Ariel se sorprende a ver a Uriel y mutuo. El se baja de su caballo y se acerca a ella.
—Pero...... Tu deberías de estar em cama... Tu padre si que sabe guardar un secreto.
—Pero no se que haces aquí.
—Desde hace un tiempo, tengo unos extraños sueños. Al parecer eran de tu muerte, mi hermano junto a esa lela, quiero decir Laila. Te mataban y yo no podía hacer nada para evitarlo. Luego comenzaron otros más aterradores y aparecio un tatuaje en mi brazo, comencé a investigar y supe lo que tenía que hacer.
—¿Que tipo de tatuaje?
Uriel le enseña su brazo, Argüen y Dhenist lo ven, Argüen tiene uno igual. Fue Dhenist quién se dio cuenta de su existencia.
Argüen —Eres uno de los guardianes, yo también lo se. Nuestro deber es proteger a la elegida hasta nuestra muerte.
Uriel —Ni en sueños pienso proteger a esa maldita zo..........
Dhenist—Esa es una farsante. La auténtica elegida es Ariel, ella tiene al dragón como un familiar y sus poderes son muy fuertes.
Uriel —No sé quién eres niña, pero a lo mejor no es solo solo una farsante, si la luz tiene a una guerrera existe la posibilidad de que la oscuridad también lo tenga. Quizás ella todavía no lo haya descubierto pero cuando lo haga......
Hechicero —Entonces tenemos que darnos prisa, nos estan esperando.
Caspien —Todavía no sabemos qué pintas en todo esto o quien eres realmente, Hechicero.
—Os lo dire en cuanto lleguemos a nuestro destino.
Siguieron su camino hasta llegar hasta un gran bosque silencioso.
Hecho —Estamos en el terreno de los elfos, nos están observando.
Ariel —¡Soy Ariel de Roseville, según dicen me estaban esperando. Ellos son mis guardianes y amigos. Pido permiso para continuar nuestro camino!
Nadie responde, todo sigue en silencio.
"—Bienvenida Ariel de Roseville o debería de llamarte Kira. No te preocupes, solo tu me puedes oír."
"—Pudeis seguir, mis guerreros os protegen"
Ariel —Podemos seguir. No nos harán nada.
Uriel —¿Como estas tan segura?
—He escuchado una voz en mi cabeza, ella sabe quien soy y me ha dicho que podemos seguir.
Hechicero —Debe ser la dama Whendolinth. Dicen que es una gran bruja de inigualable belleza. También dicen que es la guardiana de una reliquia muy antigua y de innumerables secretos. Pero son muy pocas las personas o seres que la han visto.
Ariel —Entonces ¿Como sabes todo eso?
Elfo —Son cosas que ella deja que se sepa.
Todos se dieron un buen susto cuando en un abrir y cerrar de ojos, se vieron rodeados de guerreros.
Ariel —venimos en son de......
Elfo —Sabemos el motivo de vuestro viaje y somo los encargados de guiarlos hasta el Palacio, donde nuestra gran dama os esta esperando junto a los demás. Teneis que bajar de los caballos, nosotros os vendaremos los ojos.
Ellos hicieron lo que se les ordenaron. Para evitar y sepan dónde se dirigian les taparon los ojos y les dieron varias vueltas para desorientarlos.
No sabían por donde iban caminando, solo que en un modo dado, tuvieron que subir por unas escaleras y allí fue donde les quitaron las vendas.
Elfo —Bienvenidos al gran palacio. Siento haber tenido que usar ese método pero es lo más seguro para todos.
Ariel —Gua, es preciso.
La sala era completamente blanca, salvo por las plantas trepadoras que cubrían las paredes. Le da un toque armonioso.
—Gracias por venir tan rápidamente. Espero que vuestras estancias sean agradables y que pueda aclarar cualquier duda que tengáis.
Dijo una elfa completamente blanca, su túnica es mas blanco que la misma nieve. Ella los observa durante un buen tiempo, pero en realidad esta mirando sus corazones.
—Permitidme presentarme. Soy la dama Whendolinth, por favor, acompáñame hasta vuestras habitaciones. Allí os podéis asear y luego habrá una reunión con el resto.
Unas elfas de blanco aparecen y les guiaron hasta el piso siguiente. Fueron separados y guiados hasta su habitación.
Laila
Me dirijo hasta el territorio de los elfos, pero escucho una voz que me está llamando. La sigo hasta una cueva.
—Hola ¿Hay alguien?
—Ven pequeña, te estoy esperando. No tengas miedo, no te hare daño.
Sigo la voz y veo a una mujer joven, ella va de negro y su melena rubia le llega hasta la cintura.
—¿Quien eres? No puedo perder el tiempo, tengo algo importante que hacer.
—Oh, querida. Fui yo quien hizo que estuvieras aquí. Tu destino es luchar en mi nombre, tienes más poder que hayas imaginado.
—Todavía no has dicho quien eres.
—Te hare una pregunta ¿Leíste el libro?
—Tu ¿Eres la autora?
—Algo así, ese libro no es lo que crees. Es más bien lo que puedes conseguir si te conviertes en mi guerrera. Tendrás el final que leíste pero para eso alguien tiene que morir.
—Ariel de Roseville.