Desde el primer momento donde manifestemos vida tenemos una misión para este planeta, nada de lo que nos rodea es coincidencia, había entendido aquello después de muchas adversidades, de negarme a seguir el orden de las cosas sin entender en aquel momento que debía de ser así.
Todo lo que sucede debe ser así.
Mi misión iba más allá de existir, aquel accidente provocado era necesario para que mi vida siguiera este rumbo, era eso o morir. Pero no, ellos nunca me dejarían morir.
Y si están leyendo esto es porque así debería de ser, en el momento donde estén en el lugar que sea.
Nada era coincidencia, todo nos guiaría al mismo camino, ese en el que No Tenemos Final.