Sus manos empiezan a entrar lentamete por mi blusa, acarician mi cintura y abdomen lentamente, explora mis labios con pasión y yo siento desfallecer ante sus caricias. La necesidad es latente, en nuestras caricias hay pasión y deseo; interrumpe el beso y me siento vacia, pone su frente contra la mia y siento su necesidad de mí, porque está tan cerca que siento el peso de su cuerpo sobre el mio. -¿Porque me haces esto?, yo he luchado por años por superarlo y olvidarte y en lugar de eso, te clavas más en mi corazón-. Sus palabras tienen mucho resentimiento, pero al mismo tiempo su respiración entrecortada me indica que está sintiendo la misma necesidad que yo. No quiero hablar, solo quiero sentir. Tomo sus labios nuevamente y la respuesta es inmediata, las caricias continuan, explora cada parte de mi cuerpo y yo imito sus movimientos, parecemos dos adolescentes explorando sus jóvenes cuerpos.
De repente da un golpe en la pared y el embrujo se acaba. -Maldición Aydee, ¿que estamos haciendo?-. Su mirada tiene chispas de deseo pero al mismo tiempo de enojo. - Amarnos Tony, eso es lo que estamos haciendo-. Me temia este momento, ya llegó el arrepentimiento de su parte y yo me siento realmente herida. -Tu no me amas Aydee, nunca lo has hecho, te rogue tantos años, te supliqué amor, sin embargo lo preferiste a él, a ese tipo que jamás te amaría como yo, estaba dispuesto a entregarte mi cuerpo y mi alma, a respetarte y amarte hasta mi último aliento y sin embargo no te importó, ignoraste mis sentimientos. Tú sábes cuanto sufrí por todos estos años, tu sabes cuanto sufrí cuanto te ví casarte con él? Ahora, que él no está contigo vienes a mí, ¿para qué? ¿para no quedarte sola?, pues no, yo no soy plato de segundo mesa de nadie, sabes?. Todo esto es mentira. Estoy a punto de llorar, siento un nudo en la garganta, pero me quedo en completo silencio escuchándolo. Golpea nuevamente la pared con mucha más fuerzas y se va. Me quedo completamente sola, con un vacio profundo en el alma y una sensación de decepción. Estoy consciente de cuanto sufrió y me duele el alma que haya sido por mi culpa; merezco todo lo que me ha dicho; lo que si no acepto, es que piense que quiero estar con él por no sentirme sola, además él támpoco es plato de segunda mesa, es el hombre de mi vida.
-Ahí estás mujer, te hemos estado buscando como locas, nos tenias tan preocupadas-. Son las voces de mis amigas que están frente a mí. No puedo contestar, estoy tan triste, que estoy a punto de llorar. Waleska me toma del brazo y camina a mi lado, -Creo que has tomado de más, te llevaré a casa-. No contesto a ninguna de sus preguntas. Pasamos frente a la mesa en la que se encontraba Tony y su amigo, pero ya se han ido.
Durante el camino de regreso a casa lloro desconsoladamente, Waleska espera pacientemente a que me calme - Si quieres hablar, estoy acá para escucharte-. Escucho sus palabras y se desborda nuevamente el caudal que tengo en mi interior, cuando he logrado calmarme, le comento todo lo sucedido. -Amiga, dale tiempo, él está tratando de ordenar sus sentimientos, recuerda todo lo que ha sufrido y con la muerte de su esposa ha recibido tantas decepciones que es normal que actue de esa manera-. La escucho en silencio, toma mi mano y sonrio timidamente.
Hemos llegado a la casa, estoy tan cansada que corro a la habitación, me coloco pijama y programo el despertador de mi teléfono, mañana debo levantarme temprano para ir a mi casa a traer a mis hijos y coordinar la mudanza. Me quedo unos minutos en mi cama, puedo sentir el olor del perfume de Tony, aún siento su tacto sobre mi piel, cierro los ojos y vuelvo a traer a mi cabeza esa escena. Finalmente me duermo y en mis sueños, un hombre alto, de manos firmes me acaricia y me indica al oido que "aún no ha dejado de amarme".