CAPÍTULO 15

Durante la visión, Ariel se dio cuenta de que  había olvidado parte de la historia que leyó. Siempre pensó que se acordaba de toda la novela pero olvidó la parte más importante. 

Ahora la recuerda completamente y sabe que Ergüin morirá durante una batalla, así que hará todo lo posible para encontrar a un monje katasaty o como son más conocidos " el asesino sin sombra" . Ahora que ha recuperado toda su memoria, sabe que no pueden ir a esa aldea. Habrá ratas, las ratas son humanos súper pequeños, con garras muy afiladas y con buenos colmillos. Si van a esa aldea habrá muchas muertes...... 

Vangelis— Por fin reaccionas, pensé que te habías quedado.... Bueno no se como explicar.... 

Ariel —Estoy bien, solo he tenido una visión. No podemos ir a esa aldea, esta plagada de ratas. 

Ergüin —¿Como estás tan segura de eso? 

—No os lo puedo contar, pero es mejor para todos ir por otro lado. Por cierto ¿Alguien sabe como encontrara un monje katasaty? 

Laws —Ellos aparecen cuando son necesarios, nunca los podrás encontrar. 

—Creo que debemos ir hacia el Este, algo me dice que será más fácil para nosotros. 

Argüen —¿Es otra de tus visiones?

—Se puede decir que si, por eso tenemos que ir hacia otro sitio.

En realidad Ariel sabe que yendo hacia el Este, se van a ahorrar mucho tiempo y llegará a su destino en menos de dos meses,en lugar de llegar en medio año y quedando sólo tres de ellos. 

Güengrin —Pero si vamos por donde dices, pasaremos por lugares prohibidos. Además ir a pasar por cierto bosque..... 

Ergüin —¿Y qué? Yo no me avergüenzo de nada y si esos malditos estirados se molestan por vernos, será su problema. 

Güengrin no dijo nada más. Llegó la noche y Güengrin hizo su turno de vigilancia mientras que el resto descansaban. 

Ariel no podía dormir, decidió hablar con el. Quería saber más cosas sobre esos dos mestizos. 

Güengrin —No se si debería, pero esta bien. Te contaré la historia de nuestra salida de casa. 

Era muy temprano. Cerca del riachuelo, la niebla que crece en la noche cubría el suelo como un manto brumoso que ocultaba de la vista el verdor de la foresta. Aún no cantaban los pájaros y la escena estaba sumida en un silencio completo
—¡Güengrin ! —
—¡Güengrin , maldita sea! ¡Contesta. Sé que estás ahí!
Una flecha pasó silbando muy cerca de su rostro para acabar en un árbol que estaba muy cerca de la orilla. Ergüin agitó las bridas de su caballo para girarse en la dirección de la que había salido la flecha. 
—Te habría matado de haber querido. 
—Te equivocas de bando. Mi padre dice que un hombre que no sabe distinguir sus amigos de sus enemigos es alguien que tiene sus pasos contados.

 Güengrin se detuvo a la orilla, ante las frías aguas del riachuelo.
—¿Quién te ha dicho que estaba aquí? ¿Y qué haces con el caballo cargado? 
—Supuse que estarías aquí lloriqueando como una niña. 
—¡Yo no lloriqueo!. Pero no sabes lo que estoy pasando.

—Mañana será el gran día, ¿sabes? Mañana, justo al primer alba, como ahora. Cuando los rayos de sol dispunten por el horizonte y atraviesen la barrera verde de estos mismos árboles yo habré cumplido un año más y de su mano vendrá mi mayoría de edad. Entonces el Clan me reunirá ante el templo de Elio y los Patriarcas anunciarán al Clan que ya no tiene obligaciones conmigo. Que yo, Güengrin , hijo de elfos y humanos, hijo de nadie, ya no pertenezco al clan y que tengo hasta el cambio de la luna para abandonar estas tierras. Dirán que ya no soy uno de ellos. Que no soy digno de estar entre elfos, ni soy digno de sus bosques, ni de sus cultos, leyes, ritos ni mujeres. Que todo cuanto conformó mi única realidad ya no me pertenece. Mañana, Ergüin, me marcharé y dejaré aquí todos mis recuerdos y no volveré jamás a pisar estas lindes que tantos versos han inspirado a mi lira. Mañana ya no quedará nada, todo habrá acabado.
—Mañana no, Güengrin . Nos iremos hoy. He traído tus cosas.
—¿Hoy?  ¿Y qué quieres decir con nos vamos? 
—Lo que oyes . Me voy contigo.
—¿Estás loco? Aún eres un crío. Se supone que el mayor de edad seré yo.¿Qué quieres? ¿Meterte en un lío?  ¿Qué intentas demostrar?¿Se puede saber qué pintas tú en todo esto?
El carácter que la sangre de enanos le había dado se hizo notar en sus palabras; ningún otro elfo hubiera hablado como él habló.
—Mañana es su gran día. Todos aquellos que hasta hoy mismo volvieron los ojos de desprecio, mañana sonreirán al fin pues podrán decirte a la cara que tu sangre no es como la suya ni la de sus hijos. Desengáñate, no eres un elfo puro y nunca lo serás. Y siempre habrá alguien que te lo recuerde. Tú te sientes elfo pero no lo eres y a eso se aferrarán con todas sus fuerzas mañana para expulsarte.  cuando me vean cruzar la frontera. Nunca olvides que la mitad de tu sangre es humana pero la mitad de la mía es enemiga. ¡¡No pienso darles ese placer!! ¡No voy a quedarme esperando que las leyes agoten el plazo que marque el fin de mis días en este bosque! ¡No pienso aguantar sus sarcasmos y que con palabras solemnes dictaminen que ya no soy bien recibido por los que son la mitad de mi raza! Tal vez sólo sea un crío, como todos dicen. Quizá aún falten algunos años para que las leyes consideren que puedo valerme por mí mismo. No necesito que sus leyes me digan nada. 
¿Quién les necesita? Mi padre me dijo que era mi corazón la única voz y la única ley que merecía la pena escuchar; y que podría vencer al mundo exterior si era capaz de vencerme a mí mismo. No me asusta lo que hay ahí fuera, tras el límite del bosque. No puede ser peor que lo que yo llevo dentro.
 

Ese día entendí que él jamás sería como yo. Él nunca se había sentido elfo y nunca lo haría. Había tanto de elfo en él como en mí pero ese temperamento, ese carácter arrollador y terrible como el paso de un huracán sólo podía venir de los enanos. La mezcla con la sangre enemiga. La mezcla de dos orgullos poderosos, la soberbia de los elfos y el coraje de los enanos. La elegancia y la rudeza, el fuego y el hielo. Todo aquello daba como fruto a  Ergüin y no puede entenderse otra explicación.