…
Llego a clases y me siento en mi habitual silla. Los chicos están hablando de cualquier cosas, como siempre, más está vez pase de ellos totalmente y me concentre en mis deberes. Pasan dos aburridas horas en la que quiero gritarle a la profesora que deje de repetir, que el que no entendió que simplemente no pase la materia ( lo sé, suena un poco cruel, pero ya había repetido muchas veces y la chica no lo entendía, si no lo entendió la cuarta vez, era claro que la quinta tampoco.) Cuando oigo sonar la voz de los Ángeles, la campana.
Enseguida me levanto y empiezo a caminar rumbo al jardín, cuando Cris me detiene.
— ¿A dónde vas? ¿No vas a ir con nosotros? — pregunta con confusión.
— Lo siento chicos, hoy no puedo acompañarlos. — digo llamando su atención.
— ¿Y eso por qué? — pregunta Bryan con una ceja alzada.
— Es que me invitaron a almorzar, nos vemos luego chicos. — digo antes de que puedan preguntar más.
Bryan era muy sobre protector y Mateo muy celoso, por lo que no pensaba contarles, además no tenía porque, menos si Oliver estaba allí. Al salir, lo encuentro sentado bajo un árbol leyendo un libro, sonrió y me acerco sigilosamente a él, pero cuando estoy a punto de asustarlo escuchó su voz.
— Pensé que ya no vendrías. — levanta su vista del libro y yo lo miro sorprendida.
— ¿Cómo sabias que yo...?
— Te vi todo el tiempo. — dice y yo lo miro con incredulidad y él solo sonríe.
— Es mentira. — afirmo. — eso es imposible.
— Conmigo lo imposible se vuelve posible. — me guiña un ojo.
— ¿Qué haremos aquí? — desvío el tema.
— Vamos a almorzar. — dice sencillo.
— ¿Por qué aquí? — insisto.
— Porque me gusta aquí. — se encoge de hombros.
Yo lo miro con sospecha, algo dentro de mi decía que no era sólo por eso, pero aun así me senté, después de todo él no tenía por qué mentir. Nos pasamos todo el recreo charlando, hablamos tanto que la comida quedó casi intacta, pues de todo y de nada hablamos y reíamos.
— Te lo juro. — dijo sin parar de reír.
— Tu y todos los científicos del mundo están locos entonces. — replico. — las manzanas son saludables, todo el mundo lo sabe. — me niego a creerles.
— Pero todo hace daño en exceso. — dice parando de caminar. — Entonces ¿nos vemos mañana? — pregunta y yo asiento. — ¡genial! Hasta mañana mi pequeño clon.
Río y niego con la cabeza por el sobre nombre que me ha puesto, pues dice que como él es mayor que yo y él tuvo él nombre primero, entonces yo soy su clon, lo cual no tiene mucho sentido, ya que no nos parecemos en nada.
Entro al aula encontrándome con la mirada curiosa de todos los chicos en el aula y enseguida me inunda la incomodidad. ¿Qué rayos pasaba? Voy a mi silla y me siento, aun inundada por sus miradas.
— ¿Era con él que almorzabas? — dice Mateo, enseñándome una foto en su móvil.
En ella salíamos Noah y yo platicando en el jardín, con un eslogan que decía: “el nuevo integrante del harén de Noah” #LosNoahharén.
Podía adivinar sin mucho esfuerzo quién era la idiota que lo había subido, solo había una persona tan chismosa en esta escuela, Miriam.
Más su pregunta me descoloca, no por lo que preguntó, sino por su tono al hacerlo. Sonaba como si yo le debiera una explicación.
— ¿Qué pasa con eso? — lo mire confundida.
— ¿Él te gusta no es cierto? — me dice entre dientes y yo lo miro con confusión y sorpresa.
— ¿Qué te pasa Mateo? — lo mira a los ojos. — estas rebasando tu grado de estupidez el día de hoy. — digo seria. — y para tu información, Noah y yo sólo somos amigos.
¿Qué rayos les a todos pasaba últimamente?
— Perdón, es sólo que he estado muy nervioso y creo que me desquite contigo, Perdóname. — dice pasando las manos por su rostro con frustración.
— ¿Qué es lo que pasa? Además ¿Dónde están los chicos? — pregunto al notar su ausencia.
— Deben estar en detención. — rueda los ojos.
— ¿En detención? — pregunto atónita. — ¿Cómo rayos acabaron en detención?
— Oliver se peleó por Claudia, con un chico de último curso y los chicos se metieron en la pelea. — dice como si nada pasará.
Lo miro extrañada, sin entender nada. ¿Ellos se pelearon y él no? ¿Cris se peleó y él no? Aquí había algo muy extraño, era más fácil ver enojado a Mateo que a Cris.
— ¿Qué fue lo que pasó? — pregunto con cuidado. — ¿Pasó algo con los chicos?
— No, no pasa nada. — asegura, desviando la mirada.
— Por favor Mateo te conozco desde que éramos pequeños. — no entendía porqué trataba de ocultarlo.
Él suspira pesado.
— ¿Recuerdas que te dije que una vez estuve enamorado? — pregunta y yo asiento sin entender que tiene eso que ver. — en tu fiesta de quince, me le iba a declarar a esa chica. — me mira con una sonrisa triste y yo tomo su mano.
— ¿Entonces? — pregunto curiosa. — ¿Ella te rechazó?
— No, la vi besarse con alguien más. — dice bajando la mirada y yo lo veo algo impactada.
— ¿Con quién? — pregunto con suspicacia.
— Oliver. — dice y mis ojos se abren de par en par. — lo cual era ridículo, porque a él no le gusta ella. — negó con la cabeza. — por eso no me metí en aquella pelea, sé que no es su culpa, pero así se siente. Se siente como si tu mejor amigo te traicionera, cada vez que la besa o que la toca. — tomó su cabeza entre sus manos. — sé que está mal, pero desee que ese tipo le rompiera la cara, no entiendo porque no está con la chica que le gusta de verdad y… — cierra los ojos con fuerza. — a veces desearía tener frente a mí a esa chica y hacerle sentir lo mismo que me está haciendo sentir, pero luego recuerdo que es mi amigo y que no debería enojarme porque él sea feliz, me siento un miserable, un egoísta.
Lo miro sin saber que decir ¿Quería decir que Oliver estaba con Claudia sólo para olvidarse de otra chica? ¿Quién era ella? ¿Acaso...? ¡No! — saco esas ideas de mi cabeza.