Capítulo 5

Me encontraba en la salida esperando a que saliera, ya les había dicho a los chicos que se fueran sin mí, para poder esperarlo y hablar con él tranquilamente, mas ya había pasado un largo tiempo y no había salido ¿Se habría ido antes? ¿O sólo no note cuando salió?

Ya me había casado de esperar, cuando lo vi salir con una chica alta y delgada, con excelente figura y prominentes curvas, como una chica Barbie, su cabello era rojizo y largo, parecido a la seda, definitivamente era hermosa y por alguna razón eso me asusto. Salieron hablando tan entretenidos que ni siquiera notaron mi presencia, por lo cual me paré rápidamente frente a él y lo detuve, causando que frunciera su ceño e igual el de ella.

—     Necesito hablar contigo. — lo miro suplicante.

—     No veo de que. — dice frío y yo lo miro dolida.

—     Por favor yo… — intento decir, más me detiene.

—     ¿A qué estas jugando? Estoy harto de sus juegos, sólo déjame en paz Noah. — dice recio.

—     ¿Ustedes tienen el mismo nombre? — pregunta asombrada la chica. — ¿Entonces ella…? — me señala y la miro sin entender nada, aún no entendía ¿Quién rayos era?

—     Tú has silencio Paola. — dijo al instante y ella sólo rodó los ojos. — en cuanto a ti, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

—     Pero tienes que escucharme. — lo vuelvo a detener. — te aseguro que no es lo que parece. — digo con desesperación.

—     ¿Y que es? — me mira con detenimiento.

—     Yo no lo bese, el me beso a mí. — trato de explicar. — no estaba jugando contigo, en verdad no tengo novio.

—     Tu no ponías mucha resistencia. — replica con ironía.

—     Es que… — No se como explicarlo, pero tampoco quiero que crea que soy esa clase de chica que juega con los sentimientos de las personas.

—     No, Noah. Ya me harte de esta situación, un día no son nada, pero te abraza, al otro no son nada, pero se van juntos, me dices que me explicas y al próximo minuto están fundidos en un beso apasionado — me mira dolido. — sé que no tengo derecho a reclamar, no te conozco bien y aun así te confesé lo que sentía, yo fui el culpable, además no estás obligada a sentir nada y estoy a tiempo de retirarme. — respiro pesado. — lo entiendo, puse mi corazón en bandeja de plata, por una chica que vi sólo dos veces, debo estar loco. — suspira. — No sé a qué están jugando tú y tu “amiguito” la verdad yo no quiero ser parte, así que te pido que te alejes de mí. — dice mirándome a los ojos para luego voltear para empezar a caminar.

—     ¡Espera Noah! ¡Por favor, déjame explicarte. — lo sigo y veo como la chica lo detiene y le dice algo que no logró captar, para después besar su mejilla e irse.

Mientras Noah permanecía de espaldas a mi.

—     ¿Qué? — pregunta de repente. — ¿Qué es lo que me vas a explicar? No me debes una explicación Noah, después de todo, yo sólo un extraño y nada mas. — continuó caminando.

Aunque así fuera y él solo fuera un extraño, algo dentro de mi me impedía irme y dejar todo así, me importaba lo que él pensará sobre mí.

—     Sólo escúchame ¡Para! — suplico, al ver que no me hace caso.

Él se detiene, para luego voltear a verme más su expresión neutral cabía radicalmente al verme y va hacia mí, para luego limpiar algunas lágrimas en mi mejilla las cuales no note cuando salieron.

—     No llores, te escucharé, pero por favor no llores. — dice mirándome fijamente y yo sólo asiento.

No lo podía entender, cómo era que un completo extraño me trataba mejor que el chico con quien crecí. Nos sentamos en un banco y le cuento toda la historia, desde el principio, desde mi fiesta de cumpleaños, de cómo me enamoré de él, de cómo me rechazó y luego me hizo a un lado hasta cuando lo conocí y empezó a actuar extraño, le conté absolutamente todo. Debo confesar que fue liberador, sacar todo esto y fue de gran ayuda, que él escuchará sin juzgar o intervenir, aunque me ponía algo nerviosa que aún después de terminar de hablar no dijera absolutamente nada.

—     Entonces él te gusta. — pregunta rompiendo el silencio y desviando la vista.

—     Algo así, si. — lo miro de reojo, sin saber exactamente como decirle esto a un chico que se te declaró apenas ayer.

—     Y él a estado jugando contigo. — lo suyo más que una pregunta era una afirmación, por lo que sólo baje la cabeza algo avergonzada. — No te preocupes, te ayudaré. — dice seguro y me dedica una sonrisa.

—     ¿Qué? — pregunto sin entender.

—     Te ayudaré con él. — aclara y yo lo miro confundida.

—     ¿Qué? ¿Qué piensas hacer? — simplemente no lo entendía, ¿Él me ayudaría con Oliver?

—     Tu sólo deja todo en mis manos. — dice seguro.

—     Pero tu… — No lo entendía, simplemente no.

—     Crees que mis sentimientos por ti serán un obstáculo ¿Cierto? — voltea la mirada y me mira de reojo. — admito que me gustas mucho Noah, pero quiero que seas feliz y si te gusta ese idiota, yo no puedo hacer nada. — se encoge de hombros. — además, nunca dije que fuera amor, sólo que me gustaras así que esta bien.

Yo sólo lo miro de reojo y asiento, dijera lo que dijera, esto me parecía una pésima idea, además no es que yo quisiera estar junto a Oliver después de lo que hizo, la verdad si lo amaba, pero no era masoquista, estaba a punto de decírselo cuando.

—     ¿Quieres salir conmigo mañana? — dijo sorprendiéndome.

¿Me estaba invitado a salir? ¿Cómo podía cambiar de tema así de la nada?

—     Si, claro. — le brindo una sonrisa, todavía algo confusa. — pero…

—     Pero… — repite.

—     ¿Puedo hacerte la pregunta? — digo bajando la mira.

—     Hazla. — dice y puedo sentir su mirada sobre mi.

—     ¿Quién es ella? — digo sacándo la duda que tuve desde que la vi.

—     ¿De quién hablas? — pregunta, confundido.

—     Esa chica, la que estaba contigo, la que parecía perfecta. — juego con mis manos.

Espero su respuesta, más nunca llega, en vez de eso escucho su estrepitosa risa inundar aquella escuela desierta. Entonces lo miró ofendida, más él no para de reír, así que le doy un pequeño codazo, para que pare de reír.