Era un día soleado desperté temprano, no sé qué tenía en mente, pero decidí dejar mi gorra, me hice una coleta alta, la verdad no me pareció difícil, pero aun así me veía extraña, creo que me veo bien, aunque con mi ropa igual, pero, aun así, quiero empezar a cambiar poco a poco.
Bajo al comedor, papá es el primero en verme se le hace extraño, pero solo dice;
- Te ves diferente, pero aun así eres idéntica a tu mamá.
- ¿Me parezco a ella?
- Si eres linda solo te falta arreglarte, si quieres le digo a Sofía que te ayude.
- No papá a cualquiera menos ella, prometió estar conmigo ayudarme y solo se olvidó que yo existía.
- Esta bien no le diré, te llevo a la escuela.
Me quede sorprendida, era la primera vez en años que se ofreció en llevarme a la escuela, era alfo sorprendente.
- Si claro.
- Voy por las llaves.
El camino fue tan corto y raro me pregunto si tenía novio, me puse roja y le dije que no, se rio, pero luego me hizo otras preguntas, era tan extraño nunca había hablado con él en años, pero se sentía bien.
Al llegar todos me miraban, algunos ni siquiera conocían a mi papa ya que no iba, la maestra se acercó a saludarnos.
- Buenos días señor
- Hola, usted es la maestra de mi hija.
Se sintió un poco incómodo, ya que en la miraba con ojos de enamorado, mientras ella le sonreía, los que estaban alrededor empezaron a reír diciendo que se estaban enamorando, Dios que vergüenza.
- Hola maestra. / Dije para separarlos.
- Hola Noa, te ves bien con ese peinado.
- Gracias.
Dios me había olvidado de mi peinado, hay pero que tonta, seguro estaban viéndome a mí, lo rara que me veo. A lo lejos veo a Agustín y Diana, caminaron hacia mí, sonriendo.
- Bueno hija, me voy nos vemos por la noche en casa.
- Esta bien papá.
Papa se fue y la maestra regreso al salón, hablaron de algo, pero la verdad no escuche nada por estar viendo a los demás que me estaban viendo, en eso llega Agustín y me saca de mis pensamientos.
- Ves, estas hermosa.
- No mientas.
- Hola Noa, si quieres vamos de compras luego. / Dice Diana
- Yo las acompaño.
- Claro que no, esto es cosa de chicas.
- Pero mi opinión sería útil.
- Ya chicos, aun no estoy convencida de cambiar mi imagen.
- Anímate, te verás hermosa.
Hay hermano, como que alguien se nos está enamorando.
Yo me puse roja y Agustín también, Diana se reía, justo en ese momento toco el timbre para ingresar, caminamos al salón juntos y se sentía extraño, yo siempre iba sola, ahora tenía 2 amigos por así decirlo, cuando entramos, Tania estaba furiosa, todos nos miraban, a mi más porque iba con ellos, los chicos nuevos de los que todos querían ser amigos y estaban conmigo, eso era extraño.
- Veo que la travesti quiere evolucionar. / Dice Tania y todos se ríen, Diana se dirige a ella y la enfrenta.
- Si veo que te disfrazaste de niña.
- Hablo de ese monstruo al que custodian, como vas hacer amiga de eso.
- Ese es mi problema, prefiero llevarme con ella a llevarme con una persona hueca como tú.
Diana se aleja y todos se ríen, Tania grita y se callan, esta chica si es increíble.
La maestra ingresa y empezamos clases, me siento extraña ya que ahora pienso que tener amigos no es tan malo, Adriana me abandono, pero ahora veo que ella en realidad nunca fue mi amiga real.
Pasaron las clases y fueron bastante entretenidas, los demás me miraba con extrañeza, pero no me molestaban, ya se habían olvidado del incidente anterior y aunque Tania no se cansaba de revivirlo nadie le hacía caso.
Al salir de clases, Diana decidió ir a tomar un café, cosa que acepte así que nos fuimos enseguida. Estando en la cafetería conversábamos de varios temas, era divertido nos reíamos mucho y me agradaba la verdad por primera vez en años me sentía feliz. Después me acompañaron a mi casa Diana se fue dejándome sola con Agustín, maldita sea estar con él no me gustaba, me ponía nerviosa y él lo notaba.
- Sabes el pase muy bien hoy. / Dice con una gran sonrisa
- Si la verdad es la primera vez que salgo con personas a comer y esas cosas.
- Porque eres así, no es por ofenderte, solo tengo curiosidad.
- Mi mamá murió cuando tenía 6 años, y mi papá se le hizo más fácil vestirme como niño, ya que no sabía peinar ni vestirme como niña.
- Pero aun así eres hermosa
- No digas eso que lo voy a creer
- Es la verdad, me gustas mucho, pero quiero ir despacio, para conquistarte bonito
- Yo…he…no.…/ Estaba nerviosa, roja no sabía que decir.
- No digas nada, solo mañana espérame pasare por ti para ir a la escuela.
- Este bien.
Me dio un beso en la mejilla y se fue, me quede helada era la primera vez que me sentía así, no sabía cómo reaccionar, tenía miedo que me traicione, o peor aún que sea solo una burla para él.
Con todo entre a mi casa y me encontré la peor sorpresa que pueden darme.