Noa: La Chica Enigma

Episodio 46

DE NATÁN (Continuará)

Afuera tomamos el parque infantil como si fuéramos niños grandes. Ahí está Santiago — el eterno gordito quejumbroso. Oly — delgada, traviesa y lista. Noa — silenciosa y enigmática, con muchos talentos ocultos. Y Natán... ¿Quién soy yo? ¿Jugador de póker? ¿Guionista? ¿Periodista? ¿Quién?

De repente, suenan las puertas del edificio y giramos las cabezas al mismo tiempo. Pero no es Mark. Es una niña. Da unos pasos y se detiene. Reconoce a Noa — lo noto. Pero a nosotros no. Su rostro no cambia. Es como si llevara una máscara.

— Hola, Alicia — sonríe Noa. — Ven, no tengas miedo, son mis amigos.

La niña se acerca.

— Les presento a Alicia. Este es Natán, Oly y Santi.

— Hola — saludamos.

— ¿Natán es tu novio? — pregunta la niña, y yo me río.

— No lo sé. Tal vez... — me mira Noa. — Y ellos son sus amigos.

— Alicia, ¿vives en este edificio? — pregunta Oly.

— Sí.

— ¿Conoces a Mark y Ágata? Los del trece.

La niña asiente:

— Sí. Viven debajo de nosotros.

Nos miramos emocionados.

— Anoche él gritaba. Mark. Mamá y papá querían ir a verlo, pero se echaron atrás. No lo conocen bien. Pero yo sí. Ágata juega conmigo.

— ¿Ágata?

— Sí.

Parece que no sabe que la mujer ha muerto.

— Genial. Tenemos que devolverle algo. Encontramos su esfera, pero no abre a desconocidos... — cuenta Oly.

— ¿Nos ayudas? — agrega Buhito.

— Puedo. Él me abrirá — acepta Alicia.

Todo el tiempo su rostro no cambia. Entiendo que está enferma. Algún defecto...

— ¿De verdad? Entonces, vamos.

Y nos encaminamos con alivio. Es decir, retrocedemos. ¿Acaso esto está a punto de resolverse?

Tomo la mano de Noa y ella aprieta la mía.




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