No tengo derecho a amar

Parte 4

— Por supuesto, voy entonces, nos vemos a la noche — Dende se fue a cumplir con su misión de cuidar a Meridian.

Cuando Nail estuvo solo con su padre, el Gran Patriarca ya intuía que algo malo había pasado.

— ¿No te ama?

— No, le doy asco, me considera un fenómeno... un monstruo.

— Lo siento, estaba seguro que te quería.

— No sé preocupe, estoy bien.

Los días pasaron lentos para la mujer y el guerrero. Hasta que por fin llegó el día, muchos de los que trataron a Meri fueron a despedirla, entre ellos el Gran Patriarca, y su guardián, que traía algo entre sus manos que la muchacha no podía ver por la distancia. Cuando bajo, con emoción vio que era un brote de árbol de Ajissa.

— Quiero que ese lleve este regalo, para que no nos olvide — se lo entregó el padre de los namek

— Quiero que se lleve este regalo, para que no nos olvide — se lo entregó el padre de los namek.

— Gracias — lo recibió seria, se despidió de los demás, dio media vuelta y entró en la nave para prepararse para el viaje.

— Adiós a todos, gracias, nunca los olvidaré — miró a Nail, y luego cerró la compuerta.

La nave empezó a subir sin ningún problema, ya cuando algunos habían empezado a retirarse a sus actividades, todos sintieron varios ki que se acercaban al planeta, y vieron como los recién llegados disparaban desde su nave contra la de Meridian.

Por suerte, a pesar de los destrozos, la mujer pudo maniobrar y cayó donde no había aldeas, ni nameks. Al salir, los recién llegados siguieron luchando cuerpo a cuerpo con la joven, que a pesar de ser fuerte, con tres rivales que la atacaban al mismo tiempo, no pudo.

— Por fin te encontramos, desertora.

— Los destruiré — les dijo desde el suelo, mientras trataba de levantarse para seguir defendiéndose.

— Eres una escoria, jajaja, y trataste de escapar de nosotros. Que ilusa.

— Déjenla — gritó Nail que había llegado con Lesman y Krasun.

— No les hagan nada, Dair, iré con ustedes — la muchacha cambió de actitud, pensó que ningún namek iría a ayudarla, no era su lucha. Se levantó a duras penas, sabía lo que podía pasar, así que quería llevarse a sus contrincantes del lugar lo antes posible.

— Son buenos especímenes — el extranjero miró para todos lados — este lugar es perfecto para capturar esclavos.

— No, malditos, déjenlos en paz — antes que nadie pudiera hacer nada Meridian se tiró con sus últimas fuerzas, pero la golpearon, dejándola inconsciente.

— Les dije que no la volvieran a tocar — gritó Nail, furioso.

— ¿Y quién eres tú para ordenarme algo? — le respondió Dair, irónico

— ¿Y quién eres tú para ordenarme algo? — le respondió Dair, irónico.

— Soy quien te derrotará, escoria.

Mientras los guerreros luchaban, llegaron más namek que venían con el Gran Patriarca, y Dende. El niño, a pesar de los rayos caían a diestra y siniestra, corrió donde Meridian, la ayudó y la llevó donde los otros estaban protegiéndose con campos de fuerza.

Ella miraba sin creer lo que pasaba, los guerreros más fuertes del lugar combatían por protegerla, sobre todo le sorprendió que Lesman y Krasun también estuvieran luchado con todas sus fuerzas para ayudarla, ya que ella sabía que les caía mal a ambos.

Por suerte la batalla termino pronto, los tres humanoides estaban derrotados, de rodilla y con las manos amarradas a su espalda.

— Acaba con nosotros, no hay peor deshonra que perder, si no lo hacen no dejaremos de intentar escapar, y volveremos con más de nosotros, los destruiremos — gritaba el líder del trío.

Los hicieron caminar, y acercarse al Gran Patriarca.

— ¿No los matarán? — preguntó Meridian, nerviosa.

— No, como le dije somos seres pacíficos — dijo el anciano.

— Pero si no lo hacen correrán mucho peligro, si ustedes no quieren mancharse las manos con sangre, lo haré yo — pero Nail le golpeó las manos antes que los atacará.

— No es necesario, acérquenlos a mí — el Gran Patriarca les tomó la cabeza a cada uno de los humanoides, que cayeron desmayados, entonces los desamarraron, cuando despertaron sus ojos se veían muy extraños, subieron a su nave y se alejaron hacia el espacio.

— ¿Los dejarán volver con nuestra gente? Ellos son esclavistas — dijo angustiada Meridian.

— Solo recordarán que la encontraron en un planeta desierto, que no puede albergar vida, y la mataron, nadie más la seguirá, es libre de irse, o si quiere quedarse un tiempo con nosotros, puede hacerlo — ofreció el líder del lugar, sonriendo misterioso.

— Me quedaré, tengo que arreglar mi nave de nuevo, gracias.

Con el tiempo, de a poco la mujer comenzó a hablar de nuevo con Nail.

— Mira lo que me enseñó a hacer Meri — le dijo contentó el niño al guerrero que llegó al lugar en ese rato, para llevarse a Dende con él.

— Es muy lindo — dijo el hombre con su voz seria.

— Es un remolino, si corres muy rápido se mueve — le señaló la mujer.

El pequeño se fue contento para probar su nuevo juguete.

— Nail ¿Puedes esperarme un rato con la Srta. Meridian? Ya vuelvo, voy a mostrárselo a mis amigos — antes que le dijeran nada salió volando.



#5329 en Fanfic

En el texto hay: desamor, drama, amor

Editado: 07.08.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.