Tony tiene una semana de haber regresado a Guatemala, su pequeña hija ha empeorado, el pulmón derecho ha dejado de funcionar y ha sido necesario intervenirla quirúgicamente de manera urgente. Tony y yo nos hemos comunicado diariamente, mi corazón está roto al no poder estar junto a mi esposo en este momento tan dificil de su vida. Tony está perdiendo la esperanza, la fe, ha perdido la alegria y las ganas de vivir y yo me encuentro tan lejos, sin poder abrazarle y transmitirle fortaleza.
Hoy he sido dada de alta del hospital, el médico ha recomendado reposo, pero yo no podría estar tranquila sin estar junto a Tony; por lo que después de una discusión con mi madre y un acuerdo con Mario de que cuidaría de los niños durante mi ausencia; adquiero el boleto para viajar a Guatemala. -Compra uno para mí también, yo te acompañaré-. Mi madre está de pie detrás de mí, yo estoy frente a la computadora, realizando la transacción. - No es necesario mamá-. -No te pregunto si es necesario Carol, no te dejaré viajar sola, yo estaré a tu lado-. Abrazo a mi madre, le agradezco su apoyo y luego adquiero un boleto para que sea mi acompañante en el viaje.
He llegado a Guatemala, mi corazón se agita al descender del taxi en la puerta del hospital, desearía correr y llegar lo más pronto posible a los brazos de Tony, pero estoy a pocos minutos de encontrarme con él, para poder acunarlo en mis brazos y darle todo mi apoyo; hacerlo sentir que estoy incondicionalmente a su lado.
Tony se encuentra recostado sobre la cama; siento una opresión en el pecho, al observar como se aferra a al frágil brazo de la niña. Camino en silencio y él siente mi presencia. Levanta el rostro y observo sus mejillas húmedas de lagrimas ¿hasta cuando éste maravilloso hombre sufrirá tanto dolor?. Camina hacía mí y me abraza con fuerzas, llora desconsoladamente y yo susurro todas las palabras de apoyo y de amor que vienen a mi mente.
Después de un par de horas Tony nos conduce hacía su apartamento. -Debes descansar amor, no puedes tener una recaída-. He aceptado ir a su apartamento a descansar, pero también lo he hecho para que él descanse, tome un baño y se alimente, de lo contrario, no lo haría por su propia voluntad; durante todos estos días se ha negado a alejarse del lado de su hija.
Después de cenar algo liviano, acomodar a mi madre en el cuarto de invitados, Tony y yo tomamos un baño, con delicadeza me ayuda a salir de la bañera y luego a colocarme la pijama. -Descansa amor, mañana vendré por tí-. -Duerme unas horas por favor-. -No puedo alejarme, debo estar cerca de ella; debo aprovechar todo el tiempo posible a su lado-. Me sonríe con tristeza. -Debo sentirla viva, a mi lado-. Acaricio su mejilla. -Lo sé mi amor, pero por favor no pierdas la fe-. Él asiente -¿Quieres tomar algo antes de irte?-. -Tomaré un café, lo prepararé en un momento-. -Yo lo haré por tí, déjame consentirte, puedo hacer eso sin afectar mi salud-.
Regreso después de unos minutos a la habitación con una taza de café y Tony se encuentra completamente dormido; estoy consciente de que se molestará por no haberlo despertado, pero, también tengo claro que no soportará mucho tiempo más si continúa sin dormir. Me recuesto a su lado y lo cubro con la sábana, percibo su olor y su respiración tan cerca de mí y todo ello me produce una sensación de seguridad, de paz y tranquilidad.