Y así terminó de leer la última página que este tenía, lo demás era papel en planco, Lou quedó un poco confundido ya que habían detalles donde no había mucha profundización, cosas que no quedaban resueltas del todo y más del porqué su abuela quería que leyera todo eso, sabía que lo que había leído en estos días era un poco parecido a lo que había pasado con su ahora amiga fallecida y un vil amor no correspondido pero no entendía en qué lo ayudaría esto, ¿Qué quería mostrarle su abuela?, ¿En que no había puesto suficiente atención?, Buscar ayuda ya lo ha hecho pero no le funciona porque nadie es lo suficiente bueno para ayudarlo. La única manera de lograr entender sin tantos rodeos es que su abuela le explique, al parecer ella conocía a esa persona. Lou se dirigió a casa de su abuela a la mañana siguiente lo más temprano posible ya que era un trayecto largo en transporte público, así que se preparó y salió a las siete y ceros minutos de su casa con un Jersey amarillo y pantaloneta azul; cuando llegó a la puerta de la casa tocó la puerta, una mujer de al tercera edad le abrió con una gran sonrisa y dejando un fuerte beso en sus dos mejillas .
—Entonces si te interesó el paquete que te envié— comentó la señora con el libro en manos contemplándolo, lo abría y cerraba constantemente sin quitar su hermosa sonrisa —¿Qué te pareció su contenido, pudiste ver algo en el?
—Eso mismo te quería preguntar, ¿qué viste tú?— devolvió la pregunta corriendo más su silla hacia delante.
—Yo no leí el contenido del cuaderno.
—Entonces, ¿por qué me lo diste, por qué permitiste que lo leyera?
—Verás, ese hombre fue alguien muy especial. Antes de morir me dejó algunas cosas para que las guardara o se las diera a alguien más, una de esas cosas era el mismo cuadro que tenía, aunque el cuadro que tenía solo es una copia que yo hice, el verdadero lo perdí; también estaba el libro, antes tenía un papel pegado en la parte de atrás de la tapa que decía: "para quienes necesiten ayuda" , pero con el paso del tiempo la goma se fue y el papel cayó en algún lado, después mandé a colocar un broche para cerrar el libro —. La abuela deja el libro en la mesa frente a ella "si alguien está triste por la pérdida de alguien alguna vez, pásale el cuaderno, todos perdemos a alguien" dijo el hombre antes de morir y a si fue que el cuaderno llegó a las manos de la mujer y luego a las manos de Osher.
—Pero, ¿de donde conocía a ese hombre?, ¿Por qué a ti? —. Osher tenía tantas preguntas que contestar que con tanto suspenso dudaba que su abuela le pudiera contestar si la mitad de éstas.
—Ese hombre fue mi hijo, fue el fruto de mi primer matrimonio con un hombre Alemán —, él estaba callado, su cara no mostraba ninguna expresión así que su abuela no comprendía si estaba asombrado o confundido así que continuó —a mis 20 años tuve un viaje a Alemania y ahí fue donde conocí a mi futuro marido, Keiler. Después de 3 años de pareja creímos que era tiempo de formar una familia y nos regresamos a mi país natal, durante ese año salí embarazada de mi primer hijo y luego de un tiempo tuvimos a mi segundo hijo pero cuando cumplió 11 años tuvimos que dejarlo con la madre de Keiler y regresar a Alemania, una decisión tonta y un pensamiento tan inútil que nunca creí que le haría tanto daño. Después de unos años decidimos que era tiempo de estar juntos, mi relación con Keiler no era la mejor y creí que estar todos juntos era lo mejor; cuando regresó no sabíamos casi nada de la vida de mi hijo, solo sabíamos que estaba "bien" durante todo el periodo que estuvo junto a su abuela, me arrepiento profundamente a ver dejando lejos a mi Dallan. Estaba tan cambiado, cuando nos vio no recibimos una bienvenida cálida, él parecía tan decaído y estaba pálido, su abuela aseguraba que estaba bien pero como madre yo sabía que no era así. Me divorcié de su padre cuando él cumplió 17 y él pidió la emancipación, le dimos un apartamento que tenía que pagar cada mes y fue ahí donde me alejó de su vida por completo, no era habitual de él llamar seguido así que yo lo hacía pero muy poco contestaba. Años después me llamaron de un hospital para que viniera a ver a mi hijo, después de eso me contó algunas cosas y días después murió —, la abuela tenía una expresión triste pero siguió con la historia— Yo estaba devastada, caí en depresión por la muerte de mí querido pero hubo alguien quien me ayudó y me dio su apoyo, y fue con tu abuelo con quién me volví a casar hasta que la muerte nos separe, y bueno, la muerte nos separó~
—El abuelo... —dijo para sí mismo volteando la mirada hacia las fotos que habían en la paré de la casa, estaban su abuela, una mujer elegante y un hombre con una gorra marrón y traje.
—Tu madre no sabe, tampoco me imaginé diciéndole alguna vez. Fue algo que decidí nunca contar. Este cuaderno es para ti, se que has pasado por muchos, y que perder a las personas es doloroso y tal vez, la herida nunca sana pero... siempre tendrás personas a tu alrededor que te ayuden y te apoyen, no hagas las cosas solo y busca apoyo en alguien de confianza, como tu familia, para ser ayudado tienes que dejarte ayudar. Sé que tu mamá ha querido hablar contigo, creo que es mejor darle una oportunidad.
Ni siquiera respondió, se hundió en un mar de lágrimas del cual le costaba salir, su abuela lo tomó entre sus brazos y lo sostuvo ahí hasta que su nieto pudiera calmarse —, la extraño demasiado abuela —. Temblaba demasiado y trataba de secarse las lágrimas que salían de sus ojos sin permiso.
Comenzó a desahogarse entre los brazos de su abuela, él se sentía protegido en su pecho cálido, cuando se pudo calmar se apartó y volvió a retomar la postura correctamente, ahora el tenía el cuaderno sobre sus piernas marcando con sus dedos el nombre que tenía marcado en su tapa, "Dallan."