Ha llegado el viernes, salimos temprano del trabajo y ya estamos preparandonos para ir a la cena de despedida. -amiga mía, ¿ya estás preparada?-. Waleska grita desde la puerta de mi habitación. -En seguida termino de bañarme y en menos de media hora estaré lista para que nos vayamos-. Grito desde el baño. -Noooo, lo puedo creer-. Grita Waleska desde la habitación. Me envuelvo en una toalla y salgo mojando el piso con mi cabello. -¿Que sucede?- Estoy frente a Waleska que tiene una mano sobre el pecho y que tiene un gesto de asombro. -Que no puedo creer que te vayas a poner esa ropa aburrida-. Giro los ojos y la señalo con mi dedo índice. -Si con este susto, me da alguna especie de problema cardíaco o diabetes, tendrás que cargar con mis gastos médicos hasta el final de mis días-. Ella rie y sale inmediatamente de la habitación, - No te vayas dramática, que lo que digo es cierto-. -Pues yo también estoy hablando en serio y no permitiré que te pongas esa ropa para ir a tu fiesta-. -Waleska, solo es una cena de despedida-. -Pues "antes muerta que sencilla mi amiga"; aunque vayamos al mercadito de enfrente, aquí tenemos que andar siempre guapas y elegantes-. Todo lo dice sin mirarme, está muy ocupada buscando entre su armario.
-Hoy si!!! esto está mucho mejor- dice Waleska con una sonrisa de triunfo. Yo me he ocupado en cepillar mi cabello y esperar pacientemente en que ella termine su exhaustiva búsqueda en el armario. Tiene en sus manos un ajustado pantalón negro, blusa color beige con unas pequeñas lentejuelas, que podría llegarme un poco más abajo de la cintura, la blusa en la parte de atrás tiene una abertura que llega hasta la mitad de la espalda; además ha preparado unos zapatos altos color geige y un bolso pequeño a juego. -Te permito utilizar la chaqueta negra después de las dos de la mañana-. Me guiña el ojo y señala una chaqueta que se encuentra encima de la cama. -Y no pienso retractarme, no permitiré que salgas con otra ropa de acá-. Se gira y se retira. -Te espero en 15 minutos para maquillarte.- Escucho que grita desde el pasillo.
Ya estoy vestida y maquillada y definitivamente soy otra mujer. Durante estos años los cuidados, la compra de ropa a la moda y el maquillaje no ha sido ninguna de mis prioridades, por lo que es extraño verse tan diferente a la chica que sueles ver todos los días en el espejo. Me siento muy diferente con este nuevo look, sin embargo no diré nada más a Waleska, estoy conciente de sus buenas intenciones y conscientemente no me veo para nada mal. Ella como siempre se ve esplendida con la ropa que seleccionó para usar este día.
Hemos llegado al restaurante que después de las diez de la noche se convierte en una especie de discoteca con música en vivo. Nuestros amigos ya empezaron la fiesta, todos rien y conversan. Cuando hacemos acto de presencia empiezan a escucharse silbidos y piropos, Waleska es bastante tímida por lo que sonroja por los piropos que está recibiendo; yo empiezo a agradecerles imitando a un actor en la finalización de un acto teatral y todos aplauden. Tomamos asiento y la fiesta continua. -Mira Aydee, quien acaba de entrar-. Veo hacia la puerta del restaurante y ahí estáTony; mi corazón palpita desproporcionadamente y como una adolescente frente al chico que le gusta, no sé si saludarlo o ignorarlo por nuestra última despedida. Elijo la segunda opción. Tony me observa por unos segundos y luego continúa su conversación con el licenciado Salguero, él también labora en la misma oficina que Tony. Mi amiga observa la escena y no emite ningún comentario y yo le agradezco en silencio por ello.
Tony y su amigo se han sentado a unas cuantas meses del lugar en que mis amigos y yo nos encontramos y durante todo este tiempo me he sentido observada. Hemos terminado de cenar y mis amigos ya han comenzado a beber. Soy la única que estoy bebiendo café y por ello he sido sujeto de varias bromas, sin embargo han pedido que hagamos un brindis por mi nuevo empleo y aunque soy muy mala con la bebida, razón por la que no bebo en ninguna circustancia, en este caso no he podido negarme. -Salud amigos-. Y solo doy un pequeño sorbo a mi bebida.- Noooo,-. Gritan. -Hasta adentro, hasta adentro.- Ante la insistencia tomo fuerza y bebo de un solo golpe mi trago. -Muy bien, he cumplido, ya no más tragos, punto y final-. -Noooo,-. Gritan de nuevo. -Uno más, uno más-. Los clientes de las otras mesas nos observan y muchos sonrien. No quiero mirar a la mesa de Tony, sé que el no está sonriendo. - Este es el último, te lo prometemos, hazlo por nosotros, ya no nos veremos todos los días, disfrutemos de este día, te vamoms a extrañar-. Giro los ojos -Esta bien, este es el último y no esta sujeto a negociación-. Sonrien y yo tomo mi último trago e inmediatamente empiezo a sentirme mareada, pero como la mayoria de los borrachos, muy alegre y con ganas de hablar mas de la cuenta.
Ha comenzado la música en vivo y están cantado canciones romanticas, varias parejas ya salieron a bailar y nosotros las observamos desde nuestra mesa.
Estoy asombrada que Tony no se haya marchado, a él no le gustan las fiestas, por lo que debe estar muy a gusto en este lugar para que aún permanezca acá.