DE EDGARDO
— ¿Quién te hizo eso?
— Una mujer celosa.
— Entiendo — me guiña el ojo el médico.
Durante un rato examina con cuidado la herida.
— Vamos a tener que suturar. Espere afuera por ahora — informa finalmente.
Asiento, salgo al pasillo y me siento en un banco. ¿Por qué no dejé fuera de combate también a esa perra? Tendría que haber sabido de inmediato que ella sería la que daría problemas, no el gordito. ¡Hiena rabiosa! Vaya... Me desgarró la cara. Ahora voy a tener una cicatriz. ¿Acaso voy a empezar a buscarla A ELLA en lugar de a Noa? Qué estupidez…
Edgardo, Edgardo… claramente te precipitas con tus acciones. ¿Atacar a cuatro personas en pleno día en un parque? ¿Y quién es aquí la hiena rabiosa? ¡Podías simplemente seguirlos y averiguar dónde vive!
Noa. Mujer fatal. Sonrío con una mueca y me estremezco del dolor. Es ella quien me hace cometer errores, amigo. Es de esas mujeres por las que se mata, por las que se inician guerras, de esas que los hombres estrangulan con sus propias manos. Nada importa cuando una así está cerca. Como un agujero negro, empieza a absorber todo a su alrededor.
Desde que la conozco, Noa siempre ha atraído los problemas hacia su dulce culito. Y yo caí en su campo gravitacional. La verdad, tengo un mal presentimiento ahora. Todo se complicó. Hay demasiada gente involucrada. Ese tipo al que ella agarraba del brazo... Seguro es su nuevo macho.
Lo sensato sería marcharme de esta ciudad, pero así la perdería para siempre. No podría volver a someterla. ¿Y acaso hay algo mejor que conquistar a una mujer que te rechaza con tanta fiereza? Tenerla en la cama y follarla hasta que grite de dolor. Y luego… se someta. Luego entenderá quién manda aquí. ¡Sí! Esa victoria no tiene precio. Someter a una mujer fatal me convertirá en un dios.
No, no puedo darme por vencido. Cuantas más barreras haya, más cerca está la recompensa. Me relamo los labios: solo pensar en el sexo con Noa me deja la boca seca. ¡Cuánto tiempo ha pasado!
El médico asoma por la puerta de su consultorio:
— Vamos — me hace un gesto, y me levanto.
En el espejo de la pared me veo por casualidad. Horrible, con la mejilla desgarrada. Pero los ojos me brillan de emoción. Porque acabo de imaginar lo que le haré a Noa cuando vuelva a tenerla en mis manos.
#6806 en Novela romántica
#3196 en Otros
#349 en Aventura
realismomágicocontemporáneo, thrillerderealismomágico, tramasoriginalesysorprendentes
Editado: 08.08.2025