— Vamos. — me susurra al oído.
Entonces me jala y me entra al coche antes de que pudiera decir o hacer algo.
— ¡¡Te lo explicaré está noche!! — gritó para que me escuche, pues Oliver pone el auto en marcha.
— ¿Él es tu novio? — pregunta Cris, sin verme a los ojos.
— No puedo creer que la pequeña Noah ya tiene novio. — dice Mateo con burla, pasando La mano por mi cabello.
— ¿De qué hablas? Erres un tarado. — quito su mano. — apenas y lo conozco.
— ¿Y vas a salir con él? — pregunta serio Bryan.
— Bueno, eso a ustedes no les incumbe. — digo más para Oliver que para ellos. Él cual permanecía en silencio mirándome a través del retrovisor.
Al llegar a la heladería pedimos nuestros sabores favoritos, para luego sentarnos mientras hablamos. Los chicos estaban hablando de lo que había hecho en vacaciones, y ahora entiendo porque no me habían buscado. Resulta que se habían dio de viaje y terminaron en un monasterio. Todos charlábamos y reíamos, excepto él. Oliver se había mantenido serio todo el tiempo, igual que de camino hacia acá.
Cuando de repente se levanta de la mesa, llamando la atención de todos.
— ¿Me podrías ayudar? voy a comprar unas chispas de chocolates en la tienda de al lado. — me mira serio.
Lo miro atentamente, sin entender ¿por qué tenía que ser yo? Además podía ir solo y yo estaba enojada por lo que había hecho hace unos minutos con Noah. Debía estar de broma.
— ¿Noah? — me mira Bryan. — te está hablando Oliver.
Todos me miran expectantes, y yo asiento, con una falsa sonrisa.
— Si claro, te ayudo. — me levanto.
Él empieza a caminar hacia fuera y yo lo sigo sin decir nada, cuando él comienza a hablar.
— ¿Eres su novia? — pregunta sin verme.
Eso me dejó sin habla ¿Estaba así todo ese tiempo por esa simple pregunta que no respondí? En todo caso ¿por qué debería? ¿Acaso se le olvida que sólo somos amigos? Le sigo hasta la tienda y al llegar allí le respondo.
— ¿Y si así fuera, qué? — sigo caminando y ahora soy yo quien lo deja atrás, pues se queda mirándome.
Cuando de pronto toma mi mano, deteniéndome, entonces me jala y pone contra la pared, acorralándome contra esta.
— ¿¡De que rayos hablas Noah!? — grita asustándome. — No puedes estar con él. — dice un poco más calmado y yo frunzo el ceño.
— ¿Por qué no puedo? — me mira con confusión. — dime la razón por la que no puedo. — digo con una ceja alzada. — que yo sepa soy libre, entonces ¿¡Dime cuál es la razón!? — le gritó también, él no debía estar enojado, yo era quién debía enojarse.
Él me mira contrariado, como si quisiera decir o hacer algo que no hace, como si algo lo detuviera, entonces da la vuelta y se marcha hacia la heladería. Y yo tenía unas enormes ganas de romper todo a mi paso, de pelear con alguien, él me estaba enloqueciendo ¿Qué rayos le pasaba? Además de loco, molesto y paranoico, me gritaba, estaba súper enojada con él.
Es tan idiota, egocéntrico y tan… lo odio, pero… aún así, mi corazón latía muy rápido cuando se acercó a mi, mi cuerpo de paralizó por completo y mis piernas perdieron movilidad. ¿por qué rayos me hace esto? Yo pensé que éramos amigos, ¿Acaso jugaba con mis sentimientos? Qué estúpida fui al decirle lo que sentía ¿Qué rayos esperaba? — me pregunto con rabia. — quizás…
— Te odio. — digo para mi misma y una lágrima se desliza por mi mejilla.
Limpio mi mejilla rápidamente y comienzo a caminar hacia mi casa. En el camino le envío un mensaje a los chicos por nuestro grupo.
«Me duele un poco la cabeza
Y me he ido a casa, pues estoy agotada»
Noah
…
Al llegar a casa me doy cuenta de algo, ¡tengo una cita! Cosa que nunca he tenido, aunque más que una cita, era sólo una salida profesional, de doctor paciente. Recuerdo sus palabras y sonrió, en verdad estaba loco, pero me gustaba esa locura.
No se que clase de ropa las personas sueles usar para eso así que le pido ayuda a mi hermana Rebeca, la cual busco por todo mi armario, hasta dar con una falda negra y de vuelo al final del closet y una blusa azul, pues según ella todo lo demás estaba mal, también dijo algo de que no parecíamos hermanas. Al final me coloque también mi abrigo blanco, azul y morado, que yo misma escogí, ya que Rebeca no estaba de acuerdo, y unas zapatillas, cortesía de ella, que por suerte no eran de tacón.
Me despido de ella y de mamá, a la que por cierto tuve que convencer, ya que no estaba de acuerdo con que saliera con alguien que ella no conocía en absoluto y además sola. Fue difícil convencerla y quizás le dije una pequeña mentira para que aceptará, como que Oliver vendría conmigo, no me culpen realmente necesito distraerme y no tengo más amigos que los chicos, lo cual es malo si quieres estar lejos de uno de ellos y siempre van juntos.
Pero al llegar a la entrada del cine me doy cuenta de algo, nunca intercambiamos números y tampoco planeamos mucho esta salida (por culpa de Oliver). No sabía que hacer o donde nos veríamos, así que decidí esperarlo fuera, pero no llegaba y empezaba a creer que me había dejado plantada, cuando siento que alguien cubre mis ojos, enseguida me asusto y lo aparto, encontrándome con él con una rosa roja y una bolsa.
Estaba vestido con un Jean blanco y una camisa negra, además su cabello estaba peinado hacia atrás dándole un aspecto de chico malo, pero muy sexy. Mis ojos lo recorren de arriba hacia abajo y al parecer el hace lo mismo. Parpadeo varias veces tratando de volver a la realidad, no debería estar pensando esto, debería estar enojada, si enojada, enojada Noah.
— ¡Oye! ¿Sabías que odio la impuntualidad? — digo tratando de permanecer enojada.
Él mira su reloj, confundido.
— ¿Qué? Pero si apenas son las 7:00 p.m. La película comienza a las ocho. — me mira sin entender. — ¿tú a que hora viniste?
Claro, por culpa del estúpido de Oliver no pude captar esa información tan valiosa. Ahora me siento como una idiota.