No todo el dinero lo compra ©

Capítulo 21

Helen y Azahara estaban desayunando mientras charlaban con la Sra. Techy amenamente.

—Buenos días. —Saludó Sanders.

Helen se tensó solo con escuchar su voz.

— ¡Buenos días, papi!

—Buenos días, Sanders —respondió Helen, sin siquiera mirarlo.

Sanders se acercó para darle un beso a su hija, la cual estaba al lado de Helen.

 —Buenos días, Sr. Nichols —dijo la Sra. Techy— ¿Va a desayunar?

Este tardó en contestar por lo que Helen levantó la mirada para ver que hacía y sus ojos de encontraron. Su corazón dio un sobresalto ante la penetrante mirada azul de él.

—Sí, tomare un café y unas tostadas—respondió luego.

Se hizo el silencio. Helen noto que la niña miraba de uno a otro.

— ¿Están enojados? —preguntó Azahara.

—Yo no estoy enojado—dijo Sanders.

Helen se distrajo dando un sorbo al zumo de naranja que tenía en la mano.

— ¿Tú estás enojada con mi papi, mi Helen?

Techy colocó el desayuno a Sanders.

—Yo...no

¿Que si estaba enojada con él? No. Llevaban tres días sin hablarse prácticamente desde el incidente con la tal Elizabeth Dreier, salvo el viernes que le entregó un reporte del último estudio de mercado que le estaba realizando. Sanders aprovechó para explicarle que se trataba de la hija de Gustav Dreier y en que esta lo sustituía, pero que solo era trabajo. Actuó como si no le importara y, sin embargo, en su yo interno suspiro de alivio por este hecho, bueno, en parte, ya que se notaba que esa mujer tenía otros intereses en Sanders. En respuesta a sus explicaciones, le había respondido que no eran asuntos de ella lo que hacía en su casa y con quién lo hacía, yéndose sin escuchar más. Y no pudo dormir esa noche pensando que no debió decir eso. Ahora la tensión entre ambos era espesa e incómoda y la verdad, lo echaba de menos.

—Parece que si está enojada—replicó Azahara—Se siente raro con ustedes ahora. 

Helen miró a la pequeña que seguía mirando de uno a otro y Techy por su lado la veía de forma enigmática.

No. No estaba enojada con él, sino con ella misma.

«Soy una tonta que a estas alturas no sabe manejar sus sentimientos y actúa como una chiquilla inmadura ante una situación que no controla»

Volvió a mirarlo a los ojos y le sonrió.

—No, no estoy enojada contigo, Sanders —aseguró sin apartar la vista de él.

Vio en el momento exacto cuando la creyó, cambiándole la expresión por completo. Él le devolvió la sonrisa y toda la tensión se esfumó.

Azahara bajó de la silla y tomo una mano de cada uno pasándola por sus suaves y tiernas mejillas.

—No me gusta cuando están peleados—dijo la pequeña—. Los amo muchísimo… ¡a los dos!

Depositó un besito en cada mano y volvió a su asiento.

Continuaron comiendo olvidando el tema y Azahara le recordó a Sanders sobre una presentación que tenía en un evento escolar el próximo viernes y que si podía ir.  Helen lo vio hacer cuenta mentalmente.

—Claro, —afirmó después de pensarlo —iré.

— ¿Es una promesa? —Quiso asegurarse Azahara —. La otra vez no fuiste y te esperé por 15 minutos. Le dije a la maestra que me ponga de final... y nunca llegaste.

Sanders vio los adorables pucheros de hija y su corazón se enterneció. Iba a encargarse de dejar el viernes libre para su pequeña. Ya le había fallados dos veces en una presentación escolar y no quería ver esa expresión decepcionada nuevamente.

—Lo prometo. Allí estaré —dijo con seguridad.

Azahara lo escrutó con aquellos ojos iguales a los de él. Al parecer la convenció porque sonrió de oreja a oreja.

Miro a Helen brevemente. Estaba tan feliz. Por fin habían hecho las paces y de qué manera. Era increíble el nivel de conexión que tenían.

—Ahora necesito comentarle algo a Helen —Besó la cabeza de su hija —. Helen, ¿me acompañas, por favor? Voy a buscar algo en mi despacho, te espero cuando termines.

Helen asintió, apurándose a terminar su desayuno.

Los dos se fueron bajo las atentas miradas de la Sra. Techy y Azahara.

— ¿En qué piensas, pequeña? —le preguntó la Sra. Techy mientras le servía un poco de zumo de manzana —Pareces…dudosa de algo.

—Es que no lo entiendo.

— ¿Qué cosa?

—Porque no están juntos como novios —empezó a enumerar con sus deditos —: Se ríen juntos, trabajan juntos, están guapos los dos, y…se gustan, gustan; o eso creo… ¿Cómo sabes que alguien te gusta o te gusta, gusta? No entiendo.

— ¿Gusta, gusta?

—Sí, ya sabe —se le colorearon las mejillas —, para novio o novia.

La Sra. Techy se sentó frente a ella con una taza de té en la mano. Se quedó pensando por un momento antes de responder:




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