Observo al hombre que se encuentra de rodillas sobre el suelo, con su mejillas bañadas en lagrimas y en espera de una respuesta; estoy conmocionada, temblorosa, con el corazón latiendo de prisa y una sensación de infinita felicidad aunada con un miedo aterrador. Creí imposible poder sentir tantas cosas al mismo tiempo, sin embargo ahora lo experimento en carne propia. -¿estás seguro?-. -Como nunca en mi vida amor-. -¿Estás consciente de lo que enfrentaremos?, esos días, horas, minutos y segundos podrían ser pocos, muy pocos-. -Ya no tengas miedo Haydee, serán los que el cielo quiera que sean, pero lo importante es que los vivamos juntos-. Me abrazo fuertemente hacía él, como grabando su piel sobre la mía, le beso la frente, luego seco sus lagrimas con mis besos, lentamente llego a su boca y después de un largo y profundo beso lo observo a los ojos y agrego:- Acepto ser tu esposa, tu amiga, tu compañera y tu amante por el tiempo que nos reste de vida-. -Gracias Haydee, ahora soy un hombre completo-.
Tony me recuesta lentamente sobre la camilla y luego se recuesta a mi lado. Me observa y sonríe. -Ahora descansa; que en 2 horas tendremos boda-. Abro mis ojos como platos -¿Qué dices?-. -¿Crées que esperaría un día más?; no te preocupes por todo, ya está arreglado, Mario me ha ayudado con los preparativos-. Ahora comprendo su complicidad cuando Mario estuvo aquí hace unas horas. En silencio agradezco al cielo por todo ésto.
La boda se llevó a cabo rodeada de mi familia, Mario, algunos enfermeros y doctores y el notario guatemalteco que Mario logró contactar para la celebración. Las enfermeras me ayudaron a vestir con un sencillo pero hermoso vestido blanco hueso y una diadema de flores sobre la cabeza. Brindamos con un refresco de piña y luego algunos invitados acordaron ir a celebrar después de finalizado su turno en el hospital; por supuesto los novios no estaban incluidos.
-¿Estás feliz esposa?- -Muchísimo-. Tony me cubre con la sábana, después de todo lo sucedido, estoy muy feliz, pero también muy cansada y el dolor ha aumentado, tengo dificultad para mantener los ojos abiertos y los médicos me han colocado un medicamento que además de reducir el dolor, me provocará sueño. -Duerme yo estará aquí contigo-.
-Tony, despierta-. Tony se encuentra dormido en el sillón y su teléfono suena. Se levanta de prisa y toma el teléfono. Empieza a caminar por la habitación. -Esta bien, viajaré ahora mismo-. Mi corazón se acelera, Tony está de espaldas, pero puedo observar la tensión en sus músculos. Finaliza la llamada, camina lentamente hacía mí. Se toma el cabello con ambas manos y observo la preocupación en su mirada. -Haydee, mi hija fue ingresada al hospital hace unos minutos, tuvo un ataque de asma más severo que otras veces, sus abuelos acaban de avisarme....- Tomo su mano sobre las mías. -Ahora esposo, quiero que tomes un avión y vayas al lado de tu pequeña-. Mis palabras suenan seguras, aunque mi corazón está muy triste. Él me observa confuso y preocupado. -No lo dudes Tony ni un segundo, yo estaré bien, ahora quiero que corras al lado de tu hija, ella te necesita en este momento-. -Gracias amor-. Me besa y acaricia mis mejillas, su beso es largo y profundo. -Vete ahora-. Camina de prisa y antes de perderse por los pasillos del hospital se gira y agrega: -Volveré pronto, te amo-. Le sonrío y me despido con un gesto de manos. Deseo que se vaya ahora, porqué no sé si podré mantener las lagrimas alejadas de mis ojos, estoy a punto de llorar y no quiero que se vaya viéndome en ese estado; ahora me necesita y debo estar fuerte para ayudarlo, como él lo ha hecho conmigo.