Nobleza Híbrida

XXII

Aprobar o morir. 

En eso consiste la extracción, la prueba de admisión a Brandryliax. La carta solo fue una invitación ofreciendo un cupo para asistir a la academia, ya es cuestión del noble si la desea aceptar o no. Yo no fui informada de ello, solo me dijeron que debía aceptar y no perder la oportunidad. Fui engañada, conducida a la telaraña, dónde la araña me espera para clavar sus colmillos y dejar que el veneno se esparza por mis malditas venas, ésas por donde circula una sangre corrompida, genes de un linaje impuro. 

Quizá, la carta fue sólo un anzuelo y yo caí en él como una tonta. Quisiera creer que no fui la única en morderlo, pero comienzo a pensar que la nobleza de Aqueser no hizo más que agitar la carnada frente a mí para que cayera con mayor facilidad. Ahora es cuestión de cuánto tiempo pueda resistir, de qué tanto pueda jalar el anzuelo y evitar que me saquen del agua, porque no me daré por vencida tan rápido, ya la Adara cobarde no existe, o eso quiero aparentar, ya que sé que se esconde muy en el fondo de mí, esperando su momento para surgir y volverme una vez más la débil chica del Mancillar.

Aprobar o morir. 

La vieja Adara debe morir y la nueva aprobar. La nobleza híbrida tiene que aprobar, pero no en el nombre de Aqueser, ni en el nombre de los Megalos, sino en el mío y de lo que quiero demostrar en todo Midgadriel. Fui renegada, exiliada, apartada para que muriera sola, ahora es mi momento de renacer y la prueba en Brandryliax será mi catapulta, la trampa a la que fui guiada y la cual utilizaré en su contra.

Karsten, el noble que me enseñó a cómo controlar mi wunderment, ese en el que había comenzado a confiar y que terminó engañándome como los demás, se encuentra a mi espalda, viéndome entrenar por mi cuenta. Cuando me reveló lo que me esperaba en Brandryliax, reaccioné creando un muro entre nosotros, no sé cuál habrá sido su objetivo para mantener oculto el secreto de una prueba en la que de seguro buscarán acabar conmigo, pero eso no justifica el que me haya ilusionado, envuelto en un mundo de ensueño sobre cómo es Brandryliax y hacerme desear asistir con ansias a la tierra donde será mi ejecución.

Estoy sentada en la proa del barco, justo en la punta, tres aquoesferas flotan delante de mí, las escudriñó con la mirada, voy cerrando mi mano, con cuidado de no reventar las esferas de agua, estás comienza a aplanarse, pero terminan estallando y el agua cae sobre el océano. Imaginar una forma, esculpirla con la magia, la cual se convierte en magia elemental para controlar un wunderment, modificar un ataque no es tan fácil como lo hace creer la reina, se requiere de un gran esfuerzo y de mucho maná para lograrlo. 

Suelto una exhalación y me recuesto sobre la madera de la proa, dejando que la brisa choque contra mi cuerpo, cierro los ojos para descansar un poco y recuperar algo de energía para seguir con el entrenamiento. Levanto la mano y el viento impacta contra ésta, la muevo en círculos y siento como el aire ha comenzado a circular a mi alrededor, es suave, refrescante, se siente bien. Muevo las manos rápidamente y la corriente se hace más fuerte, pero no violenta, mi flequillo choca contra mi frente y suelto una leve risa. Sin embargo, mi mano es detenida y abro los ojos para saber por qué.

Un aquolátigo está enredado en mi muñeca, dirijo mi vista hacia su creador, encontrándome con Karsten en el segundo nivel, me mira con desaprobación y yo aprieto la mandíbula. No puede prohibirme manipular mi segundo elemento, forma parte de mí al igual que el agua. Me levanto del suelo para protestar, pero comprendo al instante la desaprobación de Karsten. Aún no sé controlar el viento y soy un peligro por ello.

El aquolátigo se deshace mientras veo el piso a mi alrededor, he dibujado caótico círculo a mi alrededor, la madera parece como si hubiese sido cortada por una filosa hacha y hubiese sido arrancada y arrojada sin sentido alguno por la proa, incluso hay una clavada en una de las paredes del barco.

—No volváis a hacer eso —ordena Karsten y salta de la segunda planta hacia el siguiente piso y camina en mi dirección.

—Lo siento.

—No sabéis controlar el wunderment de Windrinka, ¿sabéis lo peligroso que puede ser eso?

—Ya ha sido suficiente con vuestros regaños —bramo—. En algún momento tendré que aprender a controlar el wunderment de Windrinka, así que no es vuestra decisión si decido dejar de utilizarlo o no, es mía.

Choco mi hombro contra el suyo cuando le pasó por un lado y subo por las escaleras al siguiente nivel, dónde una pequeña cabina me espera, hay muebles blancos en forma circular en su interior, los cuales rodean un contenedor lleno de piedras dragoonles, tomo dos de ellas y las estrello una contra la otra y las arrojo deprisa sobre el contenedor cuando comienza a manifestarse el fuego, creando así una fogata. 

Las piedras dragoonles son el resultado de los cálculos que se forman en los riñones de los dragones, es un mineral que genera un gas inflamable y cuando se crea una chispa cerca de ellas, se incineran, pero lo peculiar en ellas, es que no se consumen tan fácilmente, pueden ser rehusadas en varias ocasiones. Cabe acotar que son muy raras de conseguir, no es muy común ver dragones hoy en día, a no ser que se viva en Flebernem.

La noche ya está por caer, el crepúsculo está acabando y le doy un último vistazo al horizonte, por donde se está ocultando el sol, ya esa pigmentación anaranjada se está desvaneciendo de la superficie del mar. Ha transcurrido un día desde que partimos del castillo, desde que dejé a mi familia con la realeza de Aqueser, al principio no estaba tan preocupada por ellos, pero la verdad no sé qué creer ahora después del engaño de la familia real.




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