Noa, Todo puede cambiar

Un rayo de luz.

Estoy en el baño llorando, Tania me humillo de la peor forma, nadie había tocado el tema de mi madre desde que ella murió, y a decir verdad tenía razón, mi padre no me quería y siempre estaba sola.

La maestra me fue a buscar, no quería verla, pero ella me insistió que tenía que salir.

- Lo siento, nunca quise que pasara esto, solo quiero que hables y cambies esta soledad te está afectando mucho

- Soy feliz así

- No te engañes, tú eres mejor que esto, tienes que cambiar.

- Cambiar, como que me vista con faldas cortas y blusas a la moda, que sea como Tania, una niña grosera y mal portada

- No, pero si puedes arreglarte un poco y si no lo haces pues por lo menos has amigos, no es bueno estar sola.

- Amigos, no maestra, la amiga que tenía me abandonó hace 4 años solo por no vestirme como niña y si ella me dejó es porque no era mi amiga y si nadie quiere ser mi amiga cuando me vista así, es porque a nadie le interesó maestra.

Adriana estaba escuchando, bajó la cabeza y se fue, ella era la única que soportaba y aun así me dejo sola.

- Esta bien no te diré mas nada, vuelve a clases o ve a tu casa, hoy no haremos nada interesante.

- Gracias por intentar ayudarme, pero nadie puede ayudarme solo mamá y ella ya no está.

Salí del baño y me dirigí hacia la puerta de la escuela para irme, siento que alguien camina detrás de mí no le tomó importancia cuando alguien me toma del brazo, estoy lista para defenderme me giro con fuerza y veo que Agustín y Diana.

- Tranquila, solo queremos ayudarte y disculparnos.

- Ayudarme ¿por qué?

- Esa chica Tania no debió decirte esas cosas y creo que fue por mi culpa. / Dice Agustín

- Tu culpa no es, y además ustedes que saben de cómo me siento yo.

- Nosotros también perdimos a papá y es muy doloroso. / Dice Diana con tristeza.

- No es lo mismo, mi mamá era todo para mí y hace 10 años me dejó y por culpa de papá ahora soy esto, hubiera preferido que papá es el que se fue no mi mamá

Los dejé y salí lo mas rápido, mis lágrimas corrían por mis mejillas estaba tan triste, me fui al parque donde sabía jugar con mamá como la extrañaba mi vida nunca sería la misma sin ella.

Veo mi teléfono y veo un mensaje de Adriana, a veces me sabía escribir, pero yo nunca le respondía, ella se avergonzaba de mí, esta vez le respondí.

- Estoy bien, triste pero bien, solo no te preocupes por mí.

Ella no volvió a responder así que asumí que estaba normal, fui a casa y papá no estaba, subí a mi cuarto y me quedo dormida, cuando fue de noche me dio hambre y fui a buscar que comer, baje y papá estaba ahí en la cocina me ignoro y yo igual prepare algo para mí y subí al cuarto a ver la tele, no sé en qué momento me dormí.

Al día siguiente me levanté y un mal presentimiento tenía, no sabría qué responder ese mensaje sería mi perdición.

 

 




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