Leviathan.
Primeramente tengo que dejar en claro que tengo demasiadas ideas en mi mente, creo que tengo la habilidad de pensar al mismo tiempo en distintas cosas y no puedo controlar el que todo tenga coherencia, así se me pasa el tiempo.
Hoy es un día de mucho calor para la ciudad en la que vivo. Me imagino estando en la playa, acostada en la arena, disfrutando del sol y la brisa del mar, escuchar las olas, es el sonido más relajante que hay, lo siento tan real.
Es tan difícil de imaginar, suponer cosas que jamás pasarán, desear aquello que no es alcanzable para ti, por la forma en la que vives.
Mi día se encuentra lleno de actividades, recoger mi casa, estudiar, ir a la escuela y prepararme para un gran futuro según mi hermana. Soy pesimista ¿o realista? Todo me sale mal así que prefiero pensar lo peor así la decepción no es tan grande, tengo 22 años, no tengo experiencia, creo que alguien de trece años ha vivido más cosas que yo, en realidad no le encuentro sentido a nada de lo que hay a mi alrededor.
Hoy empecé a escribir un diario, porque pase por un café antes de ir a la universidad, ahí me encontré a una señora, tenía sus ojos hermosos, sin conocerme me dijo "Hoy tendrás el mejor día de tu vida"- . Es algo irónico y da un poco de risa, pero algo dentro de mí desea que sea cierto, quiero que sea el mejor día de mi vida y quiero creerlo, quiero que esta vez sea cierto, que esté día jamás se me olvide.
Capítulo 1
Mi vida.
-¡Hola Levia!- A lo lejos me saluda Meisson, la persona más afortunada y alegre que conozco, lo más cercano a una amiga que tengo. Sus padres son científicos adinerados, reconocidos en nuestra ciudad. En realidad Meisson es muy popular en nuestra universidad, no solo por el impacto que causan sus padres también por su bella apariencia, sus ojos de color miel reflejan felicidad, su cabello pelirrojo y rizado la hace ver única.
El año pasado Mei intentó hacerme un cambio de imagen, cepilló mi cabello negro, maquilló mis ojos, haciendo resaltar el color azul de ellos, tengo que admitir que le dio color a mi piel fantasma y que el vestido de licra que me prestó acentuó mis curvas, me hizo sentir diferente. Solo que la sensación no duró mucho, al regresar a casa regresé a la realidad.
En cuanto abrí la puerta de mi casa estaba mi hermana junto al grupo de arpías que son sus amigas, todo el tiempo se ríen de mí, me miran como si fuera idiota, aún que no quiera sus comentarios me afectan, critican mi forma de ser y me comparan con Adelina. ¡Es injusto, mi hermana es preciosa!, tiene mucho carácter, es flexible, se adapta, todo lo que se propone, lo logra, todo el tiempo es muy coqueta, a pesar de que su nombre es angelical, de ángel no tiene nada.
Ese día me hizo entender que haga lo que haga no puedo lucir bonita. Así que dejé de fijarme en eso.
-¡Ey Leviathan! Despierta, ya no escuchaste lo agitada que fue mi mañana.- Meisson me agita las manos para que le preste atención.
-No me llames así sabes que no me gusta. -Le digo, vamos caminando por el patio de la universidad.
-Como sea, después de clases nos vemos dónde siempre para contarnos nuestro día. ¡Sonríe para disimular lo mal que se ve ese cabello! -me grita mientras se va desviando hacia el salón de destilación.
No puedo creer que esa bella cara sea inteligente y le guste la química.
Al llegar al salón de diseño la profesora me llama la atención por llegar tarde de nuevo, no le tomó importancia todos los días lo hace. Me dirijo a mi lugar de trabajo. De todo lo malo que me pasa, lo único bueno que tengo es está mesa, "Mi divina mesa", me encanta, es la última del salón y nadie la quiere, así que no tengo compañero de clase. Eso deja viajar a mi mente sin interrupciones, me deja crear diseños únicos. En un principio odiaba la carrera que me tocó, pensé que diseño de modas sería todo lo contrario a mí, al final, tienes que preocuparte por la apariencia y no soy esa clase de persona. A lo largo del tiempo vi toda la magia que puedo hacer en mis bocetos, aún no tengo intención de enseñar mis diseños y menos aplicarlos en mí.
El día se me pasó muy rápido. Me encuentro en el árbol de siempre esperando a Mei, pocas veces me reúno con ella así que es raro decir que es el lugar de siempre. El parque se encuentra solo y empiezo a desesperarme, se me hace tarde para llegar a casa, Mei no llega. Suena mi celular.
-¡¿Dónde demonios estás?!- Escuchó a Adelina atreves del teléfono, sabía que no tenía que haber venido.
-Voy de camino a casa - respondo con estrés. ¿Por qué siempre es tan estricta con la hora?
-Cuántas veces te tengo que repetir que no puedes llegar después de las 6, ¿acaso quieres que todos se asusten con lo fea que eres?, no tienes idea de todo lo que pasa a tu alrededor y el problema es que tengo que cargar con todos los errores que cometes. - Dicho esto, me cuelga y soy consciente que tengo que llegar en menos de 10 minutos a casa o estaré muerta, sé que no llegaré a tiempo pero aun así me dispongo a correr.
De regreso a casa empiezo a correr lo más rápido que puedo, como no es de extrañarse, me distraigo, con un chico que no alcanzo a ver bien, no logro distinguir su cara, solo veo su espalda y los bonitos brazos que tiene, en uno de ellos tiene tatuada una mujer desnuda con alas bonitas, me distraje tanto que me di de lleno con el buzón de una casa azul, fue tan fuerte el golpe que me caí y toda mi visión se nublo. Con dolor de cabeza me levanté intentando llegar a casa y volteando a los lados para asegurarme que nadie me viera.