui cobarde, Liz también era mi amiga, yo tampoco podía traicionarla de ese modo.