Manejar está situación será muy dificil, tenerlo tan cerca y no poder tocarlo me provoca frustración, debo ser madura y actuar correctamente, pero es dificil hacerlo recordando el dulce sabor de sus labios y sus manos explorando mi cuerpo.
-Permiso licenciada- -Pasa Paty, no quiero interrumpirle, pero se me ocurria que tálvez quisiera ir con nosotros a la cafeteria a almorzar, ya que es su primer día de trabajo-. Me sonrie timidamente -Gracias Paty, no me habia dado cuenta de la hora, en unos minutos me reuno con ustedes en la recepción, gracias por la invitación.-
Estamos en el tercer piso y la cafetería se encuentra en el primer piso, cuando nos acercarmos para tomar el ascensor, hay un grupo de gente esperando su turno, incluyendo a Tony en ese grupo. Trato de mantenerme tranquila, quedo parada detrás de él; trato de no tocarle, pero puedo sentir como se estremece al sentir mi presencia. Sonrio disimuladamente, ahora estoy segura que no soy la única que afronto esta dura batalla.
Entramos al ascensor y parecemos "chorizos en tienda", todos pegaditos. Estoy rozando el traje de Tony y además del calor en general que se siente por tantas personas en un espacio tan pequeño, siento la energía de Tony; nuestras manos se tocan, pero nadie mira al otro, estamos observando fijamente la espalda de las demás personas. El tiempo se ha hecho eterno y finalmente llegamos al primer piso. Mis nuevas compañeras y yo caminamos hacia la cafetería, seguidas de un buen grupo de gente; como chiquillas corriendo hacia la cafetería de la escuela, nosotros nos dirigimos a tomar los primeros turnos para ser atendidas por el personal de la cafetería.
Paty la recepcionista, Elena de Recursos Humanos, Rosy la contadora general y yo, estamos sentadas en una de las mesas de la cafetería, nos hemos decidido por un buen plato de pollo guisado y arroz. Todos sonreimos porque no es un buen comienzo de dieta, después de las fiestas de fin de año; sin embargo como no estamos muy interesadas en comenzar una dieta estricta, nos hemos dado permiso para disfrutar de un buen postre de rellenitos de frijol. -Yo voy chicas, para que nos atiendan más rapido-. Me levanto de la mesa y me acerco al mostrador. -Señorita, 3 porciones de rellenitos por favor-. La señorita asiente.
-Hola Aydee, bienvenida al equipo-. La piel se me pone de gallina; sin embargo trato de mantenerme seria, hasta ahora me ha ignorado y la última vez que nos vimos la despedida fue bastante incómoda. -Gracias Tony, permiso, debo regresar a la mesa-. Me toma del brazo y siento que las miradas están sobre nosotros; sin embargo nadie se ha dado cuenta de lo que está pasando en el mostrador, con excepción de la mesera; quien se aleja disimuladamente. -Que pasa, ¿para que me detienes?-. -Escucha, necesitamos hablar-. -Dime que tienes que decir-. -Escucha Carol, lamento haberte hablado en ese tono el viernes por la noche, fui un grosero contigo-. Escucho en silencio, viendolo a los ojos, tratando de leer en lo profundo de su mirada.-Sin embargo tu sábes que todo lo que dije fue cierto-. Siento como que alguien haya golpeado mi rostro; al final, no es una disculpa lo que está tratando de pedirme. Sigue pensando que lo que busco es estar con él para no quedarme sola y además piensa que lo estoy tomando como un plato de segunda mesa.- Mira Tony, no sé que pretendes hacer, ésto no es para nada una disculpa, pero ya que quieres hablar al respecto....-. -Espera Aydee, fue un error hablarte de ésto acá, fue una inmadurez de mi parte, no es el lugar adecuado, lo hablaremos luego; disculpa-; y se retira...dejándome sumamente molesta y frustrada.
Ha llegado la hora de salida; tomo mi bolsa y camino hacia el parqueo del edificio, saco las llaves del carro y voy jugando con ellas en mi mano. El día ha sido sumamente bueno, la recepción de mis nuevos compañeros y jefes ha sido muy agradable, con excepción de lo sucedido con Tony en la cafetería todo transcurrió con normalidad, sin embargo no podría imaginar que ésto me sucedería. Las llaves se sueltan de mi mano y con el afán de que éstas no cayeran al suelo, hago pequeños malabares y de repente se cae el bolso de mi brazo, que para colmo estaba abierto. Mis pertenencias salen por los aires y se esparcen por todos lados, algunas debajo de los vehículos que se encuentran parqueados.
"La Mier....." estoy tan furiosa, comienzo a gatear por todos lados, recogiendo cada uno de mis posesiones esparcidas, . -Déjame ayudarte-. Subo la mirada, pero como estoy como la fregada le contesto inmediatamente. -No Tony, ahora no, dejame hacerlo sola, puedes irte-. Él ignora mi comentario y se agacha igual que yo. Trato de empujarle para que se vaya, pero en mi afán y por la incomoda posición en la que me encuentro, pierdo el control y caigo de nalgas. Él no puede disimular una sonrisa, pero se apresura a darme la mano, mi enojo ha subido un par de rayitas más y no acepto su mano. -Mujer, sino me das la mano voluntariamente, yo te levantaréa a mi manera-. Me quedo en la misma posición.- Vete te dije-. -Sino quieres, pues lo haré a mi manera-. No me permite contestar, se agacha, me toma de la cintura e inmediatamente me levanta hasta ponerme a su nivel. Nuestras miradas se encuentran y él observa mi boca con deseo. Trato de soltarme, no puede suceder ésto cada vez que nos encontramos y luego que él lo termine como que fuera uno de los grandes errores de su vida. No deja que me vaya, al contrario, aumenta la presión de sus dedos en mi cintura, me lleva hasta un pequeño rincón donde una camioneta nos cubre de la mirada de las personas que llegan a recoger sus autos. Estoy pegada a la parte trasera de la camioneta, presiona su cuerpo sobre el mio y toma mi boca; toma mis manos y entrelaza sus dedos; trato de terminar el beso, debemos hablar antes de que ésto continúe de esta manera; hay cosas que aclarar, pero mis deseos le están ganando la batalla a mi lado racional. Interrumpe el beso, pero acerca su boca a mi oido, -¿porque siempre me ganas?, tu eres como una droga para mí-. No permite que conteste, vuelve a tomar mis labios y yo me sumerjo en ese caudal en el que solo existe él y yo.