Al salir estamos muertos de la risa, resulta que la película era una comedia romántica, donde el chico trata de enamorar a la chica y en el proceso le pasan todo tipo de desgracias, y ahora nos reímos de él. Cuando de repente, de la nada, como si fuera la cosa más normal del mundo él para de reír para decir totalmente serio.
— ¿Te he dicho que eres hermosa? — paro de reír al instante, entonces se acerca más a mí. — tu sonrisa es hermosa. — me mira fijo, por lo que enseguida desvío la mirada, pero él levanta mi mentón haciendo que lo mire. — toda tu eres hermosa y me encantas. — acaricia mi mejilla.
Yo sólo lo miro totalmente embelesada, este chico que apenas conocía, era capaz de decirme esto y de hacer que mi corazón lata desembocado en mi pecho y yo… no era capaz de dar una respuesta, no era capaz de decir nada, porque no podía sacarme a Oliver de la cabeza, incluso en ese momento. Él me dedica una sonrisa.
— Te acompaño a tu casa. — se separa de mi. — sirve que así me aprendo el camino. — toma mi mano, sorprendiéndome. — es peligroso en las noches.
— ¿eh...? — sacudo la cabeza volviendo a la realidad y asiento. — pero si nos conocimos en la entrada de mi casa. — digo aún algo incómoda por nuestras manos juntas, solo que no era capaz de decir no.
— Pero que tonto ¿Cómo no me di cuenta? — se lamenta. — estuve pensando… — rasca su cabeza con nerviosismo. — que quizás… ahora que solos amigos y todo eso, podrías darme, ya sabes… tu número.
Si actitud me hace reír ¿Cómo era capaz de cambiar de una persona con tanta seguridad para confesarse, a un chico que temía pedir mi número?
— ¡Claro, apunta! — le sonrío.
— ¿E-en serio? — pregunta sin poder creerlo y yo río.
— Si. — asiento. ¿Cómo podía emocionarse sólo por mi número de teléfono?
Le doy mi número y luego me acompaña hasta mi casa, mientras hablamos. En serio disfruto de su compañía, me hace reír todo el tiempo y ver el mundo de una forma diferente, ya que no es como los chicos, él siempre me trata como una chica y creo que eso me gusta, pero lo más importante, hace que no piense en Oliver todo el tiempo.
Al llegar a mi casa nos despedimos y él se acerca para despedirse con un beso en la mejilla, al hacerlo acaricia suavemente mi mejilla, para luego susurrarme al oído.
— Espero que tengas dulces sueños, pero sobre todo que sueñes conmigo. — dijo para luego apartarse, dejándome toda colorida e impregnada de su delicioso perfume.
Luego se aleja y comienza a caminar, hasta salir del jardín. Lo veo alejarse y sonrió, definitivamente me gustaría corresponderle, creo que debería conocerlo mejor. Estaba fundida en mis pensamientos, mirando por donde se había alejado cuando escucho que alguien dice mi nombre, una voz inconfundible, una que sólo le podía pertenecer a… Oliver.
Cierro los ojos con fuerza sin saber si voltear o no ¿Por qué tenía que aparecer? Tan linda que estaba la noche. Decido voltearme y encararlo, después de todo no podía evitarlo toda la vida. Al hacerlo me doy cuenta de su cercanía ¿Cómo había llegado a estar allí tan rápido? Coloca sus manos en la puerta, a ambos lados de mi rostro, provocando que me sobresalte.
— Te diré la razón por la que no puedes estar con él. — me mira con intensidad y yo frunzo el ceño. — me amas a mi, no puedes amar a otro. — dijo sin más, haciendo que habrá los ojos con fuerza ¿Debía estar bromeado?
Lo iba a alejar de mi, cuando se acercó y me beso, dejándome en shock al instante ¿Qué estaba haciendo? La verdad me besaba como si fuera lo que había deseado todo este tiempo, lo cual me confundía, pero al mismo tiempo… me gusta. Pero no, él tiene novia y esa no soy yo. Reacciono y lo intento alejar de mi, pero él me toma con más fuerza y empieza a besarme con tanta intensidad, pasión y deseo al mismo tiempo, que terminó rindiéndome y dejándome llevar por él, por su beso.
Lo sé, debo estar volviéndome loca, pero es él, el me vuelve loca, sus besos me vuelven loca. Me pega contra la puerta y automáticamente subo mis piernas en su cintura. El beso se hacia tan intenso que parecía que acabaríamos en otra cosa, más nos separamos en busca de aire.
Nuestra respiración estaba tan agitada como la de los atletas después de correr un maratón y se mezclaban entre si, mientras su frente descansaba sobre la mía y nuestros pechos subían y bajaban. Enseguida bajo, volviendo a mi postura inicial, pues no quería que mamá fuera a salir a vernos así. Lo miro totalmente confundida.
— ¿Qué fue eso? — preguntó con un hilo de voz, más él permanecen callado mientras toma su rostro entre sus manos. — ¿Oliver? — llamo su atención.
— Un error… esto fue un gran error. — dice, para luego marcharse sin más.
¿Un… error? ¿Qué quiso decir con eso? — pienso aturdida. — ¿Acaso... Yo era un error para él? ¿Estaba jugando conmigo?
— Estúpida. — me digo a mi misma mientras cubro mi boca con mi mano, para aplacar los sollozos. — todo esto es tu culpa. — me digo con rabia, mientras dejo que mi cuerpo se deslice por la puerta hasta caer al piso. — ¿Cómo permites que juegue contigo de esa forma? Eres una idiota ¡Noah Migara! — digo mientras las lágrimas recorren mis mejillas, sacando todo lo que había guardado este tiempo.
¿Por qué rayos me hacía esto? ¿Acaso le hice algo? Esto debía ser un castigo divino, pero ¿Por qué? ¿Qué pecado abre cometido para pagar de esta forma? … quizás las personas tenían razón, no había un pecado peor que la estupidez, y yo pagaría caro el haber sido tan estúpida.
Pero se acabó, de hoy en adelante, seré una Noah diferente, no dejaré que vuelva a jugar con mis sentimientos, aquí se acababa esto. — me levanto desidia y me voy hacia mi habitación.
…
Al día siguiente, me levanto unos minutos antes y me voy caminando hasta la escuela. Al llegar me dirijo hasta el patio, hasta que toquen el timbre de entrada y me siento bajo un árbol. Entonces lo veo, estaba sentado en uno de los bancos leyendo un libro, sonrió. Enseguida me levanto y voy hacia él, para luego taparle los ojos.