No tengo un tipo

Capítulo 11

Gabby

Cabello negro, moreno, ojos obscuros y tatuado. Esa era la imagen que veía frente a mí. Casi podía sentir los días en los que nos quedábamos hasta la madrugada platicando mientras veíamos las estrellas. Sentí el dolor en mi pecho por lo que pudo haber sido entre nosotros si yo no lo hubiera arruinado. Éramos mejores amigos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, no era capaz de decir nada. ¿Cómo hacerlo? Él fue una gran parte de mi vida.

―Hola.

Su voz era apenas un susurro. Intenté evitar el primer sollozo, no dejé de ver la pantalla aunque mis lágrimas empañaran todo. Quería estar allí, entrar y abrazarlo pero sabía que eso no era posible, estiré mi brazo como si al tocar la pantalla fuera capaz de tocarlo.

―Hola― mi voz se quebró apenas lo intenté pero a él no pareció importarle.

Vi cuando estiró su brazo como si el también deseara estar conmigo y no fui capaz de retener el sollozo comenzando a llorar de forma ruidosa.

―Perdóname― dije con voz quebrada.

Lo vi debatirse consigo mismo. Pasó una mano por su cabello, un gesto de frustración en él. Sus ojos buscaron los míos como si eso le diera la respuesta.

―Las cosas a veces pasan Gaby, deja de atormentarte― asentí limpiando mis lágrimas.

―Solo dilo por favor― pedí.

―Te perdono Gaby― asentí en forma de agradecimiento. Diego era una persona importante para mí, había sido mi primer novio y después cuando las cosas no funcionaron para nosotros se convirtió en mi mejor amigo.

Él fue la única persona que logro mantenerme cuerda durante el funeral de mi madre y durante el entierro, de no haber sido por el yo no hubiera podido estar fuerte para papá.

―Te he extrañado―dije aún con mi voz quebrada.

―También te he extrañado gringa[1]―dejé salir una pequeña risa y volví a acariciar la pantalla como si eso me tuviera a su lado.

―Quiero creer que esa es la razón por la que me has hablado pero no creo que sea así.

Volví a limpiar mis lágrimas. Él se alejó de la pantalla, podía ver en su mirada el dolor y compasión. Después de todo lo que yo había hecho él todavía se preocupaba por mí.

―Tienes razón, creo que aún estaba algo dolido, pero eso no es lo importante ahora. Amanda está enferma.

Cerré mis ojos cuando sentí el peso de sus palabras caer en mí. Amanda era mi abuela, mamá de mi madre y una mujer muy conservadora. Sabía que la llamada de Diego tenía algo que ver con mis abuelos solo había esperado que ninguno de ellos se encontrara mal.

― ¿Qué tan grave es? ― Diego se rascó la cabeza y quería aventarle algo a través de la pantalla para que me contestara rápido.

―El doctor dijo que ella se encontraba estable pero ha venido decayendo desde la muerte de Mariana. Pat no sabe cómo lidiar con ello, me da miedo imaginar lo que podría hacer si algo le llegase a pasar a Manda.

Me recargué sobre mi silla y comencé con mis técnicas de relajación, mis ojos escocían y sentía el nudo en mi garganta crecer.

― ¿Cómo te encuentras tú? ― vi el movimiento de la cámara y apareció el cuarto de Diego. Él se recostó sobre su cama y ajustó la cámara para verme.

―Lo siento. Pat acababa de entrar y no quería que supiera que te había hablado…― después de un momento de silencio el habló. —Son la única familia que tengo Gaby. No sé cómo sentirme, no quiero que me vean triste porque no quiero desanimarlos, estoy seguro de que tú podrías levantar el ánimo aquí.

Amaba a mis abuelos. Una cosa era que ellos odiaran a mi padre y otra diferente era lo que yo pudiera sentir por ellos. Odiaban que mi padre hubiera embarazado a mamá y que nunca se hubieran casado, tampoco les gustaba la extraña relación que tenían. Pero por alguna razón me amaban.

― ¿Ellos… ellos han preguntado por mí? ― La mirada de Diego me dijo todo lo que necesitaba saber. Me sentía algo culpable.

―Manda siempre pregunta por ti, pero no quiere incomodarte con sus llamadas, le dijo a Pat que tiene prohibido llamarte, ella espera que tú lo hagas― si había alguien que podía hacerme sentir mal ese era Diego.

―Realmente no había pensado en nada, me estaba ajustando a todo de nuevo.

―Sé que no somos los gringos con los que te juntas pero también somos tu familia. ¿Cuándo vendrás a verlos?

―Iré en acción de gracias― destrozaré el corazón de mi padre pero tendría oportunidad de ir por los días feriados.

―Habla en español por favor― dijo en tono molesto. A veces olvidaba que en México no sabían de las tradiciones de Estados Unidos y viceversa.

Sería el primer día de acción de gracias sin mamá. A mi padre le gustaba viajar a México y pasar el día juntos, en otras ocasiones mamá venía a visitarnos y lo celebrábamos aquí.

― ¡Que gruñón! Es el cuarto jueves de noviembre― dije intentando aligerar los ánimos pero el pareció molestarse.

―Apenas iniciará noviembre Gaby, ¿recuerdas? ¿2 de noviembre? Día de muertos[2] y no estarás aquí para visitar la tumba de Mariana.

― ¡Por supuesto que recuerdo que día es Diego! ¿Te recuerdo que ella era mi madre? ¿Crees que no la extraño? Amaba a mi madre, pero no puedo dejar todo aquí para ir a pasar un día allá.




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