Despierto y mi madre se encuentra sentada a mi lado, -¿Qué sucede mamá?- -Te observaba dormir hija-. En la voz de mi madre hay mucha melancolía. Acaricio sus dedos y los besos con mucho amor. -No te preocupes por mí mamá, estaré bien-. Ella me sonríe timidamente. -¿Tony se ha ido?-, -Si, lo hizo hace 2 horas, tenía mucha prisa, pero me pidió que te dijera que por favor descanses unas horas, que él regresará al mediodía por nosotras-. Mamá observa mi duda. -No le desobedezcas Carol, no permitas que también se preocupe por tí, descansa, él te necesita a su lado fuerte y sana-. Mi madre tiene razón, no puedo permitir una recaída, aunque me gustaría estar a su lado en este momento, también debo comprender su preocupación por mí.
Al mediodia mi madre y yo estamos preparadas y en espera de Tony; mi teléfono suena; observo la pantalla y el número es desconocido, siento un extraño presentimiento. -¿Es usted Carol?- La voz es de una mujer mayor que solloza. -Sí, yo soy-. -Carol, necesitamos que venga al hospital, Tony está muy mal, mi nieta ha muerto-. Mi vientre se contrae y se me dificulta respirar; siento un profundo dolor en el corazón, rogue tanto porque esto no sucediera. Tomo fuerzas de flaqueza y me decido a salir hacía el hospital, tomo mi bolso y salgo de prisa, mi madre corre detrás de mí.
Desde el pasillo puedo observar al hombre de mi vida, sentado en el suelo, con el rostro oculto entre tus manos, corro a su lado y lo abrazo con fuerza. Tony me abraza y solloza. -Se ha ido, mi ángel se ha ido y no he podido hacer nada por evitarlo-. Me quedo junto a él, sin moverme, diciéndole al oído todas las palabras que vienen a mi mente y que podrían minimizar su dolor, sin embargo, estoy consciente que eso es imposible.
Después de unas horas nos indican que nos podemos llevar a la niña; la velación se realizó en casa de sus abuelos, con toda su familia. Durante toda la noche fue imposible alejar a Tony del ataúd de su hija, y, el siguiente día fue mucho más dificil, Tony está realmente destrozado, todas las personas se han ido, él y yo nos quedamos sentados sobre el césped, frente a la tumba de su hija, me recuesto sobre el hombro de mi esposo. -Ella se la ha llevado, no quería estar sola, se ha llevado a nuestra hija-. Me duele escuchar la voz débil de Tony, ya sin fuerzas para llorar. -Prométeme que tú no me dejarás-. Deseo con todo mi corazón concederle todo lo que pide, asegurarle que ya no volverá a transcurrir una situación así en su vida; pero no depende solo de mí, sin embargo me esforzaré para recuperarme y estar a su lado, ayudarle a sobrepasar sus perdidas y hacerlo feliz; lo beso en la frente y luego sus mejillas. -Vámonos amor, necesitamos descansar-. Él me observa interrogante, esperando una respuesta. -Promételo Carol- Me toma de los hombros -no me iré de aquí si no lo prometes-. -Lo prometo amor-. Me abraza con fuerza y besa mi cabeza, envuelta en una pañueleta gris; mi cabello aún no ha crecido y todavía debo realizar una última quimioterapia.
Han transcurrido 2 días desde el sepelio y debo regresar a Estados Unidos para continuar con el tratamiento, lamento tanto dejar a Tony en este estado, él intenta demostrar que está bien, sin embargo lo conozco y tengo claro que sufre mucho. -Véte tranquila amor, yo estaré bien, regresaré al trabajo y dentro de una semana viajaré a verte-. -¿Estas seguro?-. -Sí, lo estoy, véte tranquila y recuperate pronto por favor-.
Mis hijos, mi madre y Mario me han acompañado a realizar la última quimioterapia, he tenido que estar un día entero en cama para recuperarme de los efectos posteriores a la quimioterapia, sin embargo, estoy decidida a luchar y que cuando Tony se comunique conmigo me vea mucho mejor.
Tony ha llegado hoy por la mañana, Mario ha ido por él al aeropuerto. Estamos listos para almorzar; he ayudado a mi madre ha preparar el almuerzo y hemos elaborado un "kak ik" el plato típico del Departamento de Alta Verapaz en Guatemala. -¿Comerás eso Carol?- Mario se dirige a mí, mostrándome con el dedo el plato con mi almuerzo. -Sí, ¿porqué lo preguntas?-. -Ese alimento no es adecuado para tu salud, no ayudará con tu recuperación-. Tomo su mano, ante la mirada sería y talvez un poco molesta de Tony. -No te asustes cariño, no lo hago seguido, regularmente mi comida es mas liviana, pero puedo comer así de vez en cuando, el médico lo ha dicho-. -Pues creo que no deberías exponerte-. Me sorprende la actitud de Tony, él actúa ahora de una forma diferente, sin embargo trato de comprenderlo, debido al dolor que aún está sobrellevando. Quito importancia a su comentario y disfruto de mi almuerzo. Tony está serio y distante, por la tarde llevamos a los niños al cine y luego caminamos por las calles de la ciudad. Conversamos largo rato, sin embargo nuestra conversación no es tan amena como en otras oportunidades.
El día siguiente Tony viajará a Guatemala por la tarde, debe presentarse a trabajar a la oficina, por lo que intento ayudarle a preparar su maleta. -Déjalo amor, yo lo haré-. -Tony, ¿porqué no aceptas mi ayuda?, yo me siento mucho mejor, puedo hacerlo sin que me provoque algún problema-. Tony me sonríe timidamente. -Yo lo haré, tú descansa-. Giro los ojos y me preparo para vestirme para dormir.