Nobleza Híbrida

XXIX

Conciliar el sueño se me hace imposible, no puedo ver al resto de mis compañeros dormir con placidez, me perturba. Cómo se puede llegar a estar tan sosegado mientras que podríamos estar rodeados por el enemigo. Se me revuelve el estómago al recordar los acontecimientos de hace unas horas, desde que me adentré al mundo de los nobles he presenciado demasiados asesinatos, que ya debería por lo menos tolerarlos, pero es muy diferente ver un cadáver a contemplar como la vida es arrebatada a través de un suspiro. La primera señal del abandono del alma es cuando el brillo en los ojos desaparece, así lo pude presenciar en la nobleza de Zerstodow cuando las jabalinas rocosas de Fleury le atravesaron el corazón, su esclerótica se redujo de nuevo a su iris y su mirada se perdió justo por el mismo rumbo donde su alma emprendió el camino hacia el más allá.

No he parado de frotar mis manos desde hace una hora aproximadamente, aún no sé si lo hago para proporcionar algo de calor a mi cuerpo o es una respuesta en inercia gracias al miedo que me niego a manifestar; no puedo dejar que tome control, pero no sé cuánto más tiempo pueda resistir a esos pensamientos que no dejan de rondar en mi cabeza, esa voz que no para de decir que voy a morir, que no soy tan fuerte como los demás y que jamás seré una nobleza. Nunca quise pertenecer a este mundo, pero en el interior lo quería conocer, ahora que tuve la oportunidad, quedé atrapada en esta maldita trampa hecha con garrotes de oro y cerraduras de diamantes manchadas con la sangre real. Lo único que me consuela, es que, si muero, dejaré un legado deshonroso en la historia de la nobleza de Midgadriel, una hibrixter que logró aspirar a una posición en la realeza, a pesar de que nuca estuvo en mis ideales.

¿Qué es lo que en realidad planeo hacer en un futuro no muy lejano? ¿qué es lo que quieres, Adara? No puedes deambular en la vida sin ningún objetivo, estoy viva y quiero estarlo, pero, de qué sirve estarlo sin tener un motor de impulso, una meta que cumplir y sentirse realizado, yo quiero sentirme así, no como una escoria, un tumor más en este mundo que no aporta nada. Aprobar la extracción y callar a los otros reinos no es mi objetivo, es de la familia real de Aqueser, eso lo tengo en claro, sin embargo, sé que podría sacar algo de provecho en ello, pero, ¿qué? ¿qué provecho podría sacar de la sociedad que me renegó y que aún lo sigue haciendo? La verdad no quiero nada de ellos, lo único divertido que podría encontrar, es que todo se destruyeran entre sí y que sus imperios se vinieran abajo, pero eso sería imposible.

Luego de haber luchado contra esos nobles, huimos de la zona donde se perpetuaron los hechos sangrientos, aún poseemos dos piezas, ya no está bajo nuestro poder la del reino de Flebernem, fue una de las partes que ese noble de Sthaliver destrozó, pero en cambio, hemos obtenido la pieza que corresponde al reino del acero gracias a la celeridad de los ataques Lloyd, de lo contrario, ese noble habría destrozado tres piezas en vez de dos. El noble de Helligkshine duerme con placidez, agotó gran parte de sus energías dado que estaba en notoria desventaja, Fleury fue otra gran combatiente que consumió su maná en la batalla, mientras que Lamec se sigue recuperando de sus heridas. Kineo por su lado, me ayuda con la vigilia desde el otro lado del campo, aunque la verdad soy yo quien le aporto un ojo de más a su técnica con las cartas de Galatea.

Kineo es un noble de pocas palabras y cuando tiene algo que decir, suelen ser ideas brillantes, no podrá ser tan inteligente como Fleury, pero es el único en este grupo que puede idear planes estando bajo presión, creó un mapa en escala de los riscos de Lenus para que tuviésemos una pista del lugar donde estuviésemos, fue quien planeó el contrataque hacia el wendigo con las semillas ordet cuando estábamos en peligro y fue a quién se le ocurrió la idea de utilizar su aircontrol para potenciar el pyrocontrol de Lamec, logrando así incrementar sus poderes y crear una defensa suprema y hacer retroceder a tres nobles cuando llevábamos la desventaja. Un hombre de pocas palabras, pero con acciones que dicen demasiado.

Las cartas de Galatea rodean el campo en el que nos encontramos, el noble de Windrinka ha recuperado suficiente maná como para volverlas a manipular al igual que su wunderment. Lloyd una vez alabó el espléndido control distributivo que el peliverde posee, no obstante, me pude percatar que Kineo utiliza magia neutral para poder controlar este tesoro oculto de Midgadriel, no la magia elemental como el resto de nosotros lo hacemos, lo que quiere decir que él posee mucha más experiencia que nosotros.

—¿Tengo algo raro en la cara? —Me pregunta y cambio el cursor de mi vista deprisa. No me había percatado de que lo estaba mirando fijamente.

Ya no hay casi estrellas en el cielo, eso quiere decir que dentro de unas horas amanecerá, nunca había estado tan feliz de presenciar una vez más el amanecer. Cuando vivía en el Mancillar, siempre me escabullía del hogar de la familia Megalos e iba al bosque a apreciar tan bella vista, el cielo atestado de un repliegue de nubes entre amarillentas, anaranjadas y rojizas, el sol poniente reflejándose sobre la superficie cristalina del lago y los guebatillos revoloteando entre las ramas con su precioso cantar matutino, gracias a eso, aprendí lo que era paz y lo efímera que podía ser, por más que uno se intentara aferrar a ella. Valiosos momentos que atesoraré en ese rincón de mi mente donde guardo maravillosos recuerdos como esos.

Los pasos de Kineo me advierten de lo cerca que se encuentra de mí, me da vergüenza mirarlo al rostro y me dispongo a jugar con una vara, clavándola sobre la grama, para luego levantarla y hacer volar por los aires una mezcla de pasto con trozos de barro. Se me sienta a un lado, manteniendo la suficiente distancia para no invadir mi espacio personal, de seguro analizo la reacción de mi cuerpo y supuso que estaba algo incómoda; Kineo es igual de analítico que yo.




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